La última milonga
Nueva campaña: la gestión del Gobierno ante el Covid-19 ha sido excelente.
La sorpresiva crisis del coronavirus, un reto imponente, pilló a la mayoría de los gobiernos en la inopia. La respuesta de la primera potencia ha resultado casi anárquica. La de las autoridades chinas, tramposa, ocultando culposamente el brote. El Gobierno de Boris Johnson ha hecho directamente el ridículo, adoptando al principio una aproximación casi nacionalista ante el virus. Cierto que hay países que se han lucido (Alemania, Corea del Sur, Taiwán, Japón). Pero son minoría. En España, tarde y mal, a pesar de que el ejemplo italiano ofrecía un espejo claro. Mal las comunidades, que tenían las competencias antes del estado de alarma. Y peor el Gobierno, que ahora intenta vender la milonga de que su labor ha sido excelente.
Unas apreciaciones clarificadoras:
-Durante tres meses, España ha estado entre los dos países del mundo con más muertos por millón de habitantes. Una anomalía que guarda clara relación con una falta de prevención.
-España ha sido el país con más sanitarios infectados. La biblia progresista, «The New York Times», llegó a apodarlos «los kamikazes», porque el Gobierno supersocial no les facilitaba material de protección y ponía en riesgo sus vidas.
-A finales de febrero y comienzos de marzo, el Ejecutivo ya era consciente de la gravedad de la epidemia. Pero no quiso asumirla, porque llegaban las marchas del 8 de marzo, un hito en la agenda del «Gobierno feminista». Una grabación revelada por ABC prueba que la ministra de Igualdad, Irene Montero, sabía del riesgo, pero prefirió mentir, según reconoce ella misma. Un informe de la Guardia Civil a la juez del caso 8-M -documento que le costó la cabeza al coronel responsable del departamento y llevó a ministro Marlaska a mentir en sede parlamentaria- sostiene además que el doctor Simón ocultó documentación a dicha magistrada.
-El responsable médico ante la crisis, Simón, no ha dado una. El 16 de febrero: «En España no hay casos y nunca ha habido transmisión del virus». El 29 de febrero: «No hay motivos para cancelar grandes eventos». El 4 de marzo: «No tiene sentido cerrar colegios».
-¿Cómo se entiende que en pleno pico de la epidemia la mascarilla no fuese obligatoria en España y ahora, con el virus ya en mínimos, nos la impongan?
-La compra de material por parte del Gobierno fue tardía y chapucera. Varios proveedores tomaron el pelo a un Ejecutivo novato.
-El Gobierno ha mentido sobre el número de test, empezando por Sánchez, que se inventó para pavonearse un ranking de la Universidad John Hopkins que no existía. La OCDE se vio obligada a corregir las trampas del Ejecutivo.
-El Gobierno está siendo incapaz de contabilizar bien los muertos, ridículo del que se han hecho eco medios foráneos como «Financial Times». Simón se ha permitido proclamar durante dos días seguidos que no había fallecidos, cuando las regiones daban cuenta de que sí.
Y todo esto sin entrar en los tics autoritarios, el impago de los ERTE, o cómo están machacando con sus ocurrencias al sector turístico. De cero a diez, puntúe quien quiera...
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