EL PENSADOR
TU TAMBIÉN LO SERÁS
Es todo tan extraño... los mayores se sienten malmirados, aun en su horario restringido, como si fuesen el peligro, cuando en realidad son las victimas. Los jóvenes no han respetado sus horarios, pero si ven a un mayor, lo miran como diciendo: ¿por qué no te quedas en casa? Al parecer, el virus puede transportarse en un joven y este no notarlo, porque su organismo tiene más defensas, pero sí puede transmitirlo, y ¿quién es el receptor de mayor riesgo?, el mayor, porque tiene más consumido su sistema defensivo.
Algunos han escrito en medios de comunicación que si se mueren los mayores, se acabó el peligro, y total, los estamos manteniendo, cuando esa gran cantidad de recursos puede ir a parar a los jóvenes. Yo soy mayor, pero no me gustaría ser parte de esta gente, aunque recuperara años de vida. Mi vida ha tenido otro sentido, mi vida no la cambio, mi transcurso por esta vida, no la cambiaría por el transcurso de la vida actual. Para mi generación los mayores eran nuestra referencia, ahí es donde queríamos llegar, a sus hazañas, a su dignidad, a su experiencia, a su valor, a su entrega, a su sacrificio, a su generosidad, a su sabiduría, a su honor. De qué forma tan hermosa nos exhorta la Palabra de Dios: "Las canas son una corona de belleza cuando están en el camino de la justicia" (Proverbios 16:31). Incluso la ley declaraba: "Ante canas debes levantarte, y tienes que honrar a las personas mayores y temer a tu Dios" (Levítico 19:32).
Hoy se honra a los mayores derivándolos a las residencias cuando ya no nos sirven. Bueno, pues viene este bicho de diseño o de mala práctica humana, y... resulta que ese lastre, estos viejos, nos están retrasando la vuelta ala normalidad. No os escandalicéis por estas palabras, por favor. Cuando el pueblo tiene miedo es más fácil dominarlo, y ahí es cuando han llegado las grandes culpas humanas. Hitler era católico, pero... un líder que daba miedo, y sus soldados, miembros de la Cristiandad, pero sus conciencias se entregaron al miedo.
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