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viernes, 6 de diciembre de 2019

NIÑOS COMO DIOSES FRACASO SEGURO.

EL PENSADOR
 
EL ENGAÑO A GRETA THUMBERG OBJETO DE INTERESES POLÍTICOS Y ECONÓMICOS.
A finales de los años noventa -en concreto, en el otoño de 1998-, se estrenó en nuestro país la película “The Truman Show”, que en su versión española se denominó “El Show de Truman”, sin variar en nada su traducción literal. Película del australiano Peter Weir, también director de: “Único testigo” (1985), “El Club de los Poetas Muertos” (1989) y “Master and Commander” (2003), entre otras.
La película gira en torno a la vida de Truman Burbank (Jim Carrey), un hombre sencillo, aunque un poco ingenuo, que toda su vida ha vivido en un pueblo tan corriente como él. Con un trabajo normal, un matrimonio sin hijos, una casita y unos vecinos como los de todo el mundo. Sin embargo, después de una serie de circunstancias y acontecimientos, empieza a sospechar que su vida está en cierto modo dirigida, aunque nada le hace pensar de qué manera. Todos sus amigos son actores, toda su ciudad es un plató, toda su vida está siendo filmada y emitida como el “reality” más ambicioso de la historia, diseñado por Christof (Ed Harris), el creador, productor y director del programa “El Show de Truman”.
Después de mil peripecias que le llevan a desconfiar de su vida, Truman decide escapar de su mundo, y, superando su fobia al mar, trata de huir de la única forma que le quedaba: por barco. Christof decide provocar una gran tormenta para tratar de volcar la embarcación, pero la determinación y tenacidad de Truman llevan a Christof a poner fin a la misma.
Una vez cesan las tempestades, Truman navega abstraído en sus pensamientos cuando un golpe seco le espabila violentamente: la proa del barco acababa de chocar con el horizonte... El barco había llegado al borde de la gran cúpula que actuaba a modo de bóveda celeste del inmenso estudio de grabación y se había empotrado contra una pared pintada a modo de cielo. Truman la alcanza con su mano y la intenta derribar, por unos instantes se siente aterrorizado, cree que no existe una salida, pero camina hasta descubrir la existencia de un tramo de escalera, el cual conduce a una puerta de salida que se le abre.
Al ver que Truman se va a escapar de su mundo y con ello el final de su programa, Christof le habla directamente, tratando de convencerlo para que se quede, mostrando con su actitud que se siente parte padre de Truman y parte “creador”, aduciendo que el mundo real no le aportará más verdad que la que Truman ha vivido en su mundo televisivo y que debe quedarse allí, libre de los peligros del mundo exterior, y que su obligación es alegrar la vida de la gente que lo ha seguido diariamente durante tantos años.
Truman, después de pensarlo un momento, suelta su famosa frase: “Y por si no nos vemos, ¡buenos días, buenas tardes y buenas noches!”, y haciendo una reverencia frente a su público atraviesa la puerta hacia el mundo real. Se corta la emisión, el espectáculo ha terminado.
El 3 de diciembre recaló en la Península Ibérica la niña activista Greta Thunberg. Gracias al descomunal despliegue mediático, del que es casi imposible abstraerse, se nos notificó que arribaría con su catamarán a las costas de Portugal, concretamente a la preciosa capital lisboeta, no lejos de las costas que los clásicos denominaron el “Finis Terrae”. Lo que no tengo nada claro es si el show habrá terminado o, por el contrario, solamente acaba de comenzar. ¡Pobre adolescente¡ juguete de su familia y de los buitres de la economía. Aquí lo dejo.

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