Barómetro GAD3: Los españoles se sienten cada vez más tristes y deprimidos tras dos meses de reclusión
La pandemia desploma los índices de felicidad. Un sondeo para ABC muestra que solo el 42% de la población se ha sentido dichosa durante la crisis.
Los dos meses de reclusión y de crisis sanitaria, social y económica están pasando factura al estado de ánimo de los españoles. Son ya mayoría los ciudadanos que en las últimas semanas se han sentido tristes (51,4%) y uno de cada tres los que se han sentido deprimidos (33,6%), muy lejos de los valores normales que muestra la nación. Si estos datos, de una encuesta realizada por GAD3 para ABC entre el 4 y el 8 de mayo, se comparan con los obtenidos solo un mes antes, la deriva es preocupante: prácticamente todos los indicadores de bienestar psicosocial empeoran. También los relativos a la tristeza y la depresión, entonces en un 49,1% y un 29,4% respectivamente.
Es la tendencia
de diez de los doce parámetros testados y que forman parte del Índice de Bienestar Emocional (IBE), un modelo de medición de la felicidad de las personas. Si bien aún existe una amplia mayoría de españoles que asegura sentirse bien consigo mismo de forma general (80,7%), valor que refleja la fortaleza psicológica a largo plazo, la infelicidad, más inmediata, se ha disparado. Apenas el 42% de la población se ha sentido feliz, casi cinco puntos porcentuales por debajo de lo que contestaron en marzo. También crece la soledad, ya que uno de cada seis españoles se ha sentido solo (el 16,5% frente al 15,8% de la anterior encuesta).
Para hacerse a una idea del impacto de la actual crisis en el estado normal de los españoles, una comparativa: el 71,7% de los ciudadanos manifestó sentirse feliz en la Encuesta Social Europea del año 2012. Aquellos a los que afectaba la tristeza apenas llegaban a ser uno de cada diez españoles. Y los que decían haberse sentido solos eran la mitad que ahora, un 8,5%.
Efectos negativos visibles
«Es normal que conforme se alarga el estado de alarma, los efectos psicológicos sean mayores», explica el decano-presidente de los psicólogos en Madrid, Fernando Chacón. El tiempo de reclusión y la crisis mantenida hacen aflorar los efectos psicológicos de la pandemia más frecuentes, que ya estaban ahí para muchos, aunque dependientes de la situación personal de cada uno. Estos son, sobre todo, una bajada del estado de ánimo, la tristeza y la aparición de la ansiedad, explica el experto.
Pero a pesar del impacto incial, a nivel psicológico se produjo una activación en muchos. La emergencia sanitaria y sus consecuencias se afrontaban como una lucha que había que ganar todos unidos. «Pero conforme se alarga el periodo de confinamiento, se hacen más visibles los efectos negativos», explica Chacón. Se diluye esa activación y empiezan a aflorar las dudas sobre el tiempo que se mantendrá la situación, sobre si el sacrificio ha valido la pena ante los resultados obtenidos y sobre el futuro.
La persistencia hace mella. De hecho, los datos de GAD3 reflejan que menos de la mitad de los españoles han tenido recientemente la sensación de disfrutar de la vida (46%). Este es, precisamente, uno de los indicadores que más sufren, con ocho puntos porcentuales de caída. El segundo más afectado en estos dos meses es el que se refiere a aquellos que se han sentido con energía y vitalidad: responden afirmativamente el 51,4% de los encuestados, tras caer casi otros ocho puntos porcentuales en un mes. Crece la apatía.
Problemas para descansar
En algunos colectivos también han aparecido junto a la pandemia la ansiedad, los problemas para dormir o los pensamientos negativos, enumera el decano, datos que también se reflejan en la encuesta de GAD3. Los españoles duermen peor por las noches (solo el 48% se siente descansado al despertar), lo que podría estar relacionado con el impacto emocional y psicológico de la crisis y el confinamiento, y se incrementan aquellos que se han sentido estresados en algún momento (46,9%).
Aun así, el psicólogo explica que la bajada de ánimo solo es preocupante cuando no permita continuar con la vida cotidiana en unas condiciones mínimas. «Que estemos más tristes es normal, o que un día no tengamos ganas de salir de la cama. Pero si se prolonga varios días a lo mejor es un indicador que más nos vale consultar», cuenta.
Además, prácticamente todos los españoles se sienten preocupados (87%), aunque el porcentaje baja casi cuatro puntos tras haber pasado el pico de la epidemia. En este sentido, también ha mejorado ligeramente el número de españoles que se ha sentido tranquilo o relajado, aunque apenas llega a la mitad de la población (51,9%).
Futuro con optimismo
Pese a todo, sigue siendo una amplia mayoría de españoles los que aseguran afrontar el futuro con optimismo (75,9% en mayo, frente al 81,9% de abril). «Ese indicador en España siempre es muy alto, en todas las encuestas», explica Chacón. Y aunque el parámetro ha bajado seis puntos en un mes, es una consecuencia «lógica», opina. «Es bueno, porque implica la esperanza de que esto cambie, de que a peor no puede ir. A lo mejor nos engañamos, pero eso es sano a nivel psicológico», cuenta. Porque cuando se cae de forma reiterada en los pensamientos pesimistas o negativos, es el momento en el que se abre la puerta a la depresión.
Ahora las medidas de alivio pueden ayudar a que las personas perciban que la situación está mejorando y que el esfuerzon tiene recompensa, aupando su estado de ánimo. Pero Fernando Chacón alerta de un peligro. «Cuando una regla es igual para todos se acepta con más normalidad. Pero cuando se perciben desigualdades, sean reales o no, o si hay excepciones, ya sea por grupos o por regiones, eso tiene un efecto negativo sobre estado animo: más irritabilidad y más ira».
SE VEN EN LA CALLE Y LO QUE VIENE GRACIAS AL GOBIERNO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario