NI SONROJO ALGUNO.
Las poltronas de otros tiempos se han debido transformar en inmensos butacones forrados de terciopelo de los que debe de ser muy, pero que muy difícil desprenderse.
Supongo que muchos de ustedes se estarán preguntando, como yo, por qué, ante lo que parece haber sido una tremenda equivocación, con posibles y muy serias consecuencias, los responsables siguen en sus cargos.
Esto por lo que se refiere al ámbito deportivo, y, más concretamente, por lo que ha debido de ocurrir en La Coruña con el Fuenlabrada, aunque en cualquier otro terreno las cosas no son muy diferentes.
Estamos en un país en el que rara vez vemos dimisiones por errores de bulto, y no solo eso, sino que habitualmente podemos constatar cómo se mantienen en sus puestos, vuelven la oración por pasiva y aquí no ha pasado nada. Incluso algunos son promocionados por haberse reevaluado su imagen como consecuencia de las campañas mediáticas.
Porque ya se sabe que lo importante es que hablen de uno...
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