Manifestación en Asunción contra los planes reeleccionistas de Horacio Cartes, el 30 de marzo pasado
Asaltado el Congreso de Paraguay tras el intento del presidente de abrir paso a la reelección.
La tensión se dispara tras los disturbios que se saldan con la muerte de un opositor y numerosos heridos.
La tensión en Paraguay se ha disparado tras los disturbios que se han saldado con la muerte de un joven opositor a manos de la policía y con numerosos heridos, después de que el Congreso fuera asaltado por un millar de manifestantes, muchos de ellos con las caras tapadas. Protestaban por el intento del presidente, el conservador Horacio Cartes, de reformar la Constitución para permitir la reelección y poder continuar en el poder después de 2018. Algunos de los manifestantes llegaron a prender fuego al salón principal, sacaron ordenadores a la calle, arrancaron las placas con nombres de los senadores de las puertas de sus despachos y salieron a la calle con ellas en la mano. Al menos 211 personas, entre las que hay menores de edad, han sido detenidas durante los disturbios, según el diario Abc Color.
La tensión va en aumento y opositores del interior del país se están trasladando a la capital para reforzar la protesta.
Los manifestantes estaban acompañados por legisladores del Partido Colorado y del Partido Liberal. La policía les disparó con pelotas de goma y el presidente del Partido Liberal, Efraín Alegre, que se opone a la reelección, fue herido en un hombro. Entre gritos de "dictadura nunca más" y "Cartes violador" la tensión creció hasta un nivel inaudito en los últimos años en Paraguay. La batalla campal con la policía duró horas frente al Congreso y cada vez que pasaba un coche de la policía era apedreado por la gente concentrada en la zona.
Un hombre de 25 años murió por el impacto de una bala de goma disparada por la policía tras irrumpir en la sede del Partido Liberal, el mayor de la oposición en Paraguay, informa Efe. El fallecido es Rodrigo Quintana, de 25 años y líder de la juventud de esta formación política en la localidad de La Colmena (en el departamento de Paraguarí, en el centro del país), ha informado Efraín Alegre. Su muerte se produjo la medianoche del viernes cuando efectivos policiales entraron en la sede del partido, en el centro de Asunción, donde había reunidos varios afiliados, y dispararon proyectiles de goma. El médico que atendió al joven afirmó que tenía un impacto en la cabeza que fue recibido a corta distancia. Alegre aseguró que los policías "entraron a atropellar, les pusieron boca abajo y les tiraron al suelo". "Entraron con mucha agresividad, rompiendo las puertas, fue cosa de salvajes", dijo.
La policía, sin embargo, niega toda responsabilidad en el asesinato de Quintana. "No usamos armas, solo tomamos detenidos, los llevamos hasta la sede de investigación y luego hasta la agrupación especializada", afirmó a Radio Cardinal el comisario de policía Tomás Paredes Palma, según recoge la agencia Europa Press. El comisario, quien reiteró que sus subordinados no usan armas largas, explicó que los agentes se desplazaron al lugar tras recibir una llamada de auxilio desde la misma sede.
Durante las protestas también tuvo que ser atendido el presidente del Senado, Roberto Acevedo, opuesto a la reforma. Acevedo leyó un comunicado en el que pedía, en nombre de un grupo amplio de senadores, que Cartes retire el proyecto de enmienda constitucional para devolver la tranquilidad a la ciudadanía. Horas después, Cartes, que evitó comparecer en toda la noche, emitió otro comunicado en el que no decía nada de esa posible marcha atrás en el proyecto y por el contrario se lanzaba contra la oposición y la prensa por alentar la quema del Congreso. "Insto a la ciudadanía a mantener la calma y no dejarse llevar por quienes desde hace meses vienen anunciando hechos de violencia y derramamientos de sangre. El incendio del Congreso demuestra que un grupo de paraguayos empotrados en la política y en medios masivos de comunicación no escatimarán esfuerzos para lograr el objetivo de destruir la democracia", sentenció Cartes.
Gran parte del oficialista Partido Colorado quiere que el Cartes, un exempresario tabacalero que está en el poder desde 2013, repita mandato en 2018. Del otro lado, el Frente Guasú (izquierda) quiere que Fernando Lugo, el exobispo y exmandatario que fue destituido en tiempo récord por el Congreso en 2012, vuelva a ser presidente. Todo muy previsible, excepto por un detalle: el artículo 229 de la Constitución paraguaya, aprobada en 1992 tras el regreso a la democracia, dice que los cargos de presidente y vicepresidente son “improrrogables” y que “no podrán ser reelectos en ningún caso”. Esto ha llevado a una insólita alianza entre el oficialismo y sus enemigos de izquierda para impulsar una reforma constitucional que debe dirimir el Congreso.
El martes, una acalorada discusión en el recinto terminó a gritos en los pasillos del Palacio Legislativo de Asunción. Senadores de izquierda discutían entre ellos y conservadores del mismo Partido Colorado se dividían en dos facciones: oficialistas, que apoyan la reelección de Cartes, y disidentes, que la rechazan. Todo ocurrió en un ambiente enrarecido. El Congreso había amanecido totalmente rodeado por policías: camiones lanza agua y centenares de antidisturbios impidieron el paso de la gente.
De pronto, sin previo aviso, 25 de los 45 senadores se reunieron en un despacho del Frente Guasú en el interior del Congreso con el presidente de la Cámara ausente y con su voto cambiaron el reglamento interno del Senado. De esta forma, modificaron las atribuciones del presidente de la Cámara alta para que no pueda rechazar el proyecto de enmienda, una maniobra defendida por cartistas y luguistas que ahora permite la presentación del proyecto en cualquier momento. “Puede ser inmediato. En cualquier momento podemos tener que celebrar un referendo y hay campaña con Cartes y Lugo pidiendo el sí a la reforma constitucional”, dijo a EL PAÍS el escritor y analista político paraguayo Alfredo Boccia.
El Frente Guasú consideró el cambio en el reglamento del Senado “un paso decisivo” para promover el referéndum constitucional que permita la reelección de todo expresidente, según un comunicado difundido el 29 de marzo.
Los anticartistas del Partido Liberal, la segunda fuerza nacional detrás de los colorados, denunciaron “un golpe de Estado”. “Es un golpe puro y duro. No estamos de acuerdo. Vemos que han engatusado a Lugo para hacer algo que es inconstitucional. ¿Cómo van a hacer una elección democrática si violan los reglamentos de forma tan burda?”, afirmó el senador del Partido Liberal Luis Alberto Wagner. “Cartes dijo que no buscaría la reelección y hoy hace todo lo contrario. Así es como la inseguridad jurídica se transmite a todos los sectores, especialmente a los empresariales. Un daño terrible con 50 delegaciones del mundo en la asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Asunción”, dijo Wagner por teléfono, mientras ocupaba su banca en el Senado por temor a que se celebrara otra sesión sin su presencia.
Un proyecto de enmienda de la Constitución de Paraguay ya fue tratado y rechazado en agosto de 2016. Algunos paraguayos se han movilizado para recolectar firmas en contra de este nuevo intento. "Si un nuevo proyecto se aprobara en el Congreso aún tendríamos el referéndum y las encuestas muestran una gran mayoría del no", aclaró Boccia. La reforma, con todo, avanza por los pasillos del Congreso y ha logrado lo imposible: unir a colorados y luguistas tras un objetivo común. Pero nadie esperaba que las cosas llegaran tan lejos como para acabar con un asalto al Congreso.
ALGO DEBE DE TENER LA POLÍTICA QUE LOS PRESIDENTES SE RESISTEN A MARCHARSE QUERIENDO PERPETUARSE EN EL CARGO, NO DEBE SER TAN ESTRESANTE COMO DICEN.
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