Manifestación contra el fracking en Medina de Pomar (Burgos).
Once de los 28 países de la Unión Europea abren la puerta al ‘fracking’
España dentro del bloque favorable a esta técnica de extracción de gas y petróleo
La Eurocámara rechaza frenar los nuevos permisos de fractura hidráulica.
"¿Planea otorgar autorizaciones para la exploración o producción de hidrocarburos que puedan requerir el uso de fractura hidráulica de gran volumen?". La Comisión Europea lanzó esta pregunta hace algo más de un año a los 28 Estados miembros de la UE. Once de estos países —entre ellos España— han respondido que "sí" o "probablemente". Dinamarca, Países Bajos, Reino Unido, Polonia, Rumanía, Hungría, Lituania, Austria, Alemania y Portugal —además del Gobierno español— abren así las puertas a esta polémica técnica de extracción de gas y petróleo. Los 17 restantes miembros de la UE han respondido que no. En este momento, no hay ninguna explotación de hidrocarburos en Europa en la que se emplee el fracking, aunque sí hay pozos de exploración y se tramitan permisos, como en España.
Europa ha rechazado hasta ahora vetar esta técnica y ha dejado libertad a cada Gobierno para que regule si quiere que se emplee en su territorio. La comisión de Industria, Investigación y Energía del Parlamento Europeo ha vuelto a negarse este jueves a ponerle trabas al fracking. Los grupos Socialista, los Verdes e Izquierda Unitaria Europea presentaron una enmienda al informe sobre la Estrategia Europea de Seguridad Energética en la que se instaba a los 28 a que no autoricen "nuevas operaciones de fracturación hidráulica de alto volumen en la UE".
Este veto a nuevos permisos —que no afectaría a los ya concedidos— debería imponerse por el "principio de precaución" y porque han de "tomarse medidas preventivas, teniendo en cuenta los riesgos y el clima negativo, los efectos medioambientales y sanitarios", según la enmienda presentada. Además, se apunta a "las deficiencias detectadas en el régimen regulador de la UE para las actividades de gas de esquisto".
Pero la enmienda fue rechazada en la Comisión de Industria por un solo voto, según ha explicado la eurodiputada socialista Soledad Cabezón. "Hubo 30 a favor y 30 en contra. Al haber un empate, la enmienda decae", ha indicado. Pese a este revés, Cabezón ha sostenido que en junio volverán a llevarla a la Eurocámara, cuando se debatirá el informe aprobado este jueves.
La Comisión Europea no ha querido hasta ahora regular con una normativa nueva el fracking, que consiste en inyectar agua, arena y productos químicos a gran presión por un pozo para extraer hidrocarburos de las rocas. A finales de enero de 2014, Bruselas emitió unas recomendaciones, muy genéricas, en las que pedía a los distintos Gobiernos que evalúen el impacto medioambiental de los proyectos o que vigilen el riesgo sobre las aguas. Además, la Comisión Europea envió una batería de preguntas a los 28 para conocer su posición sobre el fracking y la regulación de cada país.
Al menos siete proyectos en España
España ha admitido ante la Comisión Europea que en su territorio existen, al menos, siete proyectos de exploración que requerirán del uso del fracking. En total, serían 10 pozos, todos ellos en tierra. Pero, según se desprende de la respuesta del Gobierno, puede haber más. España solo informa a la Comisión Europea de los proyectos que dependen directamente de la autorización estatal. La normativa establece que los proyectos que se extiendan por más de una comunidad son competencia del Estado. Los que solo estén dentro de una autonomía, dependen del Gobierno regional. En todo caso, España recuerda a la Comisión que antes de poder emplear esta técnica, aunque solo sea para la exploración, las empresas interesadas deberán obtener una evaluación de impacto ambiental favorable.
En el caso de España, la compañía BNK aspira a convertirse en la primera en usar esta técnica. Ha presentado dos proyectos en la provincia de Burgos. Uno de ellos estaría englobado en los siete de los que habla el Gobierno en su respuesta, ya que dependen de su autorización. El otro no estaría en ese recuento, ya que es responsabilidad de la Junta de Castilla y León.
Ante la pregunta de si planean conceder autorizaciones para la exploración o producción, cinco Estados han respondido que sí, según los cuestionarios que Bruselas ha publicado en la web. Se trata de Dinamarca, Países Bajos, Reino Unido, Polonia y Rumanía. Otros seis Estados han respondido que "probablemente". Son Hungría, España, Lituania, Austria, Alemania y Portugal.
Los 17 restantes —el 60% de los 28— han respondido que no darán permisos. En unos casos, señalan que en su territorio no existen indicios de reservas de hidrocarburos que necesiten de fracking para su aprovechamiento. En otros, se trata de un rechazo político. Es el caso, por ejemplo, de Francia, que al principio estaba dispuesta a explorar este campo.
Pero en la respuesta al cuestionario enviada a la Comisión, el Gobierno francés recuerda que considera que el fracking acarrea "riesgos e impactos ambientales identificados claramente". Además, Francia cree que las recomendaciones aprobadas por Bruselas a principios de 2014 "proporcionan supervisión mínima", pero "este mínimo es insuficiente para ofrecer todas las garantías necesarias". En este país está prohibido por ley el uso de la fractura hidráulica.
Polonia es el ejemplo de la posición contraria. Según explica en la respuesta al cuestionario de la Comisión, a fecha de 1 de diciembre de 2014, estaban activas 56 licencias de exploración que incluyen el uso del fracking, 48 en tierra y ocho en el mar.
Según explica Samuel Martín-Sosa, de Ecologistas en Acción, a partir de las respuestas que han ofrecido los 28, la Comisión Europea publicará un informe en agosto. La duda es si, a partir de esta información, Bruselas se decantará por elaborar una regulación específica sobre el fracking. Martín-Sosa cree que será complicado que la Comisión cambie de postura y entre a regular este asunto, que tiene dividida a la Unión Europea.
COMENTARIO:
Aunque en California estén cortando el agua a sus ciudadanos por culpa del fracking, entre una de las principales causas, y de que la producción esté en entredicho por los múltiples y serios problemas medioambientales y de riesgos de terremotos que ya sabemos que causa; a pesar de los intereses de los gobiernos de que no nos llegue la información, los poderes e intereses económicos siguen adelante implantando por doquier estas técnicas de dudosa utilidad y de peligrosidad demostrada. Eso sí, los ciudadanos poco podemos hacer contra esta tiranía de las multinacionales. Qué bien, como si el planeta fuera de propiedad privada.
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