Multa de 5.000 euros por hacer novillos en Alemania.
La policía alemana persigue a los niños que faltan al colegio.
Día entre semana, aeropuerto de Múnich. Un agente de policía interroga y pide la documentación a familias y grupos escolares que se disponen a viajar. Podría imaginarse que se trata de controles relacionados con la lucha antiterrorista o el tráfico de personas. Pero no. Lo que la policía alemana busca son escolares haciendo novillos. En los días previos a las vacaciones que fija el calendario escolar y en las fechas inmediatamente antes y después de los puentes de mayo, el número de alumnos que justifican por enfermedad su falta de asistencia a las clases se duplica, según datos publicados por el periódico alemán Die Welt. El aparente motivo es que muchos padres prolongan por su cuenta los días sin colegio para viajar con más comodidad y varios Bundesländer han comenzado a tomar cartas en el asunto con ayuda de la policía. Las multas ascienden hasta los 5.000 euros por alumno.
«Pero ¿sabe usted si están haciendo controles aquí esta mañana?», pregunta aterrada una madre alemana a la que pedimos en el aeropuerto berlinés de Tegel su opinión sobre esta medida policial. Desde el anonimato, explica que las aerolíneas cobran mucho más caros los billetes de avión que se ajustan a los festivos escolares, por lo que la única forma de viajar para su familia es adelantar un día o dos la ida y retrasar la vuelta. «Mis tres hijos tienen buenas notas en el colegio, no están perdiendo ningún examen importante y pueden recuperar fácilmente a la vuelta las clases perdidas. No hacemos mal a nadie», se justifica. «Es absurdo. Todos sabemos que las últimas dos o tres semanas de colegio antes del verano, cuando los profesores ya han escrito o están escribiendo las notas, los chicos apenas hacen ya nada en clase. Es mucho más productivo aprovechar ese tiempo para hacer un viaje al extranjero, practicar un idioma y conocer otros lugares», defiende otro padre que vive en la capital alemana y que admite haber cometido anteriormente ese delito para que sus hijos visiten a sus abuelos en Holanda. «¿De verdad la policía no tiene nada mejor que hacer?», se pregunta otro pasajero que viaja sin niños pero que escucha la conversación previa, «¿es que en este país los ciudadanos no tienen derecho a viajar libremente cuando quieran con o sin sus hijos? ¿Para eso derribamos el Muro?».
Pero la policía no atiende a estas consideraciones y se concentra en la caza. Solo en la ciudad de Berlín y solo en el año 2017, 863 familias tuvieron que pagar multas de una media de 2.500 euros por las faltas escolares de sus hijos. Dos de los distritos berlineses, Friedrichshain-Dreuzberg y Trptow-Köpenick, plantaron resistencia al cobro de estas sanciones y se produjo un enfrentamiento con la senadora de Educación, la socialdemócrata Sandra Scheeres. «Es una falta de responsabilidad. Y si los padres no se ocupan debidamente de los hijos, entonces el Estado debe ponerse del lado de los niños e intervenir», justificó entonces Scheeres.
El debate sigue abierto. Quienes están a favor de esta medida alegan el mal ejemplo que se da a los niños burlando las normas del colegio deliberadamente. Quienes están a favor consideran el margen de decisión de los padres y apuntan a los 22 millones de horas extraordinarias que hace anualmente la policía alemana, recordando que hay otros peligros para la seguridad del país más acuciantes de los que ocuparse. Los padres, tanto unos como otros, advierten del ambiente enrarecido en las secretarías de los colegios ante las que acuden a tramitar cualquier permiso. «Ahora, para cualquier trámite, te escrutan como si tuvieran derecho a preguntar por los motivos de todo lo que haces», se queja una madre que sí ha conseguido el preciado documento que puede mostrar a la policía en el control de seguridad y evitar así la multa. Este documento es emitido por el colegio y firmado por el director del centro. Si en el momento de pasar el control el responsable del menor no lo tiene en su poder, la policía se pone en contacto con el colegio y da inicio al trámite de la multa, aunque no se conocen casos publicados en los que no se haya permitido emprender viaje a la familia por no contar con el permiso. «Al final, lo que van a conseguir es que solo los ricos puedan faltar un par de días al colegio, porque se pueden permitir pagar la multa, mientras que para las familias trabajadoras resulte imposible», continúa la misma madre, «yo personalmente prefiero llevarme a los niños en esas fechas en que hay colegio pero ya no hay clases lectivas, porque los chicos andan desocupados por la escuela, no hay suficientes profesores para vigilar los pasillos y el patio, y se repiten las escenas de violencia, de peleas… incluso los alumnos se van a la calle sin que nadie en el centro se percate de ello. A los colegios no les gusta admitirlo, pero es la realidad. Considero que están mejor cuidados con nosotros».
Y EN ALEMANIA HAY DEMOCRACIA ¿EN QUÉ SE DIFERENCIA LA NUESTRA?
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