Patio de operaciones de la Bolsa de Madrid.
Los ricos recuperan sus fortunas
El valor de las Sicav de los altos patrimonios españoles vuelve a niveles previos a la crisis
La amnistía fiscal ha acelerado el registro de nuevas sociedades de inversión.
Los grandes patrimonios españoles pueden dar por concluida la crisis. El estallido de la burbuja inmobiliaria, la recesión consiguiente y el desplome de los mercados trajeron una importante destrucción de riqueza para este colectivo. Prueba de ello fue la severa reducción del patrimonio de las Sicav (sociedades de inversión de capital variable), el vehículo de inversión favorito de las personas más acaudaladas. Sin embargo, la recuperación de las Bolsas en los últimos dos años junto con la llegada de dinero nuevo han devuelto el valor de estas sociedades a niveles previos al estallido de la crisis.
El ejercicio 2007 supuso un récord para el sector de las Sicav en España. Al cierre de ese año había 3.290 sociedades que manejaban un patrimonio conjunto de 31.481 millones de euros. Desde ese pico se encadenaron cuatro ejercicios consecutivos de caídas en el valor de los ahorros de los grandes patrimonios hasta tocar su mínimo en 2011 con 23.614 millones. A partir de ese momento, y al calor de la recuperación de los mercados, el patrimonio de estos vehículos fue remontando hasta situarse en 27.621 millones a 31 de diciembre pasado, según los datos ofrecidos por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
La revalorización de las carteras de los ricos continúa en 2014 al calor del rally bursátil. Al cierre del primer trimestre, su patrimonio era ya de 28.781 millones, de acuerdo con los datos de VDOS Stochastics. De continuar el ritmo de apreciación experimentado entre enero y marzo, las Sicav cerrarían el año muy cerca de su máximo histórico.
De acuerdo con los últimos datos oficiales, correspondientes al cierre de 2013, en España había 3.035 Sicav, con 413.264 teóricos accionistas —en la mayoría de las sociedades una sola persona o familia controla más del 99% de la sociedad—, con un patrimonio medio por Sicav de 9,1 millones —en 2008 era de solo 7,5 millones— y un valor medio de la participación por accionista de 66.386 euros.
El incremento del patrimonio de estas sociedades se debe sobre todo a las plusvalías obtenidas por la revalorización de los activos donde han invertido su dinero: más de 3.700 millones entre 2012 y 2013. No obstante, hay otro factor que está contribuyendo al aumento del patrimonio y es la creación de nuevas Sicav. Mientras entre 2009 y 2012 el número de sociedades que cerraron multiplicó por tres la cantidad de altas —algunos propietarios tuvieron necesidad de efectivo y otros temían un endurecimiento en la fiscalidad—, en 2013 y en lo que va de 2014 la tendencia es la contraria. El pasado curso hubo 124 altas por solo 70 bajas (y de estas ocho fueron absorbidas por otras Sicav y cinco, por fondos de inversión) lo que generó unas entradas netas (descontados los reembolsos) de 1.552 millones. En 2014 esta tendencia continúa y se han registrado otras 86 nuevas sociedades.
Este renovado furor de los ricos por las Sicav se debe fundamentalmente a que muchos de ellos han aprovechado la amnistía fiscal aprobada por el Gobierno en 2012 para repatriar su dinero. En su Boletín de Mercados del primer trimestre de 2014 la propia CNMV reconoce este efecto llamada. El supervisor explica que no solo la menor percepción de riesgo en el mercado ha podido contribuir al aumento del número de sociedades, sino también “el proceso de regularización fiscal”.
Las grandes fortunas han convertido las Sicav en su vehículo de inversión favorito por su modelo de gestión flexible y profesionalizado —los más pudientes tienen sus propias family offices mientras que el resto contrata los servicios de la banca privada— y por sus ventajas fiscales. Estas sociedades se engloban dentro de las entidades de inversión colectiva y por eso solo tributan al 1% en el impuesto de sociedades, tipo del que goza por otra parte cualquier fondo de inversión. Si un accionista de una Sicav retira su dinero y lo hace con plusvalías tributará como cualquier inversor, es decir, a su marginal si las ganancias son en un plazo inferior a un año, y del 21% al 27%, dependiendo de la cuantía, si la ganancia se ha obtenido en un periodo superior al año.
Hasta una modificación legal introducida por el último Gobierno de Zapatero, muchos ricos lograban sacar el dinero de sus Sicav recurriendo a las reducciones de capital, con lo que lograban diferir la imposición.
El problema de fondo con las Sicav, más allá de las consideraciones fiscales, es si realmente son instituciones de inversión colectiva para poder acceder a sus ventajas. Constituir una sociedad de este tipo exige un capital mínimo de 2,4 millones de euros y reunir en todo momento un mínimo de 100 accionistas. El requisito del centenar de propietarios es uno de los aspectos más controvertidos de estos vehículos de inversión. Se sospecha desde hace tiempo que muchas Sicav sólo tienen un único accionista y los otros 99 son personas interpuestas o mariachis, como se les conoce en la jerga financiera.
Un selecto club de millonarios
Con el dinero que recaudó con la salida a Bolsa de Inditex Amancio Ortega creo dos Sicav, Keblar y Alazán, que durante casi una década fueron las mayores del mercado. En 2011, dio un giro a su estrategia y las cerró para centrarse en la inversión inmobiliaria. Ahora, la principal sociedad por patrimonio del mercado español es Torrenova de Inversiones, vinculada a la familia March, con 841 millones de euros al cierre del primer trimestre, según datos de VDOS Stochastics. En segundo lugar, se sitúa Morinvest, de Alicia Koplovitz, que maneja activos por valor de 493 millones. Tras ella está la Sicav que perteneció a Rosalía Mera, y que ahora está presidida por su hija Sandra Ortega. Soandres tiene un patrimonio de 381 millones.
Otro puesto en el top ten lo ocupa Elitia, el vehículo de inversión de la familia Gallardo, propietarios de la farmacéutica Almirall, con un volumen de 362 millones. El quinto lugar es para Allocation, la Sicav de la familia Del Pino, con 307 millones. Los máximos accionistas de Ferrovial también tienen otra sociedad entre las más grandes: Chart, con 255 millones.
La familia Hernández-Callejasta (Ebro Foods) está vinculada a una importante sociedad de inversión, Soixa, con un patrimonio de 290 millones. Por último, en este selecto club también tiene cabida Alberto Palatchi, presidente de Pronovias, con dos Sicav: Herprisa (183 millones) y Gesprisa (155 millones).
COMENTARIO:
Señal inequívoca que no pagan lo suficiente para armonizar y atender al conjunto de los españoles que siguen en el mismo sitio que lo dejaron ‘en el arroyo o arroyados’. Por muy popular que pretenda ser el PP, su preocupación máxima es, ha sido y será: salvar a los que ya saben hacerlos solito ¿Cómo lo está consiguiendo? Lo contrario que José María el tempranillo, quitándoselo a los pobres para dárselo a los ricos, incluido bancos, Quien más contribuye en conjunto (clases populares) menos tienen y mucho menos les quedará, Dice que, con el tiempo y una caña, la recuperación del trabajo y la explotación, volverá a resurgir y todos contentos. Primero está por ver y segundo me temo que la globalización está consiguiendo que hasta los ajos (materia de la tierra) salgan más baratos comprarlos en China que sembrarlos aquí. –Va para largo—
No hay comentarios:
Publicar un comentario