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viernes, 4 de julio de 2014

EL DESPILFARRO PÚBLICO TIENE QUE ESTAR PENALIZADO

Estación de la línea 9 del metro, en Barcelona

La Generalitat pagó 42,3 millones por seis trenes que están sin usar desde 2011

Los convoyes, adquiridos a Alstom, siguen a la espera de la paralizada L-9 del metro de Barcelona.

 
La Autoritat del Transport Metropolità —participada al 51% por la Generalitat— los recibió en 2011 y ahí siguen, sin estrenar, en las instalaciones de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB). Es la historia de seis trenes encargados a Alstom por 42,3 millones de euros y que, pese a contar tres años de vida y estar homologados para dar servicio, continúan parados a la espera que se ponga en marcha el tramo de la línea 9 del metro entre Zona Universitaria y el aeropuerto de El Prat. TMB asegura que ahora no los necesita.
Es una prueba más del desaguisado en el que ha desembocado el ambicioso proyecto impulsado por la Generalitat, que, tras 11 años de obras, solo ha puesto en servicio 11 kilómetros, pese a que la Administración catalana ha de pagar cada año más de 200 millones de euros a los consorcios que las construyeron y que deben mantener las estaciones mientras dure el contrato.
El inicio de las pruebas en el metro del aeropuerto y su posterior inauguración en el primer semestre de 2016 permitirán usar los seis convoyes, que fueron encargados en 2008. Entonces el Gobierno tripartito pensaba que las obras llegarían a tiempo, sin contar con los problemas de ejecución ni la crisis económica que finalmente frenaron las obras.
El de los seis trenes no fue el único desliz en las previsiones. Los convoyes de la serie 9100 encargados para dar servicio en la línea 9 no son como el del resto de la red de metro. Están pensados para que la conducción sea automática, es decir, sin maquinista. Se encargaron una cincuentena para cubrir la línea, la mayor parte de los cuales fueron entregados entre 2006 y 2008. La puesta en servicio de la L9-L10 entre Sagrera y Santa Coloma de Gramenet y Badalona permitió utilizar unos cuantos, pero ese pequeño tramo no era suficiente para absorberlos todos. La solución fue adaptarlos al resto de las líneas, de forma que pudieran ser dirigidos por personas, y se pusieron en servicio en la L2 y la L4, mejorando las frecuencias.
En 2016 algunos trenes serán retirados de esas líneas. Desde TMB apuntan que la reducción del número de trenes no supondrá una merma en el servicio. Respecto a los nuevos trenes que se estrenarán ahora pese a que están aparcados desde 2011, un portavoz afirma que “no necesitarán ningún cambio ni han sufrido desgaste”. El material ferroviario tiene una vida útil de entre 30 y 40 años.
De hecho, los trenes que cubrirán el trayecto de media hora hasta el aeropuerto no estaban pensados para ese tramo, según consta en el comunicado emitido por la ATM en el momento de su encargo. Tenían que prestar servicio entre Zona Franca, Parc Logístic y Collblanc, pero ese tramo todavía es una incógnita de cuándo se podrá estrenar y ahora hará la función de cola de maniobras.

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