La nueva economía digital, un agujero millonario para Hacienda
Airbnb, BlaBlaCar y Uber tributan en España como agencias de publicidad y pagan por su actividad real en Irlanda, Francia y Holanda
Deliveroo, Glovo y Cabify afrontan el Impuesto de Sociedades en nuestro país, aunque la declaración siempre les ha salido a «devolver»
Internet. Esa tela de araña que conecta el mundo con sus ciudadanos, y viceversa. Un punto de encuentro del que emana la Cuarta Revolución Industrial. El «fordismo» del siglo XXI, pero sin creador que le dé nombre. Las barreras han caído y cualquiera puede aprovechar la Red para buscar hacer fortuna; solo hace falta una idea que cubra una necesidad. Así nacieron Airbnb, Glovo, Cabify, BlaBlaCar, Deliveroo y Uber, las grandes empresas de la nueva economía digital. Una bombilla que se encendió en la cabeza adecuada para revolucionar el transporte y el alojamiento. Sin embargo, en estos negocios no es oro todo lo que reluce. Es más, en materia de impuestos y beneficios la situación dista mucho de brillar.Entre las seis, y según los dos últimos ejercicios con cuentas disponibles en cada una de las empresas, la liquidación del Impuesto de Sociedades ha sido de 3.990.236 euros. En positivo, no en negativo. Dicho de otra manera: en conjunto no han pagado ni un euro a la Hacienda española por el negocio que declaran en nuestro país, que no siempre se corresponde con su actividad real, según se desprende de sus cuentas depositadas en el Registro Mercantil y a las que ABC ha tenido acceso a través de Iberinform.
Individualmente, las cifras difieren. Airbnb pagó en 2016 -su último ejercicio disponible- 55.211 euros; BlaBlaCar abonó ese mismo periodo 18.231 euros; y Uber 53.817 euros en 2017, la única de las seis junto a Cabify con sus cuentas del año pasado depositadas en el Registro Mercantil. Estas tres compañías son las únicas de entre las analizadas cuyo Impuesto de Sociedades les sale a pagar. En cambio, Glovo, Cabify y Deliveroo no suman más que datos en positivo: 1.060.321 euros, 1.449.000 euros y 16.216 euros, respectivamente. Unas cifras -estas últimas- que encuentran su razón de ser en las continuas pérdidas que acumulan cada año, si bien su facturación sí que aumenta considerablemente.
La justificación de que estas sociedades, todavía en expansión y en fase de estabilizarse en el mercado español, no arrojen resultados similares entre ellas, sino que hay dos grupos bien diferenciados, radica en la actividad que declaran realizar. Airbnb -alquileres turísticos-, BlaBlaCar -transporte compartido- y Uber -transporte urbano con licencia VTC- únicamente realizan labores de marketing y publicidad que cargan a sus matrices, ubicadas, por este orden, en Irlanda, Francia y Holanda. Al menos, así consta en sus cuentas depositadas en el Registro.
De esta manera, la cifra de negocio de estas tres empresas en España se corresponde con cargos que provienen de sus sociedades dominantes, aumentando anualmente a un ritmo casi similar al de los gastos. El principal problema con estas compañías de «marketing y publicidad» se encuentra en que ninguna de ellas aporta datos por países de su actividad real. Airbnb agrupa en Irlanda -donde la fiscalidad de Sociedades es más laxa, sobre el 12,5%- todo su negocio europeo, y Uber lo hace en Holanda -donde también reciben ventajas tributarias-. En cambio, BlaBlaCar consolida cuentas en Francia, uno de los países de la Unión Europea con más carga impositiva para sus empresas. Todo ello porque la legislación comunitaria ampara estas prácticas, ese trabajo de ingeniería para no tributar en el país donde se genera el negocio sino en otro de su elección. Un sistema, de hecho, defendido a capa y espada por las grandes multinacionales y, también, por José Luis Zimmermann, director general de Adigital, la asociación que agrupa a la nueva economía digital: «En la Unión Europea hay libertad de establecimiento, y lo tenemos que entender. Pueden instalarse en Cuenca o en Holanda», asegura.
Entre Airbnb, Uber y BlaBlaCar obtuvieron en su último año con cuentas disponibles un beneficio de 360.966 euros, mientras que su facturación fue de 7.030.171 euros. En el ejercicio inmediatamente anterior a ese, el resultado neto fue un 40% inferior y la cifra de negocio un 30% menor. Unas cuentas que van al alza pero de las que se desconoce en realidad cómo está funcionando cada uno de sus negocios en España.
Resultado para Hacienda
Caso distinto representa el de Glovo, Deliveroo y Cabify. Más allá de las críticas al modelo laboral en el caso de las dos primeras y del reproche por competencia desleal a la segunda por parte de los taxistas, estas tres sí que declaran en nuestro país por su actividad real. Sin embargo, el saldo para Hacienda no resulta ni mucho menos positivo. Es más, el Fisco encuentra en ellas un «agujero» que será difícil de tapar incluso en años venideros.Entre estas tres últimas sociedades, el impuesto fue positivo para ellas en 2.525.537 euros en su último ejercicio disponible, lo que no quiere decir que Hacienda les haya devuelto dicha cantidad en dinero en efectivo. En el Impuesto de Sociedades no ocurre como en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), sino que las sociedades tienen derecho a compensar esa cantidad -y las bases imponibles- en futuros ejercicios con beneficios.
En los dos últimos años depositados en el Registro Mercanil -datos a los que ABC ha accedido a través de Iberinform-, en conjunto han perdido 18.913.239 euros. Además, un 73% de los números rojos se corresponden al último año.
En cuanto a facturación, el ejercicio más reciente dio como resultado 78.068.757 euros, aunque es Cabify el principal contribuyente a ese dato con 72.966.000 euros de cifra de negocio, lo que supone superar más de cuatro veces su apunte de un año antes. Sin embargo, estas compañías afrontaron cuantiosos «debe»: Cabify tuvo un gasto de 63,84 millones de euros en pagos a sus conductores y unos 11,5 millones los destinaron a pagar personal, entre otras partidas; Deliveroo gastó 3,5 millones en lo que cobran sus «riders» y 3,3 millones en publicidad, entre otros conceptos; y Glovo abonó 2,09 millones a sus «riders» y 1,57 millones en publicidad, entre otros gastos. Fuertes inversiones en promocionarse en el caso de las empresas de reparto a domicilio y más peso de los conductores en el supuesto de la empresa española de movilidad.
Aunque Cabify, Glovo y Deliveroo no han pagado un solo euro a Hacienda por Impuesto de Sociedades desde que comenzaron su actividad, tampoco eso quiere decir que lo reciban del Fisco. De hecho, en la memoria de sus últimas cuentas se desglosan las cantidades que tienen pendientes de compensar. Es decir, que cuando obtengan beneficios podrán rebajar su base con los números rojos de otros años, con el límite por ejercicio de un millón de euros.
Esto se traduce en que Hacienda tendrá serias dificultades para «rentabilizar» el negocio de la economía digital. Cabify tiene 14.681.000 euros en el «haber» para rebajar sus beneficios en el futuro; Deliveroo, 6.407.217 euros; y Glovo, 4.979.486 euros. Además, cuentan entre sus activos con impuestos diferidos, es decir, las partidas positivas que el Fisco les «devuelve», las cuales también son compensables: 5.308.203 euros entre las tres, representando el asiento contable de la empresa de movilidad más de 4 millones de esa cantidad.
Pese a ello, Zimmermann, de Adigital, defiende el esfuerzo que realizan estas empresas de la nueva economía digital. Argumenta que todos los comienzos son difíciles y que tienen, todas ellas, vocación de permanencia, tanto las empresas que sí dan beneficios con supuestas actividades de marketing como las que sí declaran su actividad real. «Es común que en sus inicios no arrojen resultados positivos», explica el director general de la asociación que agrupa estos nuevos modelos de negocio. Y prosigue: «La experiencia nos dice que en cualquier emprendimiento, y aún más en el entorno digital, no todas las empresas llegan a ese escenario de rentabilidad. Que algunas pierdan dinero no significa que no vayan a ser viables».
Incluso, Zimmermann carga contra el discurso de reducir el aporte de estas sociedades a los impuestos que pagan. «Si estas empresas tienen pérdidas, ¿cómo van a pagar impuestos? Es excesivamente reduccionista pensar que generan valor en base a los impuestos que pagan», señala.
Más allá de los ingresos, las deudas que acumulan en su pasivo varían entre empresas. Al analizar las deudas a largo plazo y las que mantienen con sociedades vinculadas, al cierre del último ejercicio de cada una la cifra ascendía a 101.950.911 euros. Sin embargo, la mayor parte de ello lo absorben las cuentas de Cabify: a largo plazo tiene unas deudas de 37.357.000 euros y otros 60.847.000 euros con compañías de su mismo grupo. Del primer concepto, casi la totalidad se refiere al «debe» que tiene con Rakuten por valor de 36.437.000 euros, el cual vence en 2019 y cuyo tipo de interés está referenciado al Euribor+0,05%. Condiciones muy ventajosas teniendo en cuenta los valores en los que se mueve el índice referente para las hipotecas.
Del segundo concepto, Cabify, con su centro de operaciones en España, solo reconoce que en los dos últimos ejercicios ha realizado operaciones con hasta 14 sociedades vinculadas al grupo, de donde deriva ese pasivo de 60,8 millones. Colombia, Portugal, Perú, México... y Delaware (Estados Unidos), una región con ventajas fiscales, son algunas de las localizaciones de esas sociedades relacionadas con la matriz española.
Visión de las empresas
ABC se ha puesto en contacto con las seis empresas en cuestión, aunque solo ha podido recabar la visión de cinco de ellas; Airbnb no atendió la petición.BlaBlaCar, con sede fiscal última en Francia, defiende que paga los impuestos correspondientes en España y defiende la necesidad de armonizar las legislaciones comunitarias y trabajar con la UE para poder pagar en igualdad en el Estado miembro donde se genere la actividad.
Uber se escuda en que la Unión Europea les permite llevar todos sus ingresos a Holanda, con beneficios fiscales, sin mostrar su predisposición a pagar en este caso en España por su actividad en el país. Fuentes de la empresa dicen que «el 75% del ingreso que genera Uber se queda en España ya que es el conductor quien lo recibe directamente».
Cabify, por su parte, es tajante. «No hay ningún tipo de ingeniería fiscal y se paga el 100% de los impuestos de todas las operaciones en España con total transparencia», dicen desde la empresa. Respecto a Delaware defienden que a efectos fiscales no afecta en nada a su tributación. Y, pese al resultado negativo de su Impuesto de Sociedades, afirman que en 2017 pagaron 3,9 millones en IRPF y cotizaciones.
Deliveroo asegura pagar todos los impuestos por su negocio en España y afirma haber contribuido en 2017 con 27 millones a la economía española. Incluso, hablan de dos millones abonados de Impuesto de Sociedades en 2017, extremo que no se puede confirmar al no aparecer sus cuentas de ese ejercicio en el Registro. Y contrasta con los más de cinco millones de pérdidas de 2016.
Glovo se limita a comentar que pagan en España los impuestos por su actividad en nuestro país, y que las cuantiosas pérdidas de estos últimos años se deben a que se encuentran en fase de expansión.
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