Tres millones de personas
en pobreza extrema.
La renta familiar cae a niveles del año 2001;
el 6,4% de españoles al borde de la exclusión
Un informe de Cáritas alude a una década
perdida
La crisis y los recortes están golpeando con tal
dureza a la sociedad española que las rentas se han desplomado a niveles de
hace diez años. Ya hay tres millones de personas en una situación de pobreza
extrema, la antesala de la exclusión. Y la capacidad adquisitiva, 18.500 euros
de promedio por español en 2012, es inferior a la del año 2001. Los detalles de
este retroceso los presentó ayer Cáritas en un informeque habla de una década perdida.
El
escenario que dibuja el estudio Desigualdad y Derechos Sociales. Análisis y
Perspectivas 2013, elaborado por la Fundación Foessa (Fomento de
Estudios Sociales y Sociología Aplicada) a partir de diferentes fuentes
oficiales, es de una situación de dureza sin precedentes recientes, según la
entidad humanitaria. El descenso en la cantidad de dinero que manejan las
familias obedece al efecto combinado de la caída de los ingresos (un 4%) y la
subida de los precios (10%). Y se traduce en un empobrecimiento que “avanza a
la carrera”, añade Carlos Susías, de la Red Contra la Pobreza y la Exclusión
Social España (EAPN). Especialmente entre los más desfavorecidos. “Es una
verdadera barbaridad la evolución de los últimos años”.
El retroceso de los ingresos afecta de forma
especialmente cruenta a las rentas más bajas, una categoría que no deja de
reclutar ciudadanos. El 21,8% de los españoles vive en pobreza relativa —en
2008 la tasa estaba en 19,6%—. Son 10 millones de personas. Este índice (que
fija Eurostat) corresponde al 60% de la mediana de la renta nacional. Es decir,
una persona es pobre si vive con menos de 7.300 euros anuales. Por cada adulto
que se suma a la unidad familiar, habría que incluir la mitad de esta cantidad,
y un 30% por hijo. De esta forma, una pareja con dos hijos está por debajo del
umbral de la pobreza si cuenta con menos de 15.330 euros para pasar el año.
La
situación de pobreza severa (30% de la renta mediana, 3.650 euros anuales)
también crece, y ya alcanza al 6,4% de la población —4% en 2008—. En total,
unos tres millones. Para José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación de
Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, este último dato es especialmente
preocupante. La pobreza extrema es el peldaño anterior a la exclusión social.
“Recuperar a estas personas exige una media de 10 años de una intensa
intervención social, y esto supone un enorme coste humano y de recursos”, añade
este especialista en servicios sociales.
Hay
datos sobre los que el informe presta especial atención. Por ejemplo, el que
indica que un 38% de los hogares monoparentales con un hijo o más vive por
debajo del umbral de pobreza y el 11,7% de pobreza extrema, según la Encuesta
de Condiciones de Vida del INE de 2011. O que el porcentaje sea similar (48%
bajo el umbral de pobreza) en el caso de familias con dos adultos y tres hijos
a su cargo. “No hay que olvidar que la pobreza es el acelerante que lleva a la
exclusión”, insiste Susías, “y que esta es mucho más compleja de combatir”.
Hasta
hace un año, los informes Foessa, destinados a diseccionar la realidad social
del país, no tenían una periodicidad fija. Tras el de 2008 se elaboró el de
2011. Sin embargo, dada “la velocidad de la evolución” de la crisis, sus
responsables decidieron no dejar pasar más de 12 meses antes de volver a tomar
el pulso de la situación, explicó ayer el secretario general de Cáritas,
Sebastián Mora, durante su presentación. “Si el anterior informe revelaba que
la pobreza en España era más intensa, más extensa y más crónica, hoy se puede
decir que ese proceso de empobrecimiento se ha profundizado en extensión”,
añadió Mora.
Una
de las consecuencias de la crisis y el desempleo es el intenso incremento de la
miseria. Otra, “el aumento sin precedentes de la desigualdad de su
distribución” en la sociedad. Desde 2006, los ingresos de las personas con
menos recursos han caído año tras año un 5% mientras en los hogares más
acomodados la tendencia ha sido la inversa. El resultado de ello es que desde
el inicio del hundimiento económico, en 2007, la diferencia entre los más ricos
(el 20% de personas con mayores rentas) y los más pobres (el 20% con menos
ingresos) ha aumentado un 30%.
Esta
es la sombría fotografía de la crisis hoy en día. Pero el futuro, una vez vayan
desapareciendo los nubarrones y repunte la actividad económica, podría ser
igual de malo o incluso peor para los ciudadanos más desprotegidos. Cáritas
advirtió que la contundencia y la multiplicación de los recortes sociales están
sentando las bases para que el impacto de la crisis se cronifique entre los más
desfavorecidos. Y que los “ajustes en bienes básicos, la reducción de
prestaciones sociales y la exclusión de grupos de ciudadanos de servicios
elementales” pueden convertirse en un obstáculo insalvable a la hora de sacar
de la pobreza a la legión de ciudadanos que han quedado atrapados en ella. “Los
recortes en los servicios públicos de bienestar pueden suponer una ruptura
definitiva para los más pobres”, insiste el informe. “Corremos el riesgo de
abandonar a su suerte a las personas más desprotegidas”, concluyó Sebastián
Mora.
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