Jorge Martín, un premio a años de sacrificio familiar: sin vacaciones para poder comprar neumáticos
Mundial de motociclismo
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«Ser campeón del mundo de MotoGP sería la plenitud en mi vida. Somos un claro ejemplo de que los sueños se cumplen. Solo queda uno…», explicaba Jorge Martín a finales del año pasado en un documental que recogía su trayectoria. Ese sueño que quedaba se acaba de cumplir en Barcelona, donde Jorge Martín se ha coronado campeón del mundo. Ya dejó encarrilado el campeonato hace quince días tras la caída de Pecco Bagnaia en la carrera al esprint y hoy lo ha consumado. Atrás quedan años de sufrimiento. De él y de su familia, que lo apostó todo al 89 que luce el piloto del Prima Pramac en su casco y en el carenado de su Ducati satélite, aunque pilota una Desmosedici GP24, la pata negra, la misma que conduce Bagnaia o Bastianini.
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