Y ¿A QUÉN?
Se está especulando mucho estos días con la posible vuelta temporal a España de Juan Carlos I para una breve visita, según parece, que está condicionada a un informe de la Fiscalía del Tribunal Supremo en relación con la regularización de sus cuentas con la Hacienda pública.
Si realmente desea regresar, no entiendo por qué no lo hace. Mientras se alarga la investigación no entiendo por qué no puede volver a España.
Si, como parece, no se le puede procesar mientras no existan pruebas contundentes para ello, y si la investigación en curso se puede seguir demorando, como es el caso, resulta difícil de entender que no vuelva, si lo que realmente quiere es volver.
Que se instale en La Zarzuela, como parece ser su deseo, o en cualquier otra residencia, es un asunto menor. Lo verdaderamente importante es que pueda volver, si es su deseo, aunque luego tuviera que cumplir con sus responsabilidades tributarias, como todo hijo de vecino.
Asumo que pueda estar equivocado en esta apreciación porque no entiendo bien cuál es el verdadero problema, pero tengo la impresión de que si se diera esta misma situación en cualquier otro hijo de vecino, otro gallo cantaría.
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