NO TENEMOS SALVACIÓN POSIBLE
Experto en un campo de conocimiento es alguien de gran sabiduría y experiencia en el mismo, corroborada por éxitos prácticos. Veamos dos personas: el empresario Amancio Ortega y el médico Sr. Simón. El primero hubiera sido un buen experto, el segundo no lo es.
Debe excluirse en la elección de un experto la razón política, que es el sistema actual, que lleva consigo un gasto tremendo en personal, muchos de los cuales, en general, no son fiables.
Una persona, experta en sanidad epidemiológica, que tiene grabadas afirmaciones en su campo absolutamente contradictorias no se puede admitir.
Emplear amiguetes como expertos, que pueden costar a España 200 millones de euros/año, es algo inaceptable.
Mi propuesta es un grupo de sabios, que los hay, suficientes en número y a coste casi nulo, salvo pequeños gastos de actuación, ni siquiera 10 millones.
Es decir, sabiduría y no enchufe político, con consecuencias para España muy graves.
Dónde buscarlos, muy fácil: empresa, grupos investigadores de valoración internacional, algunas personas, del CSIC y la Universidad española. Y si hay que gastarse un dinero, gastarlo con expertos internacionales de países que quieren bien a España. Claro que esos vendrían de países punteros a los que España respete, como debe ser. Si se quieren países que han contado con expertos verdaderos, son Alemania o Finlandia. A los resultados me remito en la gestión de la actual pandemia.
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