Artur Mas en la Oficina de la Generalitat en Nueva York, en 2015.
Las potencias internacionales cierran la puerta a la Generalitat.
Los principales líderes europeos y de Estados Unidos insisten desde 2012 en su apoyo a la posición del gobierno español contra el independentismo catalán.
La Generalitat ha recibido en los últimos cinco años sucesivos portazos por parte de las grandes potencias internacionales a sus planes unilaterales de independencia. Si a nivel parlamentario en Europa han cosechado apoyos, sobre todo entre partidos nacionalistas –flamencos, escoceses, irlandeses o finlandeses–, la estrategia para convencer a gobiernos ha ido de mal en peor. De Angela Merkel a Barack Obama, la desobediencia a la legalidad española es el punto más criticado de la hoja de ruta del soberanismo catalán. El último ejemplo ha sido el comunicado esta semana de la embajada de Estados Unidos en Madrid. La Generalitat insiste que no espera apoyos hasta que no se proclame la independencia y que su principal objetivo es situar el conflicto en la agenda internacional.
José Manuel Durao Barroso dio al gobierno de Artur Mas el primer revolcón en la escena internacional. Barroso, como presidente de la Comisión Europea, aseguró en noviembre de 2012, dos semanas antes de las elecciones que avanzó Mas en Cataluña, que en caso de independencia el nuevo Estado saldría de la Unión Europea (UE). La Generalitat reitera desde entonces que la UE no puede permitirse perder un motor económico como Cataluña. Las palabras de Barroso vinieron precedidas por la primera rectificación sobre este asunto por parte de un alto dirigente europeo. La por entonces vicepresidenta de la Comisión, Viviane Reding, afirmó en octubre que “ninguna ley dice que Cataluña deba salir de la UE si se independiza”. Pocos días después, Reding publicó una carta corrigiendo sus valoraciones para dar apoyo al ejecutivo español. La rectificación más relevante ha sido la que ha protagonizado este mes de abril François Fillon, exprimer ministro francés y candidato a la presidencia. Fillon se mostró partidario de que Cataluña celebrara un referéndum de autodeterminación. Su equipo de campaña corrigió al día siguiente sus palabras con un breve comunicado en el que precisaba que “respecto a España, el derecho de autodeterminación no está reconocido por la Constitución. Y es evidente que todo referéndum eventual debería celebrarse en un marco constitucional”.
Barroso rechazó en septiembre de 2013 recibir a Mas en Bruselas. Su sucesor, Jean-Claude Juncker, tomó la misma decisión con Carles Puigdemont en mayo de 2016. Juncker solo ha destacado públicamente por incidir en que la cuestión catalana “es un asunto interno de España”. Un comunicado de 2015 en nombre de Juncker, en el que se expresaba en estos términos, fue tergiversado en su versión en castellano para dar a entender que el presidente de la Comisión criticaba al Parlamento catalán. Una portavoz de Juncker tuvo que desmentir el texto.
Las dos principales potencias de Europa, Alemania y Francia, han sido explícitas sobre la cuestión y y en términos similares. El presidente francés, François Hollande, dijo en 2013 que "Cataluña es una región de España, por lo tanto es un tema interno de España y competencia de su soberanía exclusivamente”. En 2014 insistió Hollande que “este es un asunto que tiene que ver con la soberanía española y es España quien debe abordar esta cuestión y no Francia. Nosotros queremos una España fuerte, estable y aliada de Francia”. Merkel, la canciller alemana, apuntó respecto a Cataluña, con motivo de la cumbre hispano-alemana de septiembre de 2015 en Berlín, que “hay que respetar, garantizar la soberanía nacional y la integridad territorial de los Estados”.
La cruzada diplomática de la Generalitat ha sido especialmente insistente en el Reino Unido y en Estados Unidos. Pese a ello, el exprimer ministro británico David Cameron aseguró en 2015, un año antes de su derrota en el referéndum del Brexit: “España, como el Reino Unido, estamos mejor juntos, somos más fuertes, más prósperos, debemos seguir juntos. No hay dos situaciones iguales pero creo que es muy importante, como ha dicho el presidente [Rajoy], que ante cualquier situación es importante que los países, los gobiernos y sus presidentes, y también aquellos que quieran seguir caminos diferentes, cumplan con el imperio de la ley”. Cameron insistió en el debate sobre la permanencia de Cataluña en la UE: “Si una parte de un Estado declara la secesión, ya no forma parte de la Unión Europea y tiene que empezar a hacer cola detrás de otros países candidatos”. El expresidente de EE.UU. Barack Obama dijo en 2015 en su entrevista con el rey Felipe VI que su país “está profundamente comprometido con una España fuerte y unida”. El exministro de Exteriores José Manuel García-Margallo recalcó por entonces la importancia de estas palabras. Margallo explicó el pasado marzo, sobre los posicionamientos institucionales de apoyo al gobierno español, que "nadie sabe el esfuerzo que ha costado eso y los favores que debemos a una cantidad de gente para lograr que hicieran estas declaraciones".
ME DA LA SENSACIÓN DE QUE EL GOBIERNO DE CATALUÑA ESTÁ MUY EQUIVOCADO PENSANDO QUE LE VAN APOYAR INTERNACIONALMENTE, NINGÚN PAIS SERIO SE VA METER EN POLÍTICA INTERNA DE OTRO.
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