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miércoles, 26 de enero de 2022

ASI CASTIGÓ ISABEL CELAÁ A LA ASIGNATURA DE RELIGION.

 Así castigó Isabel Celaá a la asignatura de Religión

La materia no computa para la nota media, tiene una nueva 'competidora': Cultura de las Religiones y no aparece en el cuerpo del texto de la Lomloe, más conocida como 'ley Celaá', como sí ocurría con su antecesora, la Lomce

La asignatura de Religión ha estado en el punto de mira del Gobierno desde que se pusiera en marcha el proyecto de una nueva ley educativa para derogar la Lomce, más conocida como 'let Wert', del Partido Popular. Lo que no deja, por tanto, de resultar irónico el nombramiento en Consejo de Ministros del pasado martes de la exministra de Educación, Isabel Celaá, como nuevo embajadora de España en el Vaticano.

Sin embargo, el verdadero 'papel' que esta materia ocupará no se conocerá hasta que finalmente se aprueben los decretos de enseñanzas mínimas que desarrollan la Lomloe, más conocida como ' ley Celaá'. Es decir, las normas que 'aterrizan' la ley orgánica en las aulas. En culquier caso, los borradores de los mencionados decretos sí se conocen y el futuro que parecen depararle a la asignatura de Religión no es el mejor...

Por ejemplo, el borrador de enseñanzas mínimas de Primaria establece que «con el fin de garantizar el principio de igualdad y la libre concurrencia entre todo el alumnado, las calificaciones que se hubieran obtenido en la evaluación de las enseñanzas de religión no se computarán en las convocatorias en las que deban entrar en concurrencia los expedientes académicos».

En el caso del borrador de enseñanzas mínimas de Educación Secundaria Obligatoria, se señala que «con el fin de garantizar el principio de igualdad y la libre concurrencia entre todos los alumnos, las calificaciones que se hubieran obtenido en la evaluación de las enseñanzas de religión no se computarán en las convocatorias en las que deban entrar en concurrencia los expedientes académicos, ni en la obtención de la nota media a efectos de admisión de alumnos, cuando hubiera que acudir a ella para realizar una selección entre los solicitantes».

Ambos borradores aclaran que la Religión tendrá una asignatura alternativa (es decir, la que se cursa en su lugar) o, más bien, un 'sucedáneo' de alternativa, de tal manera que los alumnos de las familias que no deseen religión recibirán atención educativa en forma de actividades de libre configuración por parte de los centros. Esto devalúa el carácter de la Religión y si las actividades previstas son muy simples, puede animar a determinados alumnos a optar por ellas frente al currículo de Religión.

En el caso del borrador de enseñanzas mínimas de Bachillerato no se especifica ninguna asignatura o actividad alternativa y señala que «con el fin de garantizar el principio de igualdad y la libre concurrencia, las calificaciones que se hubieran obtenido en la evaluación de las enseñanzas de Religión no se computarán en la obtención de la nota media a efectos de acceso a la Universidad ni en las convocatorias para la obtención de becas y ayudas al estudio en que deban entrar en concurrencia los expedientes académicos».

Cultura de las Religiones

Algunas pinceladas del lugar que ocuparía la asignatura de Religión ya podía conocerse durante la tramitación de la 'ley Celaá'.

El dictamen de la 'ley Celaá' que se aprobó en el Congreso en noviembre de 2020 ya contenía un 'dardo envenendo' para la asignatura de Religión. Entonces, el texto original se aprobó con polémicas enmiendas que se incluyeron durante la tramitación parlamentaria en la Cámara Baja: una de ellas era la inclusión de la asignatura 'Cultura de las Religiones' para hacerle frente a Religión.

De hecho, durante la mencionada tramitación en el Congreso, el partido el Gobierno (Podemos) junto con ERC, Más País y Bildu intentaron desterrar la asignatura prácticamente del todo. ¿Cómo? Con una enmienda transaccional que señalaba que «hasta tanto no se denuncien y queden derogados los acuerdos entre el estado español con la Santa Sede, las enseñanzas de religión confesional en los distintos niveles educativos se desarrollarán, en su caso, al margen del currículum y fuera del horario escolar de todo el alumnado y, en salvaguarda del artículo 16.2 de la Constitución, no constará en la documentación académica del alumnado referencia alguna a haberlas o no cursado».

Pero más atrás en el tiempo, había otras señales que también preocupaban a la comunidad educativa. La misma ausencia de la asignatura en el anteproyecto era para algunos un intento de «devaluarla», tal como aseguró a este periódico Luis Centeno, secretario general adjunto de Escuelas Católicas. O, peor aún, de iniciar el camino hacia su «eliminación». Así lo señalaba Pedro José Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa).

«El camino que se está siguiendo es el de la desaparición de la Religión, el Ministerio apuesta por una escuela única, pública y laica pese a que siempre han convivido sin problemas la pública con la concertada. Creo que es el peaje que el PSOE tiene que pagar por estar con Podemos. Jamás en la vida un partido socialista fue tan sectario con la Religión como hasta ahora», decía entonces Centeno.

Indiferencia

¿Y cómo se la dejaba de lado? En el artículo 18 de la Lomce, dedicado a la Educación Primaria, aparecía, dentro del bloque de asignaturas específicas la Religión con su alternativa, Valores Sociales y Cívicos. Entonces, el anteproyecto que ya es ley y no ha cambiado en ese sentido, no menciona a la Religión pero sí se señala que como materia obligatoria, «se añadirá en alguno de los cursos del tercer ciclo la Educación en valores cívicos y éticos». Con la ESO pasa lo mismo: No aparece Religión como asignatura específica en ninguno de los cuatro cursos, pero sí se especifica que «en algún curso de la etapa todos los alumnos cursarán la materia de Educación en valores cívicos y éticos».

En Bachillerato se ofrecía Religión entre un grupo de asignaturas y en la 'Ley Celaá' no se menciona. Las asociaciones señalaban entonces que el fomento a una formación ética para todos los alumnos es buena pero siempre que no implique un perjuicio para la Religión.

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