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miércoles, 29 de octubre de 2025

EUROPA QUIERE GUERRA.

 La llamada "Hoja de ruta sobre la preparación de la defensa europea 2030" suena como un manifiesto de guerra y una profecía autocumplida, que coloca a la UE en un curso de colisión desastrosa con Rusia.

Los medios de comunicación europeos y estadounidenses y las élites europeas rusófobas (con las honrosas excepciones de Hungría y Eslovenia) están intentando conducir al continente a una guerra siniestra. Increíble.

Rusia es el agresor maligno: no hay diplomacia, no hay diálogo con Moscú, no hay rendición, etc. Es una guerra en piloto automático.

¿Recuerdan el premio Nobel de la Paz de 2012? Fue concedido a la Unión Europea por "haber contribuido a lo largo de seis décadas al avance de la paz y reconciliación, la democracia y los derechos humanos en Europa". No es que ese premio signifique mucho, pero sirve para ilustrar lo absurdo de la situación.

El propósito del bloque se define como una confrontación existencial con Rusia, agitada por la pulsión bélica de Von der Leyen, exministra militar alemana y la funcionaria, no electa, de mayor rango de la Unión Europea: "Europa debe luchar... porque la libertad de Ucrania es la libertad de Europa".

En los últimos meses, las agencias de inteligencia de la UE (clones de CIA y del MI6) han estado advirtiendo con cada vez mayor intensidad de una guerra con Rusia como inminente, y ha habido un aumento sospechoso de incursiones con drones en Polonia, Estonia, Rumanía y Dinamarca, que han sido atribuidas a Rusia sin ninguna prueba.

Mientras tanto, los líderes europeos y el jefe de la OTAN, Mark Rutte, han estado pidiendo aumentos masivos del gasto militar para contrarrestar la amenaza rusa.

Para hacernos una idea, en 2014, el gasto militar combinado de la UE fue inferior a 200.000 millones de euros. Actualmente, asciende a 340.000 millones de euros, y la propuesta de Von der Leyen fue, en marzo, la astronómica cifra de 800.000 millones de euros para que el bloque invierta en defensa, lo que supone una insostenible locura.

Los europeos somos los perdedores y no se nos consulta sobre su destino. Estamos, sociedades y ciudadanos, siendo despojados de recursos vitales, que están siendo absorbidos por el militarismo y los inversores corporativos.

Afortunadamente, existe una reacción contra esta locura. El auge de los partidos populistas demuestra desprecio por la clase dirigente antidemocrática de la UE. Un ejemplo son las protestas en Francia, que están sumiendo al gobierno en el caos, motivadas por el disgusto ante los recortes económicos en los servicios públicos y los derechos de los trabajadores, mientras que París invierte miles de millones de euros en apoyar la guerra indirecta en Ucrania. Lo mismo está ocurriendo en otras capitales europeas.

Cabe destacar que los gobiernos de Hungría y Eslovaquia se han pronunciado contra el belicismo de la UE hacia Rusia. Viktor Orbán y Robert Fico han criticado la militarización de Europa y han instado constantemente a la diplomacia con Moscú.

También es significativo que los dirigentes europeos de la OTAN no estén contentos con que Trump haya elegido Budapest para su próximo encuentro (en suspenso) con Putin, presidido por Orbán, quien ha "disparado" a la UE al calificar el evento como "una gran noticia para quienes quieren la paz".

Las élites rusófobas del euro intentan llevar al continente a la guerra. Interiorizan estar incapacitados para gestionar las relaciones internacionales de forma más creativa y racional. Han comprometido a la UE con la guerra y con gastos bélicos dictatoriales que son criminales, por lo tanto, no pueden permitir que la paz y la diplomacia triunfen, ya que eso equivaldría a admitir que seguir su criminal GPS bélico nos conduce al abismo.

Saludos cordiales.

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