Le pregunté a una IA que era "falacia ad populum" y me contestó: «La 'falacia ad populum' (apelación al pueblo) es un error lógico que afirma que algo es verdadero o bueno porque mucha gente lo cree, lo acepta o lo hace, en lugar de basarse en pruebas o razones sólidas, usando la popularidad como prueba de validez, algo común en publicidad y política para manipular o persuadir sin argumentos reales». Una IA (que no es inteligente, sino herramienta útil) nunca contestaría (aunque fuese en segunda acepción) que de alguna forma la 'falacia ad populum' es lo que ella ha hecho cuando, para contestarme, ha buscado datos en la nube sobre tal "falacia" y con la opinión de mucha gente, y en función de un algoritmo con funciones estadísticas, ha seleccionado aquellas partes más populares para confeccionar la respuesta.
Allá por 1980 tuve un encontronazo muy fuerte con un profesor de Pedagogía en la FCE de la Politécnica de Barcelona. Nos explicaba que en Pedagogía las investigaciones se realizaban reuniendo fichas de autores que hablasen sobre el tema, confeccionando luego con las más significativas un nuevo y mejor trabajo. Le repliqué que consideraba que la investigación debería basarse en la búsqueda de un algoritmo que determinase, según los datos de esas fichas y siguiendo criterios lógicos y estadísticos, cuál debería ser la nueva forma pedagógica, y comprobarla experimentalmente en las aulas.
Siendo docente utilicé la 'falacia ad populum' como recurso, aunque para descalificarla. Avanzado el curso de Oleohidráulica industrial, solía poner a mis alumnos la imagen simbólica de un circuito (regenerativo) y les preguntaba: «¿Qué va a hacer el cilindro al accionarse el circuito?». Podéis hablar, pero quiero la respuesta personal escrita en un papel. Al hacer el recuento, la mayoría decía que el cilindro permanecería quieto, y algún inseguro se abstenía. Entonces construid el circuito, les decía, y comprobadlo experimentalmente. Al hacerlo comprobaban que el cilindro salía muchísimo más rápido de lo normal. La conclusión era obvia: la mayoría se había equivocado. Entonces alguno de los alumnos (edad media 31 años con experiencia laboral) preguntaba a mala fe: «¿Quieres decir que el sistema democrático es una equivocación?». No, digo que los electores deben pensar por sí mismos y cuestionar las supuestas verdades de las promesas antes de ir a votar; y votar siempre al que nunca les haya engañado. Desde luego ningún político, o ciudadano, puede considerar, o actuar, como si democracia fuese elegir al próximo dictador. Pues, aunque «la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás que se han inventado» (Churchill dixit), nunca es para menospreciar al otro. Espero que haya quedado claro que no debéis dejaros arrastrar por lo empírico, sino por lo teórico y lo experimental.
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