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lunes, 18 de mayo de 2020

LAS PROTESTAS CONTRA SÁNCHEZ SE MULTIPLICAN ANTE UN GRAN DESPLIEGUE POLICIAL.

Las protestas contra Sánchez se multiplican ante un gran despliegue policial

Ferraz, junto a la sede del PSOE, y el paseo de la Castellana se convirtieron este domingo en el epicentro de las manifestaciones.

«Yo tengo un familiar muerto, ¿y tú?» es la pregunta que uno de los vecinos de Moncloa-Aravaca le hizo ayer a través de una pancarta al Partido Socialista delante de su sede, en la calle de Ferraz, que se convirtió, bajo un gran despliegue policial, con al menos once furgones de la UIP, en uno de los epicentros de las protestas vecinales (además del paseo de la Castellana, que se llevó la palma) contra Pedro Sánchez por su gestión en la crisis del coronavirus, desbancando así a Núñez de Balboa, donde los moradores volvieron a «pasear» por las aceras como llevan haciendo desde el domingo pasado.
«Sánchez dimisión» y «Libertad» fueron los cánticos más coreados por los, al menos, doscientos manifestantes que había a las puertas de la casa de los socialistas. Envueltos en la bandera de España –otros con cruces de Borgoña–, los vecinos mostraron su hartazgo a la ampliación del estado de alarma durante un mes y a la permanencia de Madrid en fase 0 con otros gritos como «Sánchez a prisión». Además, en uno de los balcones que hay frente a la sede, no solo decidieron criticar a Sánchez, sino alabar al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, con una pancarta que le daba las gracias a ambos por las decisiones tomadas.
La manifestación, en el Paseo de la Castellana
La manifestación, en el Paseo de la Castellana - Maya Balanya
Los participantes comenzaron a llegar pasadas las 20.30 horas, media hora después de que comenzase el tiempo habilitado para que los mayores de 18 años y deportistas salgan a la calle. «Sánchez, vete ya» era el lema que otro de ellos llevaba en una camiseta blanca. Mientras los residentes estuvieron en la calle, hasta bien pasadas las 21 horas, la Policía Municipal se vio obligada a cortar ese tramo de la calle y la Policía Nacional, con al menos cuatro furgones, les pedía que evitasen quedarse quietos y que mantuviesen los dos metros de distancia. También hicieron sonar durante varias veces el himno de nacional desde unos altavoces. «Viva España» fue el grito que se escuchó después, rodeado de aplausos.
Las caceroladas en la calle no hacen más que extenderse por los barrios y distritos de Madrid, llegando a Aravaca, Pinar de Chamartín, Mirasierra, Montecarmelo, Chamberí, Canillas, Carabanchel y Las Musas. En la «Milla de Oro», los vecinos volvieron a ocupar las aceras de Núñez de Balboa, en el tramo comprendido entre Ayala y Don Ramón de la Cruz. Al igual que los últimos días, aunque no se quedaron quietos en la vía pública, no consiguieron respetar la distancia de seguridad. En este punto, repartieron panfletos rojos con la cara de Sánchez en los que se podía leer, con tintes irónicos: «Confía en tu Gobierno. Encerrados sois libres».
Cientos de manifestantes en el Paseo de la Castellana
Cientos de manifestantes en el Paseo de la Castellana - Maya Balanya
Joaquín, el vecino que el domingo puso los brazos en alto cuando lo paró la Policía al pasar por la calle en medio de la manifestación tras salir de comprar en la farmacia, volvió a ser el epicentro de todas las miradas al pedir, a través de su megáfono, saber el nombre de los expertos que han decidido que Madrid no escale a la fase 1. Igual que estos días, el hombre, de mediana edad, repartió mascarillas a todo aquel que no la llevase puesta.
Una de las principales arterias de Madrid, el paseo de la Castellana, donde el sábado desplagaron una lona gigante contra el presidente del Gobierno, también se inundó de gente, convirtiéndose en otro de los puntos clave. No hubo paseos, sino una marea ciudadana que salió en tromba a la vía pública, como si de una manifestación ordinaria se tratase. Con las Cuatro Torres al fondo y la plaza de Quito como enclave principal, los madrileños hicieron sonar, por todo lo alto, «Que viva España», de Manolo Escobar, cuyas estrofas retumbaron en las calles colindantes, donde se dieron cita cientos y cientos de vecinos madrileños, que en ningún momento respetaron las normas sanitarias impuestas en el estado de alarma. De alguna de las ventanas salía también el himno nacional.
Ni el amplio despliegue policial, también con helicópteros, consiguió que la gente, que colapsaba tanto aceras como carretera, se dispersara. «Esto no hay quien lo pare. Cada día somos más y más. Seguiremos por nuestro objetivo común», subrayó uno de los presentes. «Somos líderes en tasa de mortalidad, en contagios y, sobre todo, en sanitarios contagiados. Los echaremos de La Moncloa y del Congreso. La gente ya está despertando», replicó otro.
De nuevo, volvieron los gritos. «Gobierno dimisión» fue repetido hasta la saciedad, al igual que «Sánchez vete ya». Los pasquines con su cara también se entregaron y rularon de mano en mano, como en Núñez de Balboa. Entre tanto, los agentes luchaban como podían para que la gente respetase la distancia. Misión imposible. Ni las «lecheras» de la UIP, que trataban de abrirse paso entre la multitud después de la orden que dio el delegado del Gobierno, José Manuel Franco, el jueves para «hacer cumplir la ley», lo consiguieron. Cuando estas pasaban, los ciudadanos les aplaudían, dejando claro que la protesta, los gritos y el estallido de cacerolas y ollas (también llaves repicando contra las señales verticales de la calle) «no iban contra ellos».
Ninguna de las manifestaciones ha sido autorizada por la Delegación del Gobierno. El estado de alarma no las prohíbe, pero sí que fija las normas para que no haya aglomeraciones por seguridad, como el requisito de guardar dos metros de distancia.
ESPAÑA REVIENTA.

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