Sesión constitutiva de la XII Legislatura en el Congreso.
Doble rasero.
El PP debe explicar los votos recibidos de los soberanistas
Los 25 diputados que votaron en blanco en la elección de la presidencia del Congreso contribuyeron al triunfo de la popular Ana Pastor sobre el socialista Patxi López. Y no solo eso: en la elección sucesiva de los vicepresidentes de la cámara, los candidatos de Ciudadanos y del PP recibieron más votos de los que suman los grupos Popular y de Ciudadanos. Dado el carácter secreto del sufragio, solo queda especular sobre quiénes fueron. Pero salvo improbables rebeldías entre socialistas o en el seno de Podemos, todo apunta a posibles ayudas nacionalistas al pacto global PP-Ciudadanos, que ha marcado la elección del órgano de dirección del Congreso.
Más allá de la sorpresa que esta situación ha provocado, es necesario saber si ha mediado alguna negociación del PP con los nacionalistas, precisamente cuando estos buscaban apoyos para la constitución de un grupo propio en el Congreso.
El PP se rasgó las vestiduras en la legislatura pasada cuando se supo que el PSOE quería ayudar a los nacionalistas catalanes y a ERC a completar los requisitos que les impedían disponer de grupos en el Senado. Entonces el Gobierno en funciones salió en tromba, interpretando el gesto como una operación ilegítima y vergonzante de Pedro Sánchez destinada a favorecer su propia investidura.
En aquella ocasión, Rajoy tildó de “gran error” apoyarse en partidos que le echan un pulso al Estado. No sabemos si esos partidos han dejado de echarle un pulso al Estado, y por eso el PP acepta ahora sus apoyos indirectos, o si todo se debe a un giro estratégico decidido exclusivamente por nacionalistas e independentistas. Pero también sorprende que tales movimientos hayan coincidido con la decisión de la Fiscalía de no pedir penas de cárcel para ninguno de los encartados por la consulta separatista del 9 de noviembre de 2014, entre ellos el expresidente de la Generalitat, Artur Mas. Para mayor confusión, nacionalistas e independentistas acaban de pactar con la CUP un “mecanismo unilateral” de desconexión de Cataluña de la legalidad, en la perspectiva de elaborar una Constitución catalana.
La democracia española no ha prescindido nunca de nacionalistas e independentistas, ni debería hacerlo, en la medida en que defiendan sus propuestas dentro de la legalidad. Criticamos las decisiones últimas de los separatistas catalanes, no su ideología. Pero esa verdad lo es al margen de cuál sea el partido responsable del Gobierno. Lo sorprendente es asistir a los votos depositados ayer, y tal vez a las abstenciones de mañana, después de todo lo escuchado al PP sobre los gravísimos riesgos que acechan a la unidad de España si se hace cualquier gesto hacia los nacionalistas e independentistas de Cataluña.
Lo que está en juego es la coherencia de los partidos constitucionalistas. Por supuesto que sería inaudito repetir otra vez las elecciones, pero la transparencia exige saber qué precio se está dispuesto a aceptar a cambio de evitarlas. ¿Serían convenientes para Rajoy posibles abstenciones entre los que hasta hace poco le parecían tan peligrosos? Lo hemos dicho muchas veces: el PSOE debe abstenerse. Pero ahora, tras lo ocurrido ayer, el Partido Popular debe explicarse.
TENDRÁ QUE EXPLICAR MUCHAS COSAS INEXPLICABLES.
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