La troika avala la tasa del 20% a los depósitos que planea el Chipre
Los diputados chipriotas se preparan para votar una quita a los grandes depósitos.
Nicosia se ha despertado esta mañana con árboles tirados en las aceras por culpa del vendaval que azotó a la capital durante la noche. Pero la tormenta que realmente preocupa a los chipriotas es la que cae sobre sus bancos: el Parlamento aprobó ayer viernes la liquidación de Laiki y dio luz verde al control de capitales necesario para evitar que el pánico bancario se apodere de la isla el próximo martes, cuando reabran los bancos.
Los diputados se preparan también para votar hoy o mañana una quita a los depósitos de más de 100.000 euros para los clientes del Banco de Chipre, el más importante del país y el que cuenta con más grandes fortunas rusas. Lo que eufemísticamente se ha denominado como tasa podría ser de hasta el 20%, según dijo el ministro de Finanzas, Mijailis Sarris, aunque los detalles aún no son definitivos. Los inspectores de la troika (UE, FMI y BCE), reunidos con Sarris desde esta mañana, han dado por el momento su visto bueno a la tasa del Gobierno, una suerte de plan B.
En realidad, el plan B se parece mucho al A. Después de envolverse en la bandera y rechazar la quita en los depósitos que exigían Bruselas y Berlín, los diputados de la minúscula isla del Mediterráneo deberán pronunciarse sobre un paquete de medidas que incluya un castigo a los ahorradores, aunque dejando libres a los que tengan menos de 100.000 euros. El presidente Nikos Anastasiadis volará a Bruselas para participar mañana en el Eurogrupo que abordará el último episodio de la crisis del euro.
Los gobernantes chipriotas deberán decidir entre una quita que afecte solo al Banco de Chipre -la reestructuración de la otra entidad con problemas, Laiki, ya se aprobó el viernes- o a toda la banca. La primera opción supondría que los grandes ahorradores del Banco de Chipre perderían en torno al 20%; la segunda se traduciría en una quita inferior pero que se aplicaría a los más ricos de cualquier entidad. Se estima que, de los cerca de 68.000 millones de euros que atesoran los bancos en sus tripas, unos 38.000 superan la cantidad, en teoría, garantizada por las normas europeas.
Si los ahorradores del Banco de Chipre esperan ansiosos para saber qué va a ser de su dinero, los de Laiki -la segunda entidad del país, cuyo nombre oficial es Banco Popular- ya están sentenciados. Al filo de la medianoche del viernes al sábado, el Parlamento dio el visto bueno a la división de la entidad en un banco bueno, que englobará a los ahorradores más modestos y los préstamos sanos, y uno malo, con las grandes fortunas y los activos más tóxicos.
"Los que tengan su dinero en el banco malo no lo recuperarán en los próximos años, y cuando lo hagan será una cantidad muy inferior a la que pusieron", comenta en un corrillo frente a la Cámara de Representantes Christos Passios, periodista del canal público de televisión RIK. "Estos esfuerzos son solo el inicio de más sufrimientos. Por desgracia, nuestros socios europeos no tratan de apoyarnos, sino que nos dirigen a la catástrofe", dijo en el pleno el líder de la oposición, el comunista Andros Kyprianou.
Además de la reestructuración de Laiki, el Parlamento aprobó la creación de un fondo de solidaridad que contaría con bienes del Estado y de la Iglesia Ortodoxa, y el control de capitales, lo que de facto alarga el corralito chipriota hasta nadie sabe cuándo. Averof Neophytou, vicepresidente del partido conservador en el poder, se disculpó ante el pais por lo que él y sus compañeros acababan de decidir. "Todos nosotros tenemos parte de culpa", admitió.
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