EL PENSADOR...
SON UNOS DICTADORES CON SUS LEYES INJUSTAS
Sin luz ni taquígrafos, es tal el panorama político con el que tenemos que convivir cada día y el secretismo con el que se manejan los asuntos de Estado, que ya no nos sorprende nada porque no nos creemos nada. Es tal el nivel de escepticismo de los ciudadanos, propiciado por la opacidad de las negociaciones, que, digan lo que digan los líderes políticos, todo nos suena ya a música celestial.
Estamos tan acostumbrados a que se nos ningunee que no se nos mueve ningún músculo de la cara cuando vemos o leemos la sarta de despropósitos que tenemos que soportar, cuando no un ocultamiento de las verdaderas intenciones y de los intereses manifiestamente partidistas de los brillantes gestores de la “cosa pública”.
A algunos se les llena la boca hablando de “acuerdos y de pactos de Estado”, acuerdos y pactos que llevan tal nivel de ocultación que la sociedad está cada vez menos informada.
Independientemente de que se produzca, por fin, la investidura, o de que vayamos a nuevas elecciones, el oscurantismo político es de tal naturaleza que, pase lo que pase, no nos creeremos nada de los que nos cuenten y seguiremos mirando al horizonte con esperanza porque somos así de ingenuos
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