Navideño.
España es ya un Estado fallido, como Somalia: las leyes no se cumplen y mandan los terroristas.
Supongo que los más viejos del lugar lo recordarán muy bien: "¡Libertad, amnistía y Estatuto de Autonomía: para Navidades todos en casa!".
Y ahí lo tienen, no fue inmediatamente, pero cuarenta años después del asesinato de Carrero Blanco y alcanzados sus últimos objetivos militares, la guerra ha terminado: la ETA ha vencido.
El ministro del Interior calcula que en dos meses -vamos, para el turrón- estarán en libertad cincuenta multiasesinos de la banda terrorista vasca; así que se cumple la amnistía con el límite temporal clásico: la ternura del belén.
Pero es que antes, mucho antes, la banda ha sido legalizada. Con siete congresistas y tres senadores ¿qué otra denominación puede recibir semejante hecho que no ocurre en ningún otro sitio del mundo? Por cierto, una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Inhumanos indica que todos los tentáculos de la ETA deben ser ilegalizados. Pero esa disposición no se cumple -¡están en las Cortes!- y sí la otra, la que pone a los asesinos en la calle y partiéndose de risa, que los polvorones esperan.
Del lema de origen también se ha cumplido con creces la exigencia del Estatuto de Autonomía hasta el punto de que disfrutan de un fuero incompatible con la UE; pero de eso tampoco se habla.
No va más. Los españoles pasamos a vivir definitivamente en un Estado fallido, como Somalia, donde las leyes no se cumplen ni por el forro mientras que los matones se imponen a tiros.
Y algunos aún debaten ¿está la ETA derrotada? ¿aún no? Es increíble que no quieran ver la abrumadora realidad.
El terror ha ganado la guerra -ya que ellos siempre se expresan en esos términos- y la ha perdido España, con una democracia arrastrada por el lodo y un separatismo galopante que en un parpadeo convertirá esta viejísima nación en un mosaico de taifas arruinadas.
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