«Crack» en manos de cantamañanas
«Nadie quedará atrás», dicen. Pues ya se están quedando,
El departamento del Gobierno que mejor funciona es la OEF (la Oficina de Eslóganes Falsarios). Estos días echa humo. Ante el huracán económico han acuñado dos latiguillos, que Sánchez e Iglesias salmodian a diario en sus televisiones componiendo estudiadas caritas compungidas: «No vamos a dejar a nadie atrás», porque «esta vez hemos construido un escudo social». Paparruchas. Ya hay millones de españoles que se están quedando atrás, como sabrían nuestros mandatarios «progresistas» si hablasen tres minutos con Cáritas, los Bancos de Alimentos o la Obra Social de La Caixa, todos desbordados. «Peor que en la crisis de 2008», lamentan. En Madrid, los Bancos de Alimentos tuvieron que lanzar hace ya dos semanas un apremiante SOS, porque eran incapaces de cubrir
la demanda. Y es que «la gente» -como decía Iglesias Turrión antes del coche oficial- ha visto cómo sus ingresos se cortaban de golpe con el confinamiento extremo. Muchos carecían de ahorros y simplemente no pueden comprar comida. Ocurre por toda España. En Verín, un buen pueblo del Oriente de Orense de 14.000 vecinos, Cáritas ha colocado carros de la compra en las entradas de supermercados para que los que puedan dejen algo, porque hay familias que ya no tienen qué llevarse a la boca. ¿Dónde está el «escudo social»? ¿Tal vez en unas oficinas públicas colapsadas por la incompetencia burocrática de un Gobierno de aficionados, que ni siquiera es capaz de diligenciar el dinero de los ERTE y las ayudas que él mismo ha prometido?
La economía española ha caído en el primer trimestre un 5,2% (incluyendo solo quince días de confinamiento). La cifra duplica el descalabro tras la crisis de 2008, sima de la que salimos con buena cabeza y apretándonos el cinturón. Para afrontar esta conmoción sin precedentes, agravada por la decisión de parar todo por completo durante catorce días, contamos con un Gobierno con dos tipos de ministros: los que no tienen ni idea de nada y los que sí saben, pero que se han plegado a la corriente de izquierda populista que domina el Ejecutivo y ocultan a los españoles la verdad de la situación. El ministro de Seguridad Social, Escrivá, es un senior, un economista de 59 años que ha pasado por el Banco de España y el BCE. Hasta que llegó al Gobierno estuvo al frente de la Autoridad Fiscal Independiente, organismo que la UE ordenó crear a Rajoy para velar por el rigor contable. En los últimos días del PP, Escrivá pregonaba preocupado por despachos de periódicos de Madrid que Montoro se estaba relajando con las cuentas. Ahora, encantado con su carterita ministerial, esa misma persona encubre que los desbarres populistas de Pedro y Pablo son insostenibles y engaña a los españoles asegurando que por supuesto no habrá que tocar las pensiones, que seguirán creciendo a ritmo de IPC, y que la deuda pública jamás llegará al 120% del PIB (cifra de la mayoría de las previsiones).
La crisis nos ha pillado en manos de unos cantamañanas que están mintiendo a los españoles. Habrá que pedir ayuda a la UE, y no será gratis. Habrá recortes y todos los aguinaldos que se están prometiendo simplemente no se podrán pagar. Por favor, sinceridad y que vengan otros. Urge un Gobierno profesional y de unidad nacional.
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