Bien, en la naturaleza hay grupos de seres, normalmente insectos, que tienen un pensamiento único: las hormigas, las termitas, las abejas… Pero actualmente nos enfrentamos a esa idea, ya que aunque en estas colonias cada insecto tiene clara su función natural conociendo su lugar y situación dentro de la colonia, su existencia individual es irrelevante. Por ello me pregunto, ¿cómo es posible que esta idea de pensamiento único y servil se esté implantando poco a poco en nuestra sociedad, haciéndonos a la mayoría irrelevantes?
Bien, en la naturaleza hay grupos de seres, normalmente insectos, que tienen un pensamiento único: las hormigas, las termitas, las abejas… Pero actualmente nos enfrentamos a esa idea, ya que aunque en estas colonias cada insecto tiene clara su función natural conociendo su lugar y situación dentro de la colonia, su existencia individual es irrelevante. Por ello me pregunto, ¿cómo es posible que esta idea de pensamiento único y servil se esté implantando poco a poco en nuestra sociedad, haciéndonos a la mayoría irrelevantes?
Todavía recuerdo el eco de las amables palabras de un conocido que cuando le regalé un libro se disculpó de aceptarlo con un “¡yo no leo literatura!”. Al principio me asombró, pero luego reflexioné sobre ello. Y me di cuenta de que tenía sus razones. Esta buena persona y honesta, incapaz de leer algo más que no fuera una sola frase, vivía sujeto a ciertas soflamas y mensajes generales con los que a todas horas nos bombardean los mensajes mercantilistas de nuestra sociedad hedonista y de consumo. ¡Compra, desea, adquiere, disfruta, olvida otra cosa: la felicidad y el futuro están en nuestros mensajes! Sin embargo, hasta ahora pensaba que eso solo se refería a una cierta parte de nuestros vecinos y ciudadanos, y no le di más importancia en aquel entonces. Pero, quizás, era el anuncio del camino emprendido hacia el pensamiento único.
Por eso, y ahora conforme veo el panorama político de nuestra sociedad, he empezado a preocuparme. Ya no es solo el “¡yo no leo literatura!”, sino la admisión ciega de los estereotipados mensajes que recibimos todos los días. Y así observo con preocupación cómo nuestra sociedad occidental empieza a perder los valores que la hicieron pionera y primera en el mundo. Y también observo como la zafiedad, la estulticia, y la imbecilidad revestida de buenismo, nos rodea y domina, empujándonos hacia el pensamiento único e interesado de algunos. Consecuentemente, ¡cada día estamos más cerca de la estructura del hormiguero!
Y cada día son más los de pensamiento único. ¡Sí, ésos que sin reflexión ninguna imponen sus ideas basadas únicamente en el populismo! Y eso lo estamos leyendo y oyendo en determinados partidos y, sobre todo, en determinadas religiones sin evolucionar. Todos ellos quieren imponer su pensamiento único, y los demás, los que pensamos diferente, somos irrelevantes y superfluos. Es decir, ¡gente prescindible e innecesaria!
Porque esto lo estamos viendo en la actual situación política española. Unos partidos defendiendo su liderazgo personal y sujetos tan solo a operaciones aritméticas de suma y resta para alcanzar el poder. En el fondo solo interesa la colocación de afines y el sorteo de los sillones con sus correspondientes sueldos. Ya que de los verdaderos problemas que sufrimos los irrelevantes, crisis, paro, corrupción, desmembración territorial, etc, etc, no dicen nada de nada. Solo palabras grandilocuentes, que en ocasiones ni ellos saben lo que significan verdaderamente. Así oímos que los ciudadanos han votado un cambio progresista y… nada más. Ninguno explica en qué consiste este cambio y qué sacrificios o recursos se tiene para solucionar los problemas sin agravarlos aún más. Porque la obsesión de unos es desbancar al partido que anteriormente obtuvo el poder y los otros de mantenerse en el mismo. Y de esta forma conforme a lo anterior, lo que desean los partidos en el fondo es la implantación de su pensamiento único que se imponga de arriba hacia abajo.
Prueba evidente de lo escrito es ese continuo mensaje de que un partido ha robado votos a otro, manifestando su seguridad de que el voto del ciudadano es de su propiedad, que en el fondo se siente robado en su derecho de propietario de la voluntad popular. Y esto es prueba inequívoca de que en el fondo somos irrelevantes, aunque todavía no prescindibles, para ellos. Y también es una muestra de su voluntad de imponer su pensamiento único necesario para su supervivencia. Sin duda, si empezamos a no leer literatura (esto no tardará en llegar) cada vez tendremos menos capacidades de reflexión. Y nuestra inteligencia precisa la comparación si queremos decidir por nosotros mismo y progresar en nuestros pensamientos. Aspecto que el pensamiento único no permite
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