Pérez Rubalcaba se abrazó al federalismo y Pedro Sánchez ha dado el salto al Estado «plurinacional
El PSOE, anclado en una receta federal con la que no levanta cabeza.
De la «Declaración de Granada» a la «plurinacionalidad» de Sánchez: cinco años desgastándose a cuenta de Catalu.
Los casi cinco años transcurridos entre la «Declaración de Granada» auspiciada por Alfredo Pérez Rubalcaba y la «plurinacionalidad» proclamada por Pedro Sánchez arrojan un balance desalentador para los socialistas: los catalanes del PSC, lejos de remontar, han quedado relegados a cuarta fuerza política en su región; y en el resto de España, los socialistas siguen lastrados por sus reiterados intentos de contemporizar con un PSC de querencia nacionalista. El PSOE se ha dejado por el camino más de un millón y medio de votos desde que, entre otras cosas, empezó a apostar por reconvertir España en un Estado federal.
El resultado electoral que dejó el pasado 21 de diciembre en Cataluña ha vuelto a levantar ampollas dentro del PSOE. Algunos «barones» temen que el pobre resultado cosechado en Cataluña vuelva a jugar en contra de los socialistas en el resto de España, en sus respectivos territorios y en clave nacional.
Las autonómicas del 21 de diciembre son una piedra más en el zapato federalista de Pedro Sánchez. El nuevo año arranca para los socialistas con el sabor amargo de las recientes elecciones catalanas. Que el PSC haya quedado relegado a la cuarta posición dice poco a favor del controvertido paso que dio Pedro Sánchez el pasado junio. Fue cuando el «resucitado» líder nacional de los socialistas buscó –y encontró- el entusiasta aplauso del catalán Miquel Iceta a base de embarcar al PSOE en una arriesgada proclama: España pasa a ser un «Estado plurinacional» en la ideología programática del PSOE, que incluye igualmente reformar la Constitución para ponerla al servicio de ese principio y crear un Estado federal.
Con los resultados del pasado 21 de diciembre en la mano, queda claro que aquello de nada le ha servido al PSC. Y en este particular, sin ganancia alguna en Cataluña, la pérdida le es segura al PSOE en el agregado nacional.
Preocupación en las filas socialistas
El balance de todos estos años es motivo suficiente para que vuelvan a cundir voces dentro del PSOE que piden un cambio de rumbo, centrarse en armar un discurso en clave nacional que deje de estar condicionado por los gustos del PSC. «Si toca elegir entre un discurso que se entienda en Cataluña y otro que se entienda en el resto de España, el PSOE debe apostar de una vez y con claridad por esto último», indicaba estos días a ABC un dirigente territorial del partido.
Los socialistas llevan más de una década enredados en el debate «territorial». Desde aquella demoledora frase de Rodríguez Zapatero afirmando que la nación es «un concepto discutido y discutible» han pasado ya 13 años. Entonces el PSC de Maragall cocinaba nacionalismo con entusiasmo, de la mano de Esquerra Republicana.
De ZP a la «Declaración» de Rubalcaba
Aquellos devaneos no le pasaron factura al PSOE hasta que la crisis cayó a plomo en España. Mientras la economía daba de sí con holgura, el electorado transigió con ocurrencias de lo más variado. Pero cuando la crisis estalló, la cuestión territorial también le explotó en las urnas.
La era de Zapatero hundió electoralmente al PSOE. Y Rubalcaba fracasó en su intento de reflotarlo. En esas llegó la «Declaración de Granada» de julio de 2013. Alfredo Pérez Rubalcaba apeló a una reforma constitucional para implantar un Estado federal. Y los «barones» le siguieron junto al PSC. Creyeron que era una fórmula ingeniosa para competir con el independentismo catalán, contrarrestar a los secesionistas, contentar la querencia nacionalista de una decisiva porción del PSC y, de paso, salir airosos en el conjunto de España. Pero el tiempo se encargó de demostrar, enseguida, que ni una sola de esas expectativas se cumplieron. El fracaso fue absoluto.
Pedro Sánchez y la «plurinacionalidad»
En el PSOE, donde la mayoría veían en la «Declaración de Granada» una forma de profundizar el Estado de las Autonomías, otros la aprovechaban como una plataforma desde la que hacer piruetas de más calibre. La llegada de Pedro Sánchez alimentó esto último. Con él se dispararon los devaneos sobre el modelo territorial: que si federalismo asimétrico, que si «nación de naciones», que si tratos diferenciales… El «interregno» de la gestora socialista trató de enfriar la cuestión, pero el regreso de Pedro Sánchez tras «resucitar» en las primarias de 2017 la reactivó con bríos multiplicados. Y así llegó la proclama programática de la «plurinacionalidad» federal con la que el PSC –y por extensión el PSOE de Sánchez- se acaban de estrellar nuevamente en las urnas catalanas.
La «Declaración de Granada» no frenó la fuga de votantes. Y la «plurinacionalidad» abanderada por Pedro Sánchez, tras demostrarse ineficaz ante las urnas en Cataluña, es vista con severa preocupación en algunos sectores del PSOE que están convencidos de que ese tipo de proclamas erosionan al partido.
El asunto no es menor, porque este 2018 es la antesala de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2019. En la política regional, este año que acaba de arrancar es visto totalmente en clave electoral, como parte decisiva de la carrera hacia esa cita con las urnas. Y el balance con el que parte el PSOE es poco alentador: acaba de quedar relegado a la cuarta posición en Cataluña, y en el conjunto de España sigue vivo el recuerdo de las últimas elecciones generales, las de junio de 2016: casi 1,6 millones de votos menos en cinco años.
EL PSOE NO SE DEBE DE APARTAR DE LA UNIDAD DE ESPAÑA Y DE SER UN PARTIDO PROGRESISTA Y SOCIALDEMÓCRATA.
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