La legislación laboral es la misma, pero lo cierto es que la dispersión regional en cuanto a nivel de desempleo no deja de crecer. Hasta el punto de que cinco comunidades autónomas -Navarra, País Vasco, La Rioja, Madrid y Cantabria- registran todavía niveles de paro iguales o inferiores al 20% de la población activa. Por el contrario, otras cinco regiones (Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia) superan ampliamente el 30% de desempleo (el 36,9% en el caso de Andalucía). Lo más llamativo, sin embargo, es que ese proceso de divergencia va en aumento y provoca una brecha desconocida en la economía española.
En 2007, con un nivel de paro a nivel nacional del 8,03% de la población activa (tercer trimestre) la distancia entre la comunidad con más paro (Andalucía) y la que menos tenía (Navarra) era de ocho puntos porcentuales, pero hoy es de casi veinte.
Otro dato ilustra la dispersión del paro por territorios. Mientras que en la provincia de Guipúzcoa (la de menor desempleo) el paro afecta al 13,27% de la población -ligeramente por encima de la media de la Eurozona- en Cádiz, el desempleo afecta nada menos que al 41,62% de la población activa. Es decir, que se multiplica por tres.
La causa de este enorme abanico que se ha abierto en los últimos años tiene que ver, lógicamente, con los diferentes modelos productivos: las comunidades más volcadas al sector exterior están resistiendo mejor la crisis; pero también con la situación fiscal de cada Hacienda autonómica. Y tanto Navarra como el País Vasco disfrutan de su propio modelo de financiación gracias a sus sistemas de concierto. En el caso de La Rioja, se encuentra entre las regiones con más holgura presupuestaria, tal y como se registró en el año 2012.
La crisis económica también influye en la divergencia entre regiones, y de hecho esto explica el aumento de la dispersión en cuanto a PIB per cápita, que no ha dejado de crecer desde 2007, el primer año de la crisis. Todas las comunidades han sentido el zarpazo de la crisis, pero en mayor medida las que tenían un nivel de renta previo inferior.
Empleo público y privado
Otro dato influye en la disparidad regional en cuanto a volumen de desempleo. Las comunidades autónomas con mayor nivel de paro son, en muchos casos, las que tienen más empleo público. Este es el caso de Extremadura, donde nada menos que el 34,7% de todos los asalariados de la región trabaja para el sector público. O expresado en otros términos: el número de asalariados públicos representa el 53% de los que hay en el sector privado. Por cada dos trabajadores privados, hay uno público.
El caso contrario es el de Cataluña y la Comunidad Valenciana, donde ‘sólo’ el 16,3% y el 17,3% de los asalariados, respectivamente, trabaja para la Administración autonómica. Es decir, menos de la mitad, lo que da idea de los diferentes modelos productivos.
La dispersión regional no se manifiesta sólo en el nivel de paro, sino también en la tasa de empleo, cada vez más dispar. Mientras que la Comunidad de Madrid cuenta con una tasa de empleo (el número de ocupados en relación a la población activa) equivalente al 50,94%, en tres regiones dicho índice es inferior al 40%. Por lo tanto, hay una distancia de más de diez puntos, lo que explica en parte los diferentes niveles de desarrollo económico.
¿Es alta o baja la dispersión regional en términos de empleo? Según el Banco de España, es significativa en relación a otras naciones de nuestro entorno económico. Este trabajo de su servicio de estudios concluye que la evolución del coeficiente de variación de la tasa de actividad durante un periodo de cinco años muestra que la dispersión entre las regiones españolas es “claramente superior a la que se aprecia entre los Estados alemanes o las regiones francesas, pero muy similar a la existente entre las regiones italianas o los países miembros de la Eurozona”.
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