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lunes, 29 de junio de 2020

LA INSPECCIÓN OCULAR.

ME PARECE TODO RIDÍCULO
Ante la inminente entrada masiva de turistas a nuestro país, las autoridades sanitarias han optado por abrir y que pase lo que tenga que pasar, porque lo que ahora importa es que el sector se pueda recuperar, y con él también la marchita economía española.
Mientras se anuncian por parte de la comunidad científica severos rebrotes, a los turistas que entren en España solamente se les va a aplicar un ligero control sanitario, consistente en la toma de temperatura y en rellenar un formulario, por lo que cualquiera de ellos que sea portador asintomático del virus se convierte en un propagador descontrolado en potencia.
No estoy personalmente en contra de la entrada de turistas, pero creo que sería infinitamente más seguro y prudente que a todos ellos se les exigiera haberse efectuado el test en el país de origen y haber dado negativo, pues, de lo contrario, no podrían salir de su territorio y entrar en el nuestro. Aunque no sea una prueba que elimine el riesgo al 100%, se evitaría, al menos, que los asintomáticos pudieran entrar y contagiar indiscriminadamente.
Ya no nos acordamos de que para viajar a determinados países se nos exigía vacunarnos contra ciertas enfermedades, medidas que siguen estando vigentes; por ello, lo que aquí exponemos, que ya se ha planteado en varios foros y en alguna que otra sobremesa, no es nada nuevo. Se trata, simplemente, de lo que hemos expuesto, que podría eliminar sensiblemente el riego de contagios procedentes del exterior.
Mientras no haya una vacuna, el test en origen es la única garantía de que los turistas llegan a España libres de virus, aunque no signifique que estén libres de ser contagiados y poder contagiar posteriormente, como cualquier otro ciudadano, para lo que puede ser eficaz la monitorización a efectos de control y seguimiento.

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