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domingo, 29 de noviembre de 2020

LA CUENTA ATRÁS PARA APROBAR LOS PRESUPUESTOS MENOS DEBATIDOS DE LA DEMOCRACIA

 Cuenta atrás para los Presupuestos menos debatidos de la democracia

Será la primera vez que dos grupos rupturistas apoyen este proyecto

La tramitación durará 63 días, plazo inédito hasta en vías urgentes.

Detrás del mantra que el Gobierno se afana en repetir de que los nuevos Presupuestos serán históricamente plurales, se esconden otros hitos sobre los que La Moncloa pasa de puntillas: el mínimo escrutinio al que se ha sometido el proyecto y la radicalidad que acompaña al texto final por las negociaciones con ERC y EH Bildu. Lo primero es consecuencia de lo segundo ya que, buscando reducir el desgaste por los compañeros de camino elegidos, las nuevas cuentas que esta semana remitirá el Congreso al Senado son las que se han debatido durante menos tiempo en toda la historia de la democracia.

Si los planes del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se cumplen y los Presupuestos quedan definitivamente aprobados el próximo 29 de diciembre, solo habrán pasado 63 días bajo el escrutinio de las Cortes. Un récord nunca visto en la actual etapa política ni siquiera en 1978 cuando las cuentas se tramitaron por vía urgente y su recorrido parlamentario se extendió durante 74 días.

A diferencia de entonces, el Gobierno optó por declarar ahora una tramitación «normal», pero comprimiendo todas las fases al máximo para, de facto, llevar a cabo una tramitación urgente encubierta, como demuestran los datos (ver tabla adjunta).

«A uña de caballo»

De hecho, durante estos últimos días, el escaso tiempo para debatir el que será no solo el proyecto más importante del ejercicio sino posiblemente de la legislatura ha sido una de las críticas de los socios del Ejecutivo. El portavoz del PNV, Aitor Esteban, señaló en abierto que había sido una negociación «a uña de caballo».

Lo habitual hasta ahora, incluso en las legislaturas de mayoría absoluta, ha sido mantener las cuentas en las Cortes entre 80 y 90 días. Un plazo suficiente para que tanto la oposición como la sociedad pudiera analizarlos y debatirlos en profundidad. Sánchez ha querido comprimir al máximo este proceso porque será la primera vez que dos grupos rupturistas como ERC y EH Bildu participen juntos en la aprobación de las nuevas cuentas.

Los nacionalistas catalanes ya dieron su apoyo a los primeros Presupuestos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, pero nunca antes había ocurrido con Bildu. En 2005, el texto recibió el apoyo de ERC e IU, lo que le hizo ganarse por primera vez el calificativo de «radical». Entonces parecía inimaginable pensar en una aritmética de apoyos como la que acompañará al proyecto de 2021.

Enmiendas políticas

También en 2005, el entonces líder de la oposición, Mariano Rajoy, cuestionó el «pacto oculto» suscrito por el PSOE con los independentistas. Incluso Josep Antoni Duran Lleida, portavoz de CiU, presentó una enmienda a la totalidad a aquellas cuentas y denunció su falta de transparencia.

La normalización de estas alianzas que ha trabajado Unidas Podemos desde septiembre para sacar a Ciudadanos del partido ha surtido efecto. Hoy las verdaderas cesiones al independentismo catalán van más allá de las enmiendas, pese a que ERC presume de que ha arrancado el compromiso del Estado de destinar a un 19,13 por ciento de sus recursos a Cataluña, cifra que supera, por primera vez, el peso que tiene la comunidad en el PIB nacional.

En su pacto con el PSOE destacan otras cuestiones estratégicas como el levantamiento del control financiero de la Generalitat y la apertura de una guerra fiscal contra Madrid. Precisamente, esta negociación extra parlamentaria está poniendo en un brete a otros grupos como el PDECat, a los que el Gobierno no quiere hacer cesiones, y que ven cómo el pacto con ERC está cegando sus posibilidades de sacar algún rédito en los Presupuestos.

Pero la verdadera novedad está en el apoyo de los herederos de Batasuna, que nunca antes habían dado su apoyo a unas cuentas del Estado. Como la catalana, la partida vasca también se jugará a dos velocidades. En un comunicado dirigido el jueves por la noche a sus militantes, EH Bildu remarcó que «está en juego mucho más que unos meros Presupuestos», y dijo estar ante «una ventana de oportunidad» para «reorientar» la «evolución política del Estado» en los próximos años.

Negro sobre blanco quedó también reflejado cómo su apoyo, más allá de las enmiendas, llega a cambio del compromiso de encontrar una «solución dialogada y negociada» a los «conflictos nacionales de Euskal Herria y Cataluña» y un «profundo cambio en la política penitenciaria».

Sección de la Casa del Rey

Otra muestra más de la radicalidad de las cuentas se encuentra en la tensión con la que vivieron los partidos del Gobierno la tramitación de la sección relativa a la Casa del Rey. En el PSOE se mantenía el jueves el aliento ante la posibilidad de que no saliera adelante esta sección por la oposición de sus socios -a los que finalmente logró atraer a la abstención- y porque la falta absoluta de negociación con el PP le hacía temer que el grupo de Pablo Casado votara en contra de todo el Presupuesto.

Los populares votaron finalmente a favor de la sección, pero la tensión de los socialistas es un ejemplo más de cómo los puentes entre el Gobierno y el primer partido de la oposición han volado por los aires incluso para cuestiones de largo alcance como es la Jefatura del Estado.

Los de 2021 son también los primeros Presupuestos de la historia de España diseñados por un Gobierno de coalición. En el mundo económico la principal crítica a a las cuentas ha venido por su «sesgo ideológico», que los alejan de las necesidades reales de la economía en un momento de fuerte crisis. Además de la falta de consistencia del cuadro macro, que refleja las tensiones dentro del propio Gobierno y las presiones por ajustar un sudoku mucho más complicado de aquel al que solía referirse el ministro socialista Pedro Solbes.

La tramitación de estos Presupuestos ha generado también situaciones insólitas. La ausencia de Vox, que se negó a participar en esta comisión y no registró ni una sola enmienda ni acudió a las votaciones, ha sido una actitud insólita que ha desatado la crítica unánime de los grupos.

De hecho, su vacío ha dejado fuera enmiendas con impacto en la vida de los españoles, como la de la bajada del IVA del 21 al 10 por ciento a las peluquerías, la exención de este mismo impuesto a las mascarillas mientras sean necesarias y la exclusión de los lácteos del grupo de bebidas azucaradas que soportarán un aumento de la presión fiscal. Enmiendas que sí hubieran salido adelante con los votos de los de Abascal. Muchas veces, quizá demasiadas, para unas cuentas con las que España deber sortear un futuro incierto y convulso como nunca.

SE TRAMITA SEMBRANDO LA INJUSTICIA ENTRE AUTONOMÍAS Y CREANDO UNA DEUDA IMPAGABLE Y DESAPARECIENDO LA CLASE MEDIA A IMPUESTOS.

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