Los funcionarios de Soraya Sáenz de Santamaría no toman gin-tonic, pero comen a precios anteriores al euro. Y es que Presidencia acaba de adjudicar un contrato para el servicio de restaurante y bar del Ministerio en el que fija un precio máximo de 6,60 euros para el menú del día, un desembolso más cercano a las antiguas mil pesetas que a los más de diez euros que normalmente cuesta comer en Madrid. Para lograr esos precios, la empresa del restaurador Ramiro Jaquete –que habría presentado la mejor propuesta- percibirá 1,68 millones como presupuesto base de licitación.
El pliego de la licitación obliga a que el contratista plantee diferentes opciones de menú en los tres edificios adscritos a Presidencia en que prestará servicios. Por un lado, existirá un menú ordinario (con primer y segundo platos, postre, bebida y pan) y otro de régimen, en ambos casos con un precio de 6,60 euros como máximo. Por otro, deberán arbitrarse dos fórmulas reducidas: excluyendo el segundo plato, el coste quedaría en 4,10 euros; si se prescinde del primero, en 5,60. Además, la licitación establece que la empresa elegida debe poner en marcha un sistema de vales con descuentos adicionales.
“La empresa adjudicataria establecerá, únicamente para personal adscrito a la Presidencia del Gobierno y al Ministerio de la Presidencia y al personal de empresas adjudicatarias de obras o servicios en el Complejo de la Moncloa debidamente acreditados, un sistema de vales que cobrará por anticipado, con un descuento adicional sobre el precio de adjudicación de los menús ordinario y de régimen”, reza el documento. De este modo, habrá vales de 20 comidas que contemplarán un descuento mínimo del 10% y vales de 10, que restarán un 4%.
El contrato, que se prolongará hasta el año 2017, no se limita al servicio de restaurante y bar cafetería de Presidencia, sino que también incluye “el servicio de limpieza de todos estos centros y de los offices de los distintos departamentos que integran el Complejo de la Moncloa”. Con las prórrogas pertinentes, el valor total de la licitación se eleva a casi 4,49 millones de euros, de los que 2,3 corresponden a la parte de limpieza. Teniendo en cuenta la posible prolongación del contrato por espacio de dos años, el servicio de bar cafetería se retribuye con 1,96 millones de euros.
La ración de jamón, a 3,90
La tarifa de precios máximos establecida en uno de los anexos a la licitación también alcanza a otro tipo de productos. Por ejemplo, un plato combinado no puede costar más de cinco euros; un desayuno con café y bollería, tostada, churros o barritas tostadas con aceite y tomate no puede drenar el bolsillo en más de 1,60; si se le añade el zumo de naranja natural, asciende a 2,50. Incluso una ración de jamón podrá degustarse al módico precio de 3,90 euros y el pincho de tortilla sólo costará como mucho un euro. En cuanto a bebidas alcohólicas y a diferencia del Congreso, sólo hay margen para el vino y la cerveza. Una caña no podrá sobrepasar los 1,05 euros y un tercio, los 1,45.
La cuantía del contrato, que deja claro que los productos “serán de primera calidad”, puede subir, en tanto queda a disposición de la Administración solicitar servicios adicionales. “Cuando el adjudicatario sea requerido para ello, el servicio deberá prestarlo igualmente en las salas de reuniones, comedores privados y despachos de Autoridades y Altos Cargos del Complejo, facturándose el gasto producido en función de los servicios prestados”, subrayan los pliegos. La empresa ganadora del concurso también “facilitará a los usuarios la posibilidad de comprar los menús diarios mediante la modalidad de ‘comida para llevar’, en recipientes adecuados, y a los mismos precios de la tarifa general”.
La Mesa del Congreso de los Diputados aprobaba recientemente el pliego de condiciones para la concesión del servicio de cafetería de la Cámara Baja durante los próximos cuatro años, encargo por el que está dispuesto a pagar 4.287.500 euros más IVA. Como en Presidencia, el contrato también fijaba el precio máximo que la firma adjudicataria podrá cobrar por los servicios de restauración habituales. Además de los polémicos gin-tonics a 3,45 euros, se recogía el coste de los menús del día (9 euros), desayunos (1,05 euros), cafés (0,85 euros), cruasanes (0,90 euros), una ración de anchoas (4,45 euros), la pieza de fruta del tiempo (1,20 euros) y hasta el extra de queso manchego en los bocadillos (1,45 euros). Guarismos, en algunos casos, también fuera de mercado.
COMENTARIO:
Lo que me parece mal de todo esto, es que se pague a la empresa por la adjudicación del servicio. Soy funcionario y utilizo o he utilizado estos servicios de cafetería. De precio están bien, pero va en consonancia con una calidad mediocre. Fuera, pagando un poco más, se come bastante mejor, por lo que no entiendo que se tenga que subvencionar. ¿No es suficiente con ofrecerle el local gratuitamente y en algunos casos hasta la luz? Estoy convencido de que sacarían beneficio sin subvención alguna. Eso es lo que habría que analizar, señor articulista, porque ahí es donde está el trapicheo y no en ofrecerle a un funcionario un menú tirando a malo a 6,60 €.
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