Mercedes Alaya, a su llegada este viernes a los juzgados. (YA ESTORBABA.ASÍ ESTÁ LA JUSTICIA ESPAÑOLA)
La Audiencia ordena a Alaya dejar una parte de la investigación de UGT
Los jueces creen que el fraude en los cursos de formación no tiene que ver con los ERE.
La juez Mercedes Alaya tendrá que dejar la investigación sobre supuestas irregularidades en los cursos de formación del sindicato UGT. Según ha adelantado la cadena SER, la Audiencia de Sevilla, en un auto fechado el pasado miércoles, ordena a la juez apartarse de la investigación al entender que ya había un juzgado que empezó a investigar al sindicato antes que Alaya, y que las irregularidades en las facturas del sindicato que la juez investigaba no tienen nada que ver con el caso de los ERE que instruye Alaya.
La fiscalía planteó vía recurso ante la Sección Séptima de la Audiencia las posibles nulidades que podían concurrir para preservar el buen resultado de la investigación, informan fuentes del ministerio público. De este modo, el auto responde a la necesidad de decidir sobre la competencia del juez predeterminado por ley.
Fue el juez decano el que decidió que las denuncias que a lo largo del pasado verano se presentaron contra el sindicato por irregularidades en facturas se incorporaran a una pieza secreta del sumario de los ERE y, por tanto, quedaran a cargo de Alaya. La Audiencia, atendiendo parcialmente un recurso de la fiscalía, revoca ahora esta decisión y repartirá la investigación,que se mantiene secreta, por los diferentes juzgados de Sevilla en los que se presentaron las denuncias contra UGT. Fuentes del caso citadas por la cadena SER señalan la posibilidad de que el Juzgado de Instrucción 9, en el que recayó la primera denuncia y que ya había abierto diligencias previas por una denuncia de la organización Manos Limpias, asuma toda la investigación.
Las denuncias por irregularidades en UGT provocaron la dimisión del secretario general del sindicato en Andalucía Francisco Fernández Sevilla relevado desde el pasado enero por Carmen Castilla.
COMENTARIO: Un país donde no hay justicia acampan los ladrones a sus anchas
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