Ponferrada-León-España(foto J.A.Miyares)
EL PARQUE EÓLICO MÁS GRANDE DEL MUNDO EN INGLATERRA.
E.ON, Dong y Masdar han empleado más de un año en la construcción de London Array, situado en estuario del Támesis.
El mayor parque eólico del mundo comenzó ayer a generar energía. Se encuentra en el río Támesis (Reino Unido) y cuenta con una potencia instalada de 630 megavatios. E.ON, Dong Energy y Masdar han invertido más de un año en su construcción, que comenzó en marzo de 2011. Y aún permanece inacabado: se han instalado 152 de las 175 turbinas de las que va a constar.
Su capacidad de suministro da idea de sus dimensiones: cuando esté totalmente en funcionamiento podrá prestar servicio a más de 470.000 hogares del Reino Unido. Pero su desarrollo podría ser incluso superior.
London Array, que se halla a 20 kilómetros de las costas de Kent y Essex, comprende una extensión de 245 kilómetros cuadrados, una superficie que podría incluso incrementarse cuando se ponga fin a la primera fase, a finales de este año. A partir de esa fecha, se comenzará un segundo ciclo, en el que se completará la instalación con una capacidad total de 870 megavatios.
Las empresas titulares del parque se felicitaron, además de la culminación del proyecto, de los avances que permite vislumbrar en el sector de las renovables. El consejero delegado de E.ON en Reino Unido, Tony Cocker, aseguró en un comunicado que «la puesta en marcha del parque marcará un antes y un después en el sector de las energías renovables». Su compañía, que controla un 30% de London Array,confía en que el desarrollo de la tecnología supondrá una reducción «de los costes de la energía eólica marina un 40% para 2015». Benj Skyes, el jefe adjunto del área eólica en Dong Energy, que controla el 50%, subrayó que el parque permitirá «desarrollar de manera eficiente grandes parques eólicos marinos». Además, «aprovechar las sinergias en su construcción y operación es muy importante de cara a conseguir reducir los costes de la energía eólica marina».
La Comisión Europea asume las tesis de Rajoy sobre una Cataluña fuera de la UE.
Méndez de Vigo a Reding: “La UE no puede reconocer una indendepencia unilateral”.
La vicepresidenta de la Comisión contestó: “Coincido plenamente en el análisis”.
La batalla catalana, a pocas semanas de las elecciones del 25 de noviembre, se libra también en Europa. Tanto el Gobierno de Mariano Rajoy como el de Artur Mas intentan atraerse el agua a su molino de las instituciones europeas. La Comisión Europea insiste en no tomar una posición clara en público. “Son asuntos internos”, contestan en la Comisión. Pero en privado, sí hay un documento en el que el principal representante de la Comisión en este asunto —la vicepresidenta y comisaria de Justicia, Viviane Reding— asume las posiciones del Ejecutivo español, que sostiene que Cataluña en ningún caso podría independizarse de manera unilateral y seguir en la UE.
Reding envió el pasado 4 de octubre una carta al Gobierno español, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, en la que trata de despejar el entuerto que ella misma había creado con unas declaraciones al Diario de Sevilla. Pero la carta, cuyo contenido fue apuntado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, en un debate parlamentario, va un poco más allá.
No solo “lamenta” la interpretación que se dio en España a sus palabras, en las que señalaba que “ninguna ley dice que Cataluña deba salir de la UE si se independiza” y dice que ha mandado una rectificación. Añade un último párrafo con una posición política clara: “Quiero que no quede ninguna duda sobre mi posición, que es igual a la posición expresada por el presidente Barroso en nombre del Colegio, y que coincido plenamente en el análisis del marco constitucional europeo que desarrollas en tu carta”.
políticamente relevante de la carta, que pese a haberse enviado el 4 de octubre tiene vigencia porque desde entonces no ha habido ninguna posición formal y tanto Mas como el Ejecutivo español siguen utilizando el asunto de Cataluña dentro de la UE como arma electoral. Ese “coincido plenamente en el análisis que desarrollas” se refiere a una carta deÍñigo Méndez de Vigo, secretario de Estado para la Unión Europea, a la que ella está contestando. Y él es absolutamente tajante sobre la imposibilidad de que Cataluña se independice dentro de la UE. Él señala que “el artículo 4.2 del Tratado de la Unión Europea es terminante cuando señala que la Unión deberá respetar las estructuras fundamentales constitucionales y políticas y la integridad territorial de los Estados miembros, cuya determinación es competencia exclusiva de éstos. En consecuencia, la UE no puede reconocer una declaración unilateral de independencia de una parte de un Estado miembro”. Esto es lo que Reding asume en su carta.
Después de explicar la imposibilidad de que la Constitución española aceptara esa declaración de independencia —habría que modificarla— Méndez de Vigo insiste con la legalidad europea. “A efectos puramente dialécticos, si la Constitución española fuera efectivamente modificada para permitir la celebración de un tal referéndum y si a resultas de la misma surgiera un Estado independiente, este no formaría en ningún caso parte de la UE. Así resulta del artículo 52 del Tratado de la UE, en el que se enumeran los Estados miembros a los que se aplican los Tratados, entre ellos el Reino de España. Por ello, ese hipotético nuevo Estado debería, a tenor de lo que establece el artículo 49 del Tratado de la UE, solicitar la adhesión y obtener una decisión favorable del Consejo, por unanimidad, debiendo ser el Acta de Adhesión ratificada por los Parlamentos de todos los Estados miembros”.
Reding asume esta argumentación. La vicepresidenta concluye con otro mensaje político: “Mi intención”, señalaba sobre su entrevista, "no era sino explicar que confío en el sentido común y en el europeísmo de los españoles plenamente para resolver esta cuestión en el ámbito doméstico que le es propio”.
Fuentes de la Comisión señalan que todos sus miembros tienen muy claro, sin discusión, que una parte de un Estado miembro de la UE no puede separarse unilateralmente y seguir perteneciendo a la UE. Quedaría fuera y tendría que abrir una negociación en la que por supuesto el Estado miembro de la UE, en este caso España, tendría derecho de veto. En cualquier caso la Comisión quiere evitar en público este debate, pero tanto para el Gobierno central como para el catalán es clave la posición de las instituciones europeas antes del 25-N.
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