POÍTICOS QUEMADOS PERO AFERRADOS AL PODER COMO LAPAS.
La quemazón de la crisis y los escándalos aparece en los sondeos con pertinacia digna de respeto. Una reciente encuesta de TNS Demoscopia denota la escasa preferencia (8,5%) que los votantes del PP sienten por Rajoy como candidato para unas hipotéticas elecciones generales. Su segunda en el gobierno, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, por algunos aludida como posible sucesora, aún queda por debajo con un 7,1%. En el PSOE no son tan bajos los porcientos, pero Rubalcaba, que estuvo en el poder hasta las elecciones de 2011 y sigue liderando el primer partido de la oposición, sólo merece confianza a un 14% de los votantes socialistas. En consecuencia, los dirigentes más implicados sufren una erosión superior a la de sus marcas. Desde las últimas urnas, el PP ha perdido 14,6 puntos y el PSOE 3,7.
El corolario inmediato es que la sociedad quiere cambios, aunque no siempre caras nuevas. El 37% de los electores de la derecha prefiere a Esperanza Aguirre, seguida por Aznar con un 16,2. La «endocrítica» parece rentable, y en ello están los aludidos con creciente entusiasmo. Del lado socialista se dividen las preferencias entre Carme Chacón (24,6%), Eduardo Madina (22) y Patxi López (21). Las primarias decantarán esta terna con la ventaja de que uno de los destacados, Madina, es, obviamente, «cara nueva». El reagrupamiento de preferencias podría beneficiar al nuevo, único cuya oferta no aparecerá lastrada por una cuota de responsabilidad en los errores de la etapa Zapatero. La distancia que él mismo mantiene con los demás, incluido Rubalcaba, anticipa el posible mensaje.
Estos datos han sido difundidos y no son novedad, pero inciden en los resultados de sondeos anteriores. Por ello los reproduzco. El Gobierno actual conseguirá lo que pueda en la salida de la recesión, pero ni de lejos será suficiente para restañar el daño social y familiar de unas medidas que no ha sabido defender y que contrastan cruelmente con el guateque de sobres y sobresueldos que tan sólo las sentencias firmes podrían desmentir o confirmar, no la mera palabra de los implicados. Y no olvidemos que mientras ellos hablan de remontar, los señoritos de afuera siguen recetando recortes. El austericidio y los escándalos se reparten -desigualmente, si se quiere- entre los dos partidos de gobierno. Tal vez sigan siéndolo, pero al precio de liquidar a muchos protagonistas. Que los hados nos guarden si la única «novedad» de la derecha es la que señalizan estos sondeos.
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