«Mi madre estaba bien antes de la pandemia. Ahora, es un vegetal»
Desde que dejara la residencia, María Sánchez, de 94 años, ha sido ingresada tres veces debido a sus severas heridas
El Ayuntamiento de Fuenlabrada, responsable del centro, ha pedido a la gestora un informe detallado de su estancia.
A sus 94 años, el estado de salud de María Sánchez es más que delicado. «Hoy (por ayer) me ha llamado el médico que la atiende y me ha dicho que mi madre está terminada», cuenta su hija, María del Carmen, después de sufrir un calvario desde que estallara la crisis sanitaria a mediados del mes de marzo. Su progenitora, ingresada en la Residencia Municipal de Fuenlabrada los dos últimos años, fue trasladada al Hospital Universitario de la localidad el 18 de mayo debido al complicado cuadro médico que presentaba. Hasta esa fecha, según el relato de María del Carmen, la anciana recibió una «atención deficiente», motivo por el cual se produjo «el agravamiento de sus patologías» y «la aparición de heridas graves», en alusión a las úlceras en el sacro (de gran profundidad) y los talones. «La tuvieron aislada tras dar positivo en coronavirus (asintomática). Ahí pienso que la abandonaron, porque ella, dentro de lo que cabe, estaba bien antes de la pandemia. Le gustaba cantar y me reconocía. Ahora, es un vegetal», explica en conversación telefónica con ABC. Por ello, presentó una denuncia el martes pasado en el Juzgado de Instrucción número 3 de Fuenlabrada.
Pese a lo relatado por María del Carmen, lo cierto es que su madre, aquejada de demencia degenerativa y alzhéimer en grado moderadamente avanzado, entre otras enfermedades, recibe la visita de un doctor del Hospital Universitario de Fuenlabrada el 24 de abril. En su informe, se hace constar que la mujer precisa supervisión de manera continuada, deambula puntualmente con ayuda y sufre de incontinencia global y un deterioro cognitivo avanzado. En esta exploración, sin embargo, no se detectan úlceras o, al menos, no quedan reflejadas. Más de tres semanas después, el citado 18 de mayo, es la propia residencia la que decide derivarla al hospital debido a que, pese a las curas diarias practicadas sobre las úlceras en la región sacra y talones, no se observa notable mejoría.
La nonagenaria es atendida entonces por espacio de cuatro horas antes de recibir el alta. En la valoración se observa el escaso lenguaje de la paciente y se realizan las curas de la úlcera en el sacro, de 2 centímetros de profundidad y 6 de ancho, que presenta los bordes limpios y el tejido de granulación con escaso exudado; y las de los talones, de grado II sin datos de sobreinfección. A petición de su hija, la afectada no vuelve a la residencia y es conducida hasta el domicilio familiar, donde una enfermera acude de 10 a 16 horas cada día, contratada por la propia María del Carmen.
«Todos los días llamaba a la residencia cinco o seis veces para preguntar por su estado», expone la denunciante, ya con la sospecha de que algo no iba bien: «Me decían “tú madre está muy bien, tiene una heridita pequeña, pero está muy bien cuidada”. Pero, visto lo visto, la han debido tratar como a un animal». Después de solicitar en reiteradas ocasiones llevársela a su casa e, incluso, de que la enviaran al hospital, a mediados de mayo por fin ve cumplido su deseo. Tras obtener el alta, María del Carmen y su progenitora se marchan del hospital, aunque no por mucho tiempo. A los cuatro días, el 22 de mayo, la anciana es ingresada once días debido al empeoramiento de su estado. A la observación de edemas por primera vez, se une la exposición de tejidos profundos y tejido necrótico en la úlcera del talón izquierdo. Mientras que la del sacro, de 4 centímetros de profundidad y 4 de ancho, muestra ahora abundante exudado.
En la denuncia, María del Carmen adjunta este último parte médico y otro más, relativo a un siguiente ingreso entre el 7 y el 11 de junio («Desde el martes vuelve a estar en el hospital, porque tiene muchas infecciones», aclara). En cambio, no aporta el mencionado del 18 de mayo ni los informes redactados dentro de la residencia. Según ha podido saber este periódico, el centro residencial recomendó a la familia que la mujer continuara bajo su tutela, dado lo complejo de su atención por las condiciones de salud que mantenía. Este diario contactó ayer con la Residencia Municipal de Fuenlabrada, que declinó hacer declaraciones y derivó la consulta al Ayuntamiento de la localidad, administración de la que depende.
El Consistorio, dirigido por el PSOE, ha solicitado a la empresa que gestiona este equipamiento, de 63 plazas, un informe detallado sobre el caso para conocer todo lo ocurrido, amén de ponerse a disposición del Juzgado para todo lo que sea preciso, con el objetivo de que se aclare con total transparencia lo acontecido con esta persona hasta que abandonó la residencia.
La Fiscalía General del Estado mantiene abiertas en Madrid un total de 99 diligencias por posibles delitos en la gestión de residencias de ancianos durante la pandemia por Covid-19, donde este tipo de expedientes han dado lugar por el momento a un total de 6 causas penales. Según consta en el documento hecho público, este semana se han incoado un total de 15 nuevos procesos de investigación en la región: ocho en la Fiscalía Provincial de Madrid, tres en la Fiscalía de Área de Getafe-Leganés y cuatro en la de Móstoles-Fuenlabrada.
Por otro lado, el número de fallecimientos por coronavirus en los centros de servicios sociales de carácter residencial de la Comunidad de Madrid se elevó este miércoles a 5.981. En total, las muertes registradas por todas las causas en estos espacios asistenciales entre el 8 de marzo y el 16 de junio asciende a 8.167. Desde el inicio de la pandemia, la Comunidad ha intervenido catorce residencias debido a los alarmantes números de decesos que han registrado.
LA NUEVA SOCIEDAD NO QUIERE A LAS PERSONAS MAYORES
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