El bloque de centro-derecha suma hasta diez escaños más que el de la izquierda, y se sitúa 800.000 votos por encima, según la encuenta de ABC/GAD3.
Los partidos entran en la recta final de la campaña, en la que se deciden el 20 por ciento de los votos a las candidaturas al Congreso. De aquí al domingo 10 de noviembre puede haber aún movimientos de voto significativos, pero con la meta final ya a la vista aparece un PSOE pinchado, que puede conseguir menos escaños que en abril, mientras que su principal adversario, el Partido Popular, llega fuerte con una clara subida respecto a los pasados comicios, aunque en los últimos días ha frenado ese ascenso, según el último barómetro de ABC/GAD3. Al mismo tiempo, Ciudadanos llega derrumbado a este esprint final, con una fuga constante de electores, y Vox saca provecho del malestar por los disturbios en Cataluña y por la exhumación de los restos de Franco para acelerar su crecimiento. Unidas Podemos cae y queda lejos de su resultado de abril.
Todos los partidos están lejos de la mayoría, pero el centro-derecha gana a la izquierda en número de votos y de escaños. El bloque formado por el PP, Ciudadanos, Vox y Navarra Suma supera los 11 millones de votos, según los datos de la encuesta. El bloque de la izquierda, donde estarían incluidos el PSOE, Unidas Podemos y Más País, se quedaría con 10,2 millones de votos. Es decir, el centro-derecha ganaría las elecciones a la izquierda por un total de 800.000 votos.
En número de escaños, el centro-derecha también gana a la izquierda. En total, el PP, Ciudadanos, Vox y Navarra Suma tendrían entre 158 y 161 escaños, mientras que la izquierda se quedaría entre 151 y 157. En la horquilla más amplia la diferencia podría ser de diez diputados.
Esa victoria, sin embargo, no serviría al bloque del centro-derecha para formar una mayoría capaz de formar Gobierno, ya que la izquierda podría pactar con los independentistas e incluso con Bildu para imponerse.
El trabajo de campo de este barómetro se realizó entre los días 14 y 31 de octubre, es decir desde la publicación de la sentencia del Tribunal Supremo en el juicio del desafío independentista hasta el pasado jueves, un día antes del comienzo de la campaña electoral, y está hecho con 7.900 entrevistas en toda España.
Todo indica que tras el 10-N el multipartidismo va a dejar un escenario más fragmentado en el Congreso y con menos posibilidades de desbloqueo, sin que el centro-derecha o la izquierda puedan sumar mayorías por sí mismos. Solo una gran coalición, la abstención del PP o el del PSOE en una investidura de sus rivales, o la reedición del pacto «Frankenstein» por parte de Sánchez, con populistas, independentistas e incluso con Bildu, podrían dar lugar a un Gobierno, con los datos actuales.
División del voto del centro-derecha
El PSOE llega al 10-N exhausto, con muchas posibilidades de quedarse por debajo de los 123 escaños que sumó el 28 de abril. Sánchez apostó por una repetición electoral, para salir más reforzado, pero puede salirle muy caro. En este momento estaría entre 120 y 123 diputados, con un 27,4 por ciento de estimación de voto, por debajo del 28,7 por ciento que logró en abril.
En esta situación de debilidad del PSOE, sus opciones pasan por una división del centro-derecha que debilite al Partido Popular, y frenar así su crecimiento. Es justo lo que está ocurriendo. El Partido Popular, que tuvo una tendencia al alza sostenida en los últimos meses, ha sufrido un estancamiento desde hace un par de semanas, algo que coincide con los disturbios en Cataluña y con la exhumación de Franco. En este momento estaría entre 92 y 95 escaños, con un 21,6 por ciento de voto, muy por encima, eso sí, de los 66 que obtuvo en abril.
El PP ha conseguido recuperar una parte del centro político, como reconocen sus dirigentes, con un tono y un mensaje más moderado, de los que ha hecho gala Pablo Casado en los últimos tiempos. Pero ese refuerzo de la «centralidad» ha hecho que su flanco derecho quedara más descubierto. Al final, es Vox el que está subiendo a gran velocidad, en coincidencia con lo que los populares llaman «señuelos» de Sánchez, como el del espectáculo organizado en torno al traslado de los restos del dictador.
Contenedores quemados
«Cada vez que se ve un contenedor quemado en Barcelona, o a un independentista golpeando a un policía, Vox gana votos», confesó este fin de semana un dirigente del PP.
La reacción del PP a esa subida galopante del partido de Abascal, que de los 24 diputados de abril pasaría ahora a los 49, no se ha hecho esperar. Casado lleva ya una semana con un discurso más contundente contra Sánchez y su pasividad en Cataluña. El líder del PP ha endurecido su mensaje contra el presidente en funciones, y no ha ahorrado ni una sola crítica. Le ha atacado por «forzar» a los Reyes a viajar a la dictadura cubana, confesó sentir vergüenza por la amenaza de sanciones de Estados Unidos a España, por ayudar supuestamente a Maduro, y ayer mismo responsabilizó al líder socialista si se produce violencia en Cataluña en la jornada de reflexión o el 10-N.
En estos últimos días de campaña, la lucha sin cuartel en el centro-derecha se da entre el PP y Vox. Ciudadanos está en caída libre, y ya estaría en los 15 diputados, 42 menos que en abril. Albert Rivera ha sido incapaz, hasta ahora, de frenar el batacazo, ni siquiera volcándose en su punto fuerte, como es Cataluña y la respuesta al independentismo.
Por la izquierda, el drama de Unidas Podemos no llega al extremo del de Ciudadanos, pero casi. La formación que lidera Pablo Iglesias estaría entre los 28 y los 31 diputados, frente a los 42 de las pasadas elecciones. Pierde fuerza, pero si Sánchez busca un pacto con quienes le apoyaron en la moción de censura, Unidas Podemos seguirá siendo determinante para él. Los tres diputados que conseguiría Errejón con Más País serían simplemente un apoyo extra, pero no tan decisivos como pretendía esta nueva candidatura.
NORMAL LA GENTE QUIERE ORDEN Y SENSATEZ ESO ES TODO, CON VALENTIA.
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