Vista de un cartel electoral del UKIP, este lunes en el sur de Londres
Los escándalos fortalecen al populista UKIP
La formación de Farage encabeza los sondeos europeos en Reino Unido.
Si, como dijo Blaise Pascal, "el corazón tiene razones que la razón no entiende", cada vez es más cierto también que los votantes tienen razones que la razón no entiende. O eso parece entre los electores británicos, cuyo apoyo en los sondeos al populista UKIP (siglas en inglés del Partido de la Independencia de Reino Unido) sube al mismo tiempo que crecen los escándalos en torno a esa formación.
Dos sondeos le otorgan el triunfo en las próximas elecciones europeas a pesar de que uno de sus candidatos le ha pedido a un cómico negro que se vaya a vivir a un país de negros; a pesar de que su líder, Nigel Farage, a duras penas ha podido justificar el destino de los miles de euros que recibe cada año del Parlamento Europeo en concepto de gastos parlamentarios; y a pesar de que el propio Farage emplea como secretaria a una ciudadana alemana, su mujer, al mismo tiempo que denuncia que los continentales están dejando sin empleos a los británicos.
Quizás el auge del UKIP no sea a pesar de esos escándalos, sino gracias precisamente a esos escándalos. A fin de cuentas, se supone que es un partido de protesta y que cualquier ataque a esa formación es percibido como una reacción del establishment contra una formación que se presenta a si misma como alternativa al establishment. Lo de menos es que sus representantes se comporten igual que el resto de la clase política. Por eso a la gente le es igual que Farage emplee a su mujer —algo que se compararía al nepotismo si lo hiciera el líder de uno de los tres grandes partidos— o que esta sea extranjera, que al mismo tiempo haya quien le exige al líder liberal-demócrata, Nick Clegg, responsabilidades por los abusos sexuales cometidos por un antiguo barón del partido, Cyril Smith, cuando Clegg tenía 12 años.
En ese ambiente revuelto y confuso, Farage y el UKIP se mueven como peces en el agua y los sondeos le otorgan el 31% de los votos en las europeas, tres puntos por delante de los laboristas y muy por encima de los conservadores (19%) y los liberales (9%). Es la segunda vez que el UKIP se pone primero en las encuestas y, de confirmarse los sondeos a la hora de votar, sería la primera vez que los populistas de Farage ganan unas elecciones nacionales.
Lo que no está claro es si eso sería el terremoto político que augura el líder del UKIP. A fin de cuentas, hace ya tiempo que esa formación obtiene muy buenos resultados en las elecciones europeas pero eso nunca se ha traducido hasta ahora en peso electoral en las generales. En 2009, el UKIP fue segundo con el 16,5% de los votos y 13 eurodiputados. Y cinco años antes, terceros también con el 16,1% de los votos y 12 diputados.
Quizá lo más peligrosos es que esta vez lo que alienta el voto del UKIP son no solo sus tradicionales posiciones contra la Unión Europea —a fin de cuentas, el partido fue fundado en 1993 para promover la salida de Reino Unido de la UE— sino su abierta fobia contra la inmigración, tanto la procedente de países terceros como la de la UE, a pesar de que es sabido que hay más británicos viviendo en el continente que continentales en Reino Unido.
Uno de los escándalos de estas semanas son unas vallas publicitarias en las que se ve a un obrero británico sentado en la calle pidiendo limosna por culpa de la UE. Luego se ha sabido que en realidad se trata de un actor irlandés contratado por el partido.
El UKIP niega que sea un partido racista pero ha apoyado a uno de sus candidatos en las elecciones municipales, William Henwood, a pesar de que este ha instado al actor británico Lenny Henry a emigrar "a un país negro" por haberse quejado de que en la BBC salen pocos representantes de las minorías étnicas.
EL DESENCANTO EUROPEO ES MAYORITARIO ENTRE LOS PAISES EUROPEOS
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