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martes, 4 de febrero de 2014

¿QUIÉN ERA BLAS PIÑAR?

Más franquista que Franco.

A Blas Piñar, como a todas las personas de su generación, le marcó el tiempo que le tocó vivir. Hijo de militar, doctor en Derecho, notario y político, fue diputado por Madrid dentro de la coalición Unión Nacional (formada por Fuerza Nueva, FE de las JONS y la Comunión Tradicionalista Carlista) en las elecciones de 1979. Llegó a obtener 378.964 votos en toda España (110.730 de ellos en la capital de España). Ése fue el momento en el que consiguió mayor apoyo electoral, ya que en las elecciones siguientes, las de 1982, al presentarse en solitario por Fuerza Nueva, no logró repetir su escaño por Madrid.
Pero al margen de los votos estaban las convocatorias, manifestaciones y concentraciones políticas que realizaba y protagonizaba por toda España. Sin ninguna duda, Blas Piñar y Fuerza Nueva fueron parte importante de una época y protagonistas de algunos de los momentos de mayor tensión política que se vivieron en nuestro país durante la Transición. En 2005, Blas Piñar editó el libro 'Mis mensajes políticos del 20-N', una recopilación de sus intervenciones en los actos conmemorativos del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera y del fallecimiento de Francisco Franco. Concentraciones que llegaron a congregar, durante varios años (de 1976 a 1984) a centenares de miles de personas en la Plaza de Oriente de Madrid.
Blas Piñar nació en Toledo el 22 de noviembre de 1918. Tenía, por tanto, 95 años cuando falleció esta madrugada en su chalet de Puerta de Hierro de Madrid. Tras pasar un breve periodo de su infancia en Cartagena y Alicante, regresó a su ciudad natal en 1936. Allí le sorprendió la sublevación del 18 de julio contra el gobierno del Frente Popular. Tres días después, el 21 de julio, él tenía 16 años, su padre Blas Piñar Arnedo, comandante de infantería, se encerró junto al coronel José Moscardó, 800 guardias civiles, 8 cadetes de infantería, 1 de artillería y 110 civiles en el Alcázar de Toledo.
Junto a ellos permanecieron refugiados en la antigua Academia de Infantería unas 500 mujeres y 50 niños. El asedio marcó un antes y un después en la Guerra Civil española. Para la mayoría de los historiadores, la liberación de la fortaleza por el coronel Juan Yagüe, a las órdenes del general Franco, el 27 de septiembre de 1936, significó un aplazamiento de más de dos años de lo que hubiera sido, posiblemente, una toma más rápida de Madrid.
Pero Blas Piñar ya no estaba en la ciudad. Junto a su madre y su hermana Isabel había abandonado Toledo y se habían dirigido a la capital de España, refugiándose todos ellos en la embajada de Finlandia. Blas Piñar ya era militante de Acción Católica y desempeñaba cargos directivos en la Juventud de Acción Católica de Toledo. Fue detenido en Madrid el 4 de diciembre de 1936 por las milicias del Frente Popular tras el asalto a la embajada y se llegó a subir a uno de los autobuses que trasladaban presos para ser ejecutados en Paracuellos.
Tuvo la suerte de que en ese mismo día había sido nombrado delegado de prisiones en Madrid, Melchor Rodríguez García, el conocido como 'ángel rojo', arrebatando el poder sobre los presos madrileños a la Comisaría de Orden Público dirigida por Santiago Carrillo. A partir de ese momento cesaron los fusilamientos y Blas Piñar pudo salvar la vida.

Fidelidad incuestionable a sus ideas

Finalizada la guerra terminó sus estudios de Derecho, obtuvo el doctorado y aprobó las oposiciones de Notario que ejerció en las localidades de Cieza (Murcia), Murcia y Madrid, ciudad en la que se jubiló. Ocupó numerosos cargos en Acción Católica y el general Francisco Franco le nombró directamente consejero nacional del Movimiento y procurador en Cortes durante las legislaturas V, VI, VII, VIII, IX y X del régimen franquista. También fue director general del Instituto de Cultura Hispánica de 1957 a 1962, momento en el que cesó después de publicar una 'tercera' en el diario 'Abc' bajó el título de 'Hipócritas' donde criticaba el modo de vida y la política internacional de Estados Unidos.
Según se comentó en los mentideros políticos de aquella época, el artículo tuvo su origen en una pequeña trifulca que protagonizó con los guardaespaldas de la actriz norteamericana Ava Gardner, a la que fue a entregar un requerimiento notarial (unos dicen que de parte de su marido Frank Sinatra, otros afirman que por orden de unos vecinos molestos por el ruido de las fiestas que organizaba Ava en su chalet de la calle Doctor Arce). Los fieles escuderos de la bella actriz le dieron literalmente con la puerta en las narices y él presentó una denuncia por desacato que no prosperó.
Dos años después fundó la editorial Fuerza Nueva y la revista del mismo nombre que funcionó, desde el principio, como una especie de partido dentro de un régimen donde la libertad política estaba prohibida y perseguida. Defensor a ultranza de lo que él consideró siempre los "principios fundamentales del Estado del 18 de julio" y "más franquista que el propio Franco", se llegó a oponer a la Ley Orgánica del Estado de 1967 impulsada entonces por el mismísimo jefe del Estado y a la posterior Ley para la Reforma Política de 1976 defendida por Adolfo Suárez, ya en época de la Monarquía.
Contrario a la Constitución de 1978, denunció en varios libros la deriva separatista que él consideraba iba a ser inevitable al estar incubada en la mala redacción del Titulo VIII de nuestra norma fundamental.
Político de una altísima personalidad, gran cultura jurídica y con una fidelidad incuestionable a lo que fueron sus ideas durante toda su vida. Y, lo que más llamaba la atención, una oratoria envidiable. Todavía se pueden rescatar en Internet sus intervenciones en el Congreso de los Diputados oponiéndose a la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo en febrero de 1981, pocos días antes del Golpe de Estado del general Alfonso Armada. Su retórica (palabra, entonación y gestos) conquistaba la atención de sus oyentes, diputados incluidos. Ni un solo papel en su mesa. Como un político de otra época.

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