Palacio en Mallorca(foto J.A.Miyares)
El BCE urge a España a aplicar los ajustes con “legislación de emergencia”
Guindos arremete contra los “planteamientos absurdos” que invitan desde Bruselas a pedir ayuda al fondo de rescate para la banca.
España es el gran riesgo, el país que puede desencadenar un nuevo capítulo de la crisis fiscal europea. En un movimiento inaudito que pone de manifiesto ese secreto a voces, el Banco Central Europeo (BCE), la institución que lleva las riendas de la respuesta europea a la crisis, instó este viernes al Gobierno español a tramitar por la vía rápida los Presupuestos de 2011. Europa quería un ajuste rotundo, y ahora lo quiere deprisa: “Es preferible que el presupuesto se tramite con legislación de emergencia”, explicó este viernes en Copenhague el alemán Jorg Asmussen, miembro del comité ejecutivo del Eurobanco, el sanedrín que decide los tipos de interés, la barra libre de liquidez para la banca y la titubeante compra de bonos de los países con problemas cuando las cosas se desmadran en los mercados de deuda.
Las cuentas públicas llegarán al Congreso el próximo martes, y los trámites parlamentarios podrían demorar la aplicación de los recortes de gastos y las subidas de impuestos hasta bien entrado el mes de junio: apenas medio año para usar la tijera y recortar el déficit del 8,5% al 5,3% del PIB. Eso, en condiciones normales. La prueba de que las condiciones de España son extraordinarias son las prisas del BCE: “El presupuesto es satisfactorio. Pero es preferible que las nuevas medidas se pongan en marcha tan pronto como sea posible, antes de junio, para que tenga el máximo impacto en 2012”, dijo Asmussen, que fue uno de los principales asesores económicos de la canciller Angela Merkel en el Ejecutivo alemán y ha aprendido a toda velocidad la retórica tradicionalmente dura, severa, de los banqueros centrales germanos. El BCE tiene el problema perfectamente identificado: además de la vía urgente, quiere tener de inmediato toda la información “sobre cómo se van a reducir los déficit de las comunidades autónomas”.
España está por la labor, pero es evidente que esa presión no agrada al Ejecutivo. “Independientemente de lo que diga el BCE”, replicó el ministro de Economía Luis de Guindos, “los presupuestos demuestran el compromiso con la austeridad”. Eso sí, “hay una serie de trámites parlamentarios que se pueden acortar”, concedió.
El examen a España no se detiene. Después del desafío lanzado por el presidente Mariano Rajoy sobre el objetivo de déficit apelando a la “soberanía nacional”, el Eurogrupo impuso al Gobierno un recorte mayor del que esperaba. Ahora es el BCE quien trata de acelerar su aplicación. Ya con el anterior Ejecutivo de Zapatero el BCE reclamó por carta –una carta que, por otra parte, nunca apareció-- reformas ambiciosas a cambio de rebajar la presión en los mercados con la compra de deuda pública. El papel del BCE es fundamental para España: los bancos españoles han acudido de forma masiva a la barra libre de liquidez, que indirectamente consiguió rebajar la prima de riesgo durante meses. Sin esa respiración asistida, los problemas están asegurados. Ahora la presión ha vuelto y los intereses de la deuda han escalado en torno a medio punto en el último mes, y a cambio de la respiración asistida para los bancos el BCE exige “legislación de emergencia” para los Presupuestos del Estado.
La salud de los bancos es una de las grandes preocupaciones tanto en Fráncfort como en Bruselas: en los últimos días una alta fuente comunitaria aconsejó al Gobierno que no descarte pedir ayuda al fondo de rescate si los precios de la vivienda se desploman y la banca necesita un colchón de capital adicional. “Me parece impensable ese tipo de planteamiento absurdo”, zanjó Guindos, visiblemente molesto por la mera posibilidad de que alguien en Bruselas se plantee que España pueda necesitar acudir al cortafuegos. Esa eventual medida “nunca ha estado sobre la mesa del Gobierno; la Comisión Europea nunca la ha planteado”, dijo el ministro. Guindos considera que las provisiones extra que ha pedido el Ejecutivo a la banca, 52.000 millones de euros, “se basan en estimaciones realistas que aproximarán la valoración irreal de los activos inmobiliarios a una valoración de mercado”.
Los capitanes de Bruselas y Fráncfort, de visita en Copenhague para el Ecofin informal que organiza la presidencia danesa de la UE, parecían este viernes medianamente satisfechos con España y sus presupuestos, que Guindos defendió como “los más austeros en muchos, muchos años”. A los socios europeos les gustó la música de los recortes españoles, aunque el grado de apoyo es variable; voluble. “La situación de España es difícil”, dijo este viernes el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker. “Es muy difícil”, terció el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn. “España ha mostrado su determinación con las reformas y los recortes”, abundó Rehn, que esperará hasta la semana que viene para hacer una evaluación de los Presupuestos.
Las piezas empezaban a encajar en Europa y algunos de sus líderes han anunciado que lo peor ha pasado ya en las últimas semanas. Demasiado pronto para cantar victoria; ese es un mal común en política. Una pieza sigue sin ajustarse: la marca España chirría en los mercados y está bajo vigilancia en Bruselas. A la lupa de Comisión, que enviará una misión a Madrid dentro de 15 días, se suma ahora la de Fráncfort. Palabras mayores. “El BCE, una institución supuestamente independiente, se mete en política cuando insta, apremia a acortar plazos que están perfectamente tasados en el trámite parlamentario. Pero cuidado: es el BCE”, explicaron fuentes diplomáticas en Bruselas.