España, con el peor dato del IPC en tres décadas
Ahora mismo la inflación, considerada como el impuesto de los pobres por lo que afecta al bolsillo, no parece estar bajo control
No por esperado deja de ser muy preocupante el dato conocido ayer del IPC. La subida de los precios un 5,6 por ciento gracias al destacado encarecimiento de los carburantes y de los alimentos es la más alta desde el año 1992, es decir, la más alarmante en tres décadas. Si ese dato se compara en el contexto del crecimiento de nuestra economía, muy por debajo de las expectativas del Gobierno, el resultado es un índice de inflación que empieza a dejar de ser coyuntural para convertirse en estructural. Es cierto que muchos expertos sostienen que mediado el año 2022, la presión de la inflación decrecerá sensiblemente. Pero ahora mismo la inflación, considerada como el impuesto de los pobres por lo que afecta al bolsillo, no parece estar bajo control.
La lentitud de reacción de nuestros mercados es notoria, la conflictividad crece por diversas movilizaciones sociales, y ahora la pandemia añade un plus de incertidumbre con la variante ómicron del virus. Nuestra economía merece un impulso distinto.
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