La amenaza ultra repunta en Europa
Los incidentes violentos contra jugadores del Lille, el West Ham y el Hamburgo han marcado el fin de semana en el fútbol europeo.
Una batalla campal entre los grupos ultras amparados tras el Athletic de Bilbao y el Spartak de Moscú se saldó el pasado 22 de febrero con la muerte de un agente de la Ertzaintza. El 31 de enero tuvo lugar una reunión entre miembros de las barras bravas de Boca Juniors y radicales del Dinamo de Moscú y el Zenit de San Petersburgo en Argentina para establecer acuerdos de cooperación en la «caza» de ingleses durante el próximo Mundial de Rusia. En 2017 la BBC publicó el documental «Russia’s Hooligans Army», en el que se destapan las deplorables pulsiones que el Mundial despierta entre grupos paramilitares rusos... Y con todo este caldo de cultivo, este fin de semana tres equipos de las mejores ligas europeas que atraviesan serias dificultades en la lucha por mantener la categoría han sufrido en sus carnes los desmanes de los ultras que emplean su escudo como proclama fundacional.
El London Stadium vio el sábado cómo un grupo de aficionados invadían el campo tras anotar el Burnley el 0-1 que dejaba al West Ham a tres puntos del descenso. Mark Noble, capitán de los «hammers», redujo a uno de los asaltantes. Con el 0-2, la furia miró al palco. David Gold y David Sullivan, propietarios del club y responsables de haber acometido un plan elitista que incluye el cambio de Upton Park por un estadio en un barrio de clase alta donde se venden palomitas, tuvieron que abandonar el campo al ver su seguridad comprometida.
En Francia, los ultras del Lille, que marcha penúltimo en la Ligue 1, saltaron al césped del Pierre-Mauroy el sábado y agredieron a sus propios jugadores tras empatar ante el Montpellier. La actuación de los radicales fue tan rápida que la Policía y los guardias de seguridad no tuvieron tiempo a intervenir antes de que se produjeran los golpes.
Once cruces clavadas
Y el Hamburgo, único equipo de Alemania que nunca ha bajado a segunda categoría pero que lleva años coqueteando con los puestos de descenso, amaneció ayer con once cruces clavadas en su campo de entrenamiento y un mensaje: «Ha llegado vuestra hora. No podréis escapar». A siete puntos de la salvación, en febrero ya sufrió una pancarta de calado similar: «Antes de que se apague el reloj os daremos caza en la ciudad», en referencia al contador de tiempo de permanencia en Bundesliga que hay en el estadio.
Pánico en Atenas
Para rematar el fin de semana, el clásico de las águilas bicéfalas en el que PAOK y AEK ponían en juego gran parte de sus aspiraciones al título tuvo que ser suspendido. Decenas de ultras de los primeros invadieron el campo del estadio La Tumba cuando el árbitro decidió anular un gol anotado por su equipo. El presidente, Ivan Savvidis, secundó la actuación de sus ultras. Saltó rodeado por una pléyade de matones, con una pistola enfundada en su cinturón, y buscó decididamente al colegiado, que tuvo que salir corriendo al vestuario. Manolo Jiménez, entrenador del AEK, aseguró en declaraciones a la Cadena Ser que Savvidis se acercó al árbitro, le enseñó el arma y le dijo «se te ha acabado la carrera como árbitro».
Aescasos tres meses del Mundial, la amenaza ultra planea vigorosa sobre Europa.
ESO ES PORQUE SE HAN HECHO MUY MAL LAS COSAS
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