Iglesias pacta no interferir en la negociación de Sánchez con ERC
El Gobierno ve margen para lograr la abstención de los independentistas pero llevará tiempo.
Los actores son los mismos, pero todos han aprendido de los errores del pasado. Los protagonistas del complejo pacto que se está fraguando para sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez están dando todos los pasos necesarios para que salga adelante. Uno de ellos lo pactaron el presidente y Pablo Iglesias el lunes: Unidas Podemos no interferirá esta vez en la negociación con ERC, que llevará en exclusiva el PSOE. Iglesias intentó mediar en 2018 para pactar los Presupuestos y no funcionó. Los socialistas tienen ya avanzados varios apoyos y creen que hay margen para lograr la abstención de ERC, aunque llevará tiempo.
Lo que parecía imposible en julio, el pacto con Unidas Podemos, se resolvió en una hora. Pero lo que entonces estaba casi hecho, la abstención de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), ahora costará semanas. Los independentistas se van a resistir, según admiten tanto en el Gobierno y en ERC como en Unidas Podemos, porque necesitan convencer a los más duros en un ambiente político muy complejo en Cataluña después de la sentencia del procés. Pero en el Gobierno y el PSOE creen que hay margen para lograr esa abstención en el marco que fijó Pedro Sánchez el pasado jueves: una apuesta por el diálogo para resolver la “crisis política” en Cataluña al que ahora hay que darle forma. El PSOE espera contar con 169 diputados —Unidas Podemos, PNV, Más País, PRC, CC, BNG y Teruel Existe— pero necesita la abstención de ERC.
Esta vez la negociación está muy controlada para evitar fracasos como el de febrero, cuando los independentistas hicieron caer el proyecto de Presupuestos Generales del Estado que habían pactado PSOE y Unidas Podemos, o el de la fallida sesión de investidura de Sánchez en julio. Ahora hay una novedad importante. En su encuentro del martes, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pactaron que será el PSOE en exclusiva el que busque todos los apoyos o abstenciones, incluida la de ERC. La visita de Iglesias a Oriol Junqueras en plena negociación de los Presupuestos en 2018 no se repetirá ahora. Tampoco los comunes negociarán nada, pese a la mayor afinidad que algunos de sus dirigentes, como el portavoz del grupo de Ada Colau en el Congreso, Jaume Asens, tienen con el mundo independentista.
Esta vez la sintonía entre Sánchez e Iglesias parece completa por un objetivo común: que salga adelante la investidura. Por eso no habrá interferencias, o al menos eso es lo acordado.
Sánchez controlará la negociación directamente a través de una de sus personas de la mayor confianza, Adriana Lastra, vicesecretaria general y portavoz parlamentaria del PSOE, la dirigente clave a la que ha encargado sacar adelante los apoyos. Carmen Calvo mantiene el contacto con Pere Aragonès, vicepresidente de la Generalitat y hombre fuerte de ERC, para sondear por dónde se podría buscar un punto intermedio. Pero será Lastra la que llevará la negociación con Gabriel Rufián, portavoz parlamentario de los republicanos catalanes y persona de confianza de Oriol Junqueras. La elección de Lastra, que siempre ha mantenido buena relación con Rufíán y que fue una de las personas que más claramente apostó en julio por el pacto con Unidas Podemos, es un claro síntoma de que Sánchez ha puesto toda la carne en el asador para que salga esta fórmula de investidura.
De momento no hay avances significativos, pero tanto desde el Gobierno como desde ERC trasladan la idea de que el acuerdo, al menos para la abstención en la investidura, no es imposible. Sánchez fue muy claro en sus palabras del pasado jueves en La Moncloa, su primera comparecencia ante la prensa con opción de preguntas, que llegó justo después del inicio de las negociaciones con una reunión exploratoria entre Lastra y Rufián.
El presidente recordó a ERC que este Gobierno en coalición con Unidas Podemos es la única fórmula que puede apostar claramente por el diálogo en la crisis catalana. Los socialistas advierten a sus interlocutores independentistas de que frustrar el acuerdo entre Sánchez e Iglesias sería la mejor manera de abrir la puerta a una derecha que defiende la vía contraria y que ahora, presionada por las posiciones extremistas de Vox, acordaría sin duda la intervención de la autonomía a través de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
Los socialistas intentan convencer a ERC de que ellos son los mejor situados para resolver la encrucijada en que se encuentran los independentistas catalanes y dar una oportunidad al diálogo siempre que se aparque la vía unilateral, algo que Junqueras ya había aceptado.
En el PSOE hay dirigentes a los que les gustaría mucho más una investidura respaldada por Ciudadanos para no depender de ERC, pero es una opción que en las filas socialistas ven cada vez como más improbable. De hecho no bastaría ni siquiera con la abstención del partido de Inés Arrimadas si ERC se fuera al no y arrastrara con ella a sus socios vascos de EH Bildu. Ciudadanos tendría que dar un giro radical a su postura y votar a favor del candidato socialista, una posibilidad que se antoja aún más difícil.
Por eso en el PSOE, incluso los dirigentes más escépticos y reacios a cualquier tipo de entendimiento con los independentistas asumen que Sánchez busque esa abstención con ERC porque es la única manera realista de intentar resolver la investidura y tener cuanto antes un Gobierno. La idea es poder presentar su nuevo Gabinete antes de final de año. Aun así, los dirigentes socialistas inquietos ante la negociación con el partido de Junqueras, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, reclaman al menos una explicación clara de cualquier paso que se dé para intentar que suponga el mínimo coste posible al partido.
Sintonía en lo social
Entre el PSOE y ERC siempre ha habido sintonía en asuntos sociales. Desde la época de José Luis Rodríguez Zapatero, que gobernó con los apoyos de ERC, Izquierda Unida e Iniciativa per Catalunya para completar la mayoría absoluta, los socialistas han sacado prácticamente todas sus reformas progresistas con el apoyo de los republicanos catalanes.
Algunos dirigentes socialistas veteranos consultados creen que será una investidura difícil en cualquier caso, pero también están convencidos de que hay una oportunidad que puede ser beneficiosa para todos: si ERC entiende que debe cambiar el eje independentistas/no independentistas y centrarse más en la primera parte de su nombre, Esquerra, para ir a un debate clásico izquierda/derecha, puede abrirse una nueva etapa no solo en la política española sino también en la catalana. Ese escenario, reflexionan estos dirigentes, podría incluso derivar en un cambio radical de Gobierno en Cataluña en unas próximas elecciones en las que ERC puede dirigir por primera vez la Generalitat desplazando al centroderecha independentista de Junts per Catalunya para apoyarse en los comunes de Ada Colau con algún tipo de respaldo externo del PSC.
De momento, reconocen las fuentes consultadas, todo es política ficción, pero este tipo de planes a medio plazo están encima de la mesa de todos los que toman las decisiones clave y que tienen en su mano desbloquear la formación de Gobierno y poner fin a meses de parálisis política en España.
VA A SER MUY DIFICIL QUE CUMPLA LA PROMESA.
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