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viernes, 22 de agosto de 2025

EL ABOGADO DEL DIABLO.

 

Contestación al Sr. Miyares Valle acerca de los toros

21 de Agosto del 2025 - Rubén Álvarez Vázquez (Gijón)

En su "carta al director" publicada el día 19 de agosto, este señor apela a las tradiciones que existen "desde tiempos inmemoriales". Bueno, los toros no lo son tanto, porque la tradición tal y como la vemos hoy se remonta al siglo XVIII. Cierto es que existen noticias de festejos con astados en época medieval, pero poco tenían que ver con la llamada tauromaquia. Con independencia de esto, el hecho de que se realice una determinada actividad desde hace siglos no presupone que esta sea digna de mantenerse, ni que beneficie al conjunto de la sociedad. Hay decenas, o cientos de costumbres, usos y tradiciones que fueron olvidados con el correr de los años por ser inadecuados o rechazados por generaciones posteriores. Quienes repudiamos las corridas de toros confiamos en que el tiempo y la evolución de la sociedad consigan que desaparezca definitivamente este mal llamado festejo.

Totalmente de acuerdo con que se crían animales para el sacrificio y consumo humano, pero esto se hace por necesidad, no por ocio ni placer, y nadie en su sano juicio, que yo sepa, se dedica a visitar los mataderos para admirar, jalear o aplaudir el trabajo de quienes sacrifican a esos seres. Razón de más para preguntarse qué pinta toda esa gente de las plazas de toros, admirando como unos señores disfrazados se dedican a marear, banderillear y acuchillar al fiero animal.

También admito que los gritos y los insultos sirven de bien poco y no deberían producirse jamás, ni por los antitaurinos ni por sus contrarios. Me gustaría ver más debate, con argumentos serios expuestos con respeto, y menos algarabía y alboroto. Y quizá, como ya indiqué en otra carta publicada en este diario, se podría plantear una consulta pública en el municipio de Gijón para que el pueblo decidiese acerca del mantenimiento o supresión de los toros en la ciudad.

La comparación de las acciones de protesta de los antitaurinos con el lamentable suceso de los incendios forestales me parece, con todos los respetos, un argumento absurdo. ¿Qué tiene que ver una cosa con otra? ¿Acaso Ud. conoce a todos los manifestantes, sabe donde viven y lo que hacen en su vida diaria, aparte de protestar? Porque entre ellos seguramente hay gente que vive también en el campo, que sufren al ver la catástrofe que hemos visto estos días, incluso puede que sean más solidarios ante esta desgracia que quienes estaban sentados tan ricamente dentro del coso de El Bibio. ¿Acaso los taurinos se marcharon corriendo a apagar incendios cuando terminó el "espectáculo" en la plaza? Y digo yo, ¿por qué no formaron una "brigada taurina" y marcharon con el torero correspondiente y los picadores a echar una mano a los bomberos en el monte? Dudo mucho que el público que acude a la plaza a "posturear", lucir zapatos nuevos y banderas en el pecho y la muñeca, se ponga cerca del fuego a "trabajar a pico y pala". Más bien me parece que son de los que se dedican a dar soluciones de boquilla y todas las órdenes habidas y por haber, en alta voz para que los oigan bien, desde la barra de cualquier bar.

Y para finalizar, este señor menciona los "subvencionados". Pues mire Ud., ninguno de los asistentes a la manifestación acudió cobrando. Sin embargo, la tauromaquia recibe ayudas directas e indirectas y en el caso de Gijón se beneficia del uso de una instalación municipal que fue restaurada con el dinero de todo el vecindario gijonés. Cuando era más joven, recuerdo que la plaza de El Bibio estaba en un estado lamentable e incluso hubo momentos en que se planteó su cierre y derribo para construir en el valioso solar. En aquel tiempo, no tengo noticia de que ningún taurino moviese un dedo para salvar a su "preciada" plaza y al final fue la Administración municipal (socialista, por cierto) la que incluyó el coso en el catálogo de protección urbanística y se preocupó de su restauración. Porque, aunque repudie su inicial finalidad, tengo que reconocer que la plaza de Gijón es un edificio muy hermoso y esta cualidad es la que lo hace merecedor de acoger otro tipo de festejos alejados de gustos tan sanguinarios.

Ignoro si el toro de lidia puede servir para algo más que morir acuchillado en una plaza. En todo caso, si la raza evolucionara o cambiara sus características con el paso de los años, no supondría que dejara de existir el toro como especie animal. Lo que sí desaparecería es el negocio de unos cuantos y el gusto morboso de otros tantos.

NB-TENDRÁ SU MERECIDA CONSTETACIÓN POR MI PARTE. J.A. Miyares Valle

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