La estrategia de Sánchez: derrocar a Feijóo pasa por pactar con el BNG
El PSOE inicia hoy la senda al 5-A «sin nada que perder» y con ánimo de crecer.
Hace menos de cuatro años, en la anterior convocatoria electoral en el País Vasco y en Galicia, Pedro Sánchez terminaba de cavar su tumba después de que ambas federaciones cosechasen los peores resultados de su historia en unas elecciones autonómicas. El 26 de septiembre Pedro Sánchez se quedaba contra las cuerdas. Menos de una semana después acabaría desalojado de la secretaría general del PSOE. Ahora afrontará estos comicios en una situación muy distinta y con mucho menos riesgo.
Nivel bajo en 2015-2016
En gran medida por el nivel tan bajo del que se parte, como ha sucedido en el resto de urnas respecto al ciclo electoral 2015-2016, el PSOE llega a esta doble cita con las urnas «sin nada que perder», en palabras de un importante dirigente socialista, y con casi todo por ganar.
Al contrario de lo que sucedía en 2016, Pedro Sánchez es considerado por los suyos un activo electoral. Desde el PSOE avanzan que su presencia en precampaña y campaña «será muy importante». Hoy ya tendrá presencia en Galicia con un acto en Santiago de Compostela y el próximo 1 de marzo está previsto otro en el País Vasco.
A los comicios gallegos llega el PSOE con mucha tranquilidad. En 2016 empataron a 14 escaños con En Marea, pero fueron superados en número de votos por la coalición populista. El PSdeG, liderado entonces por Xoaquin Fernández Leiceaga, se quedaba en el 17,87% de los votos. Los socialistas gallegos se dejaron un 14% de los votos respecto a la anterior convocatoria. Ahora todos los sondeos vaticinan crecimiento desde ese mal resultado y ningún problema para ocupar la segunda posición, lo que les podría llevar hasta la Xunta en un pacto con BNG y Galicia en Común. «Feijóo pierde la mayoría. Puede pasar», expresan en Ferraz.
Traspaso de competencias
Mientras, en el País Vasco, la dirección federal está convencida de que tanto ellos como el PNV pueden mejorar resultados. «Sería la primera vez que los socios de una coalición suben los dos». Ambos han gobernado juntos esta legislatura sumando 37 escaños. A tan solo uno de la mayoría absoluta. La apuesta es intentar reeditar ese Gobierno que desde La Moncloa se ha pretendido engrasar clarificando antes de las urnas el calendario para el traspaso de competencias. Los socialistas vienen de una debacle allí en 2016, cuando quedaron en cuarta posición perdiendo un 40 por ciento de sus votos.
En ambos territorios los socialistas aspiran a tener presencia en el Gobierno gracias a sus socios nacionalistas. En situación gregaria respecto al PNV en el País Vasco y con la colaboración imprescindible del BNG en el caso gallego. En este último caso se trataría de una alianza que se sucederá sin duda si la derecha no tiene mayoría absoluta. Y que vendría de la mano de un partido firmante de la Declaración de la Llotja de Mar en Barcelona.
Se trata de un texto también suscrito por ERC, JpC o Bildu –pero no por el PNV– en el que se apuesta por la autodeterminación y la liberación de los «presos políticos». La convicción de que en ambos territorios se mejorará resultado y de que se podrá gobernar en el País Vasco deja a este nuevo PSOE de Pedro Sánchez ante unas elecciones en las que creen difícil que salga una lectura negativa para sus intereses y en las que derrocar al PP en Galicia es el gran objetivo.
ESO NO LO VA A LOGRAR
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