Grupos de menas impulsan la subida del 200% de los atracos en el centro
La comisaría de Leganitos registró su récord de detenidos en 2019: un total de 8.400.
«Está siendo una época terrorífica». De esta manera tan tajante califican distintas fuentes policiales la situación que se vive en el centro de Madrid en cuanto a todo tipo de robos. Tanto es así, que la comisaría de Leganitos, la que mayor carga de trabajo tiene en Europa, ha registrado en 2019 su récord en número de detenidos: 8.400 frente a los 7.500 del ejercicio anterior. Buena culpa de este incremento la tienen grupos de menores extranjeros no acompañados (menas) que no paran de asaltar a viandantes en el distrito más transitado de Madrid.
Tanto es así, que el número de robos con violencia e intimidación ha subido entre un 150% y un 200% en el año que acaba de finalizar. «Es una barbaridad lo que está ocurriendo, nunca se había visto algo igual. Sobre todo, por la noche y de madrugada», indican. Efectivamente, entre la 1.30 y las 5 horas de cada jornada, especialmente los fines de semana, se calcula que el 70% de los arrestados por la Policía Nacional en Centro son menas. Pero la ley está de su parte y, tal como entran en dependencias de Leganitos, pasan luego al Grupo de Menores (Grume) y, de ahí, vuelta al centro de acogida de Hortaleza. Y la rueda vuelve a comenzar el día siguiente.
Porque hay contabilizados entre 70 y 90 menas que actúan robando en la zona cada jornada. Se suelen organizar en grupos pequeños, de cuatro o cinco, y aprovechan sobre todo vías estrechas en torno a la Puerta del Sol para asaltar a sus víctimas. Calles como las de Cádiz, Victoria y Tetuán, no tan transitadas (sobre todo, cuando está oscuro), son el escenario por el que mejor se mueven. Y por donde encuentran a sus objetivos, que suelen ser especialmente turistas extranjeros o de otras provincias de España. Por su poca especialización, los menas delincuentes no suelen dedicarse al hurto (para ello tendrían que saber manejarse en técnicas que, por ejemplo en el caso de los carteristas, son bastante complejas); sino que directamente agreden o amenazan a quienes van a robar. Les golpean con puños, patadas o alguna barra o directamente les dicen que les den lo que llevan si no quieren que les «partan la cara».
Por robar, roban de todo: desde móviles (probablemente, lo que más), a bolsos, carteras y hasta zapatillas de deportes de marca y cinturones. «Podemos ver a algunos de esos chavales con gorras que cuestan 30 euros, y está claro que no se las han comprado», especifican nuestras fuentes.
Mienten con la edad
Los móviles son de última generación. Y no se suelen quedar con ellos. Los revenden a receptadores paquistaníes y marroquíes de los barrios de Lavapiés y de Oporto, que están localizados por la Policía. Por un terminal de 1.200 euros pueden sacar 60 o 70 euros, y el aparato luego acaba en Mauritania, país donde se suele comerciar ahora con ese tipo de mercancía. De hecho, los investigadores se han incautado de cientos de teléfonos procedentes de estos robos en distintos operativos.
Cuando son arrestados, los menas que delinquen en el centro se las saben ya todas. Lo común es que digan que tienen 16 o 17 años; pero, como van indocumentados, es imposible saber en muchos casos si dicen la verdad, porque aparentemente algunos tienen aspecto de 23 años. Todo queda en manos de las pruebas radiológicas de la muñeca que la Fiscalía pueda ordenar que se les practiquen.
«El auge de los menas en la zona es increíble. Más que en 2018, y se está notando muchísimo. Pero desde principios de diciembre se vienen registrando muchos más robos en el distrito. El puente de la Constitución fue tremendo. Y, conforme se acercaba la Nochebuena y había más gente de cenas de empresa y de fiesta, la cosa iba a más. Y todavía quedan los Reyes y luego las rebajas. Los compañeros han llegado a disolver a grupos de 40 y 50 de estos menores a las dos de la madrugada en algunas calles del centro», indican otras fuentes.
Refuerzo policial
De los 8.400 detenidos el año pasado en Leganitos, el 70% fueron por hurtos (los delitos leves de esta índole alcanzaron los 15.000); el resto se lo reparten, sobre todo, la violencia de género, las reclamaciones judiciales y el tráfico de drogas. Los que sí han bajado son los robos con fuerza. Entre el 80% y el 85% de los delitos graves y leves los cometen personas de origen extranjero.
La situación es tal, que ha habido que reforzar la oficina de denuncias de la comisaría de Centro, con cuatro agentes tomando testimonio a quienes llegan a dar partes de un delito y hasta tres horas de espera. Y todo ello, en un edificio de los años 40 que piede a gritos un traslado desde hace décadas.
Los cientos de agentes que trabajan en el inmueble, en el que solo se han realizado obras de «parcheo» en algunas plantas, lleva esperando una nueva sede, tras promesas de gobiernos de PSOE y PP, sin que nadie haya hecho nada al respecto.
¿QUÉ PIDEN LOS PODEMITAS MISERABLES?
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