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sábado, 26 de diciembre de 2015

EXPERIMENTOS BÉLICOS,HABLA LA HISTORIA

 

¿Por qué Hitler bombardeó cuatro pacíficos pueblos de Castellón?

La aviación nazi experimentó en 1938 su arma más mortífera en una zona alejada del frente

Tras la guerra, el franquismo ocultó la historia que un documental saca ahora a la luz.

El 26 de abril de 1937 Gernika sufrió un bombardeo que sirvió para que la aviación alemana experimentara su nuevo armamento aéreo. Murieron 126 personas y el hecho es recordado como un icono de la lucha por la libertad… Sin embargo pocos conocen que el mayo de 1938, hubo otro Gernika en El Maestrat de Castellón.
Un año antes de acabar la Guerra Civil española, la Legión Cóndor de la Alemania nazi bombardeó Benassal y otros pueblos del interior de Castellón causando 38 víctimas mortales y arrasando unas poblaciones pequeñas y tranquilas del Maestrat. Sus habitantes nunca entendieron por qué. Ahora, 75 años más tarde, saben que fueron víctimas de un experimento nazi.
En aquel momento nadie supo explicar por qué los alemanes dejaron caer bombas de 500 kilos sobre aquellas gentes que vivían tan lejos del frente y de cualquier enclave estratégico. Nadie hasta que un vecino de Benassal, Óscar Vives, visitó el archivo militar de Friburgo después de leer en un libro de un historiador británico una breve referencia a Benassal que llamó su atención.
En el Bundesarchiv-Militärarchiv, halló un informe de 50 páginas con mucha documentación gráfica sobre los bombardeos de su pueblo, pero también de Albocàsser, Ares del Maestrat y Vilar de Canes. En él se ponía de manifiesto que la incursión fue un experimento para probar los Junker 87 Stuka, los nuevos aparatos de la aviación nazi que se convertirían más tarde en los aviones más temidos durante la segunda guerra mundial.
Ahora una productora valenciana está haciendo un documental que ha recuperado el material gráfico que se guarda en Alemania, reconstruido el bombardeo y entrevistado a los supervivientes y a los familiares de las víctimas. Experimento Stuka proyecta revivir aquel macabro episodio de una historia sin memoria, rescatar del olvido ese Gernika valenciano, a quien nadie, todavía, ha hecho justicia.
“Hemos entrevistado a una veintena de supervivientes, testigos directos de los bombardeos. En aquel momento eran niños. Vieron morir hermanos, familiares y vecinos… Cuando acabó la guerra, la dictadura enterró el caso y nunca se buscaron responsables” cuenta Rafa Moles, director del documental. “Aquellos niños no habían visto un avión en su vida y prácticamente no sabían nada de la guerra. Cuando oyeron llegar los aviones salió todo el pueblo a verlos. Algunos creyeron que las bombas de 500 kilos que tiraban solo eran balas de paja”
Según Rafa Molés, lo que pasó en El Maestrat se puede comparar al bombardeo de Gernika. “En Gernika Hitler probó el poder destructor de su aviación de guerra. En Castellón experimentó un arma absolutamente secreta. Ni siquiera Franco lo sabía” añade. “Después del escándalo de Gernika Franco pidió a la Legión Cóndor que no atacara objetivos civiles, por eso Hitler escogió cuatro pueblos pequeños de Castellón, objetivos sin defensa, ignorantes de lo que pasaba. La Legión Cóndor no informó nunca de lo que hizo allí”.
El documental, en fase de producción, ya ha sido seleccionado de entre 250 proyectos de todo el mundo, en el mercado del Festival Internacional de Cine Documental DocsBarcelona y cuenta con una propuesta de ayuda de la Generalitat Valenciana, además de con la colaboración de la Universitat Jaume I de Castellón.
El proyecto de largometraje, producido de SUICAfilms, está dirigido por el castellonense Rafa Molés, y el ilicitano Pepe Andreu. Además, en el guion participa Núria Tirado. La producción ejecutiva corre a cargo de Natalia Maestro y la fotografía es de José Luis González.
COMENTARIO:
Allí te daban un fusil y si estabas en zona nacional tenías que ir a pegar tiros a los otros. Al revés igual. O eso o dejarlo todo, tu casa, tu familia, tu trabajo, y echarte al monte, salir huyendo, como hicieron muchos y con poco éxito bastantes de ellos porque si les cogían les fusilaban. No era infrecuente que en la línea del frente, en un bando estuviera uno y en el otro un familiar, y que ellos mismos lo supieran y, si podían cuando sus superiores no les veían o hacían la vista gorda, se reunían un rato en uno de los dos lados o en tierra de nadie, para darse un abrazo y saber de los suyos. ¡Hasta paquetes con comida, cartas, etc. se intercambiaban! Luego cada uno volvía a su trinchera y quizás mañana le tocaba cargarse a su propio hermano. Una guerra civil es la más terrible que existe. Aquello tuvo que ser espantoso

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