Carrera electoral para ganar en la España que nunca importó.
Los partidos, conscientes de la importancia electoral de las circunscripciones pequeñas, se lanzan a por el voto de las zonas rurales y despobladas que hoy protestan en Madrid.
Albert Rivera se subió a un tractor. Pablo Casado, hace unas semanas, se fotografió junto a un ternerito. Pedro Sánchez, con el pin de la Agenda 2030 en la solapa quiere combatir la despoblación reforzando los cuarteles militares. Podemos propone una renta rural y en Vox directamente se autoproclaman el partido del mundo rural. Después de años en el olvido, presupuestario en algunos casos y programático en otros, todos los partidos se esfuerzan para ganar el voto de la España interior y despoblada, conscientes de que las circunscripciones más pequeñas tendrán un papel clave en las elecciones del 28-A.
«Este interés responde a algo muy básico: necesitan votos para ganar», indica María José Canel, catedrática de Comunicación Política en la Universidad Complutense, quien explica a ABC que partidos como Ciudadanos (Cs) o Podemos ya han alcanzado una fase de madurez que les permite intentar cazar votos más allá de sus feudos clásicos, las grandes ciudades. «A Vox, en cambio, no creo que le compense hacer campaña en zonas rurales porque muchos votos se le van a ir a la papelera», añade la catedrática, quien espera que el partido de Abascal se centre en concentrar electores en los grandes municipios antes que pelear por el tercer o cuarto escaño en provincias pequeñas.
La España interior
De cualquier forma, Canel considera «positivo» que los partidos se preocupen por la España interior, pese a que antes no le hubieran prestado tanta atención. Eso sí, salvo «que utilicen estrategias rurales para ganar las elecciones y llegados al poder se olviden. Eso sería reprobable», resuelve la catedrática de Comunicación Política.
El aparato, es decir, tener un montón de gente dispuesta a hacer campaña por un partido, es fundamental para la batalla por el voto en territorios rurales ya que, como suscribe Canel, «las agendas allí son muy particulares». Esta peculiaridad obliga a las formaciones a conocer las demandas de estas zonas y ofrecer medidas concretas para satisfacerlas, algo que no se puede conseguir sin la implantación territorial de la que disfrutan PP y PSOE–con concejales y alcaldes en todos los pueblos– y en la que trabajan Ciudadanos y Podemos. «Para ganar este voto es clave que los partidos sepan lo que demandan allí los electores», apuntala Rubén Tamboleo, consultor político.
Castigo al incumplidor
Ahora bien, si las fotos de campaña no se acompañan con el posterior cumplimiento de las promesas, habrá castigo. Así de claro lo anticipa Canel: «Que los políticos no se equivoquen. Si deciden ir a por el voto rural, más vale que se aseguren de que van a poder llevar a cabo lo que prometan. Si no, perderán voto rural para siempre». Especialmente relevante resulta esta advertencia cuando, apenas un mes después de las generales, hay unos comicios autonómicos y municipales.
Una de las formaciones que se ha lanzado con más fuerza a la campaña por este votante tradicionalmente olvidado es Ciudadanos, desde donde critican las políticas que PP y PSOE han aplicado estos años. «No pueden resultar más decepcionantes, porque la realidad es que los pueblos rurales del interior de España no han dejado de perder población en las últimas décadas», carga Toni Roldán, quien también defiende que en su partido «siempre» han apostado por el mundo rural. «No entiendo cómo algunos partidos que en las últimas elecciones proponían fusionar los municipios con menos de 5.000 habitantes o eliminar las diputaciones provinciales y el Senado, órganos fundamentales para el medio rural, pueden decir ahora que lo defienden», replica la senadora del PP por Soria Mar Angulo, presidenta de la comisión especial sobre la Evolución Demográfica del Senado, quien insiste en que el mejor aval de su partido es, justamente, el trabajo realizado en estos territorios.
«El compromiso con el medio rural se escribe en las leyes y, además, se puede comprobar en el Presupuesto», reivindica la senadora del PP, quien enumera medidas como el plan para dotar de internet a las zonas despobladas, la tarifa plana durante 24 meses para los autónomos en municipios de menos de 5.000 habitantes o el plan de vivienda. «¿Hay que seguir haciendo cosas? Por supuesto, pero yo siempre digo que qué hubiera sido del mundo rural sin estas medidas», reflexiona Angulo.
Al margen de las palabras, las fotos costumbristas y las promesas de otras campañas están los hechos, que son los que mandan. La falta de servicios en la España interior no es desconocida, como tampoco lo son sus deficitarios sistemas de telecomunicaciones.
Olvido histórico
Un ejemplo en este sentido, aunque quizá no es tan conocido como el del tren extremeño, es el del ferrocarril en Soria, donde sólo hay una línea que une la capital del Duero con Madrid. Este viejo ferrocarril colecciona retrasos y averías y, entre los años 2014 y 2017, únicamente recibió 2 de cada 10 euros que el Gobierno presupuestó para su mejora. Se comprometieron 10,8 millones y sólo se invirtieron dos. ¿Dónde están esos 8 millones? En Soria también se lo preguntan cuando suben a un tren cercanías en Madrid, circulan por las autopistas vascas o ven en las noticias que Cataluña vuelve a ser una de las regiones más agraciadas con los Presupuestos. Y ejemplos así, o muy parecidos, sobran enlugares como Teruel, Cuenca, Cáceres, Jaén, Palencia...
«El olvido político en la España interior ha sido enorme y no es comparable al que haya podido darse en otros países de nuestro entorno, como Francia, Reino Unido, Alemania o Portugal. Aquí es mayor», asegura Tamboleo, que con esta afirmación da la razón a esos españoles que se sienten de segunda, que parecen no contar cuando se habla de la unidad de España –quizá porque su compromiso se da por supuesto–, a los que los Gobiernos y políticos abandonan salvo para hacerse la foto en campaña y que hoy se manifestarán en Madrid, cansados de aguantar callados como las cristianas viejas de Machado quien, por cierto, algo sabía también de los problemas de la España interior.
AHORA PROMESAS Y LUEGO OLVIDO.