La situación de la Sanidad pública es preocupante, aunque en Asturias las cifras son mejores que en el resto de CC AA, lo cual significa que es un grave problema nacional del cual se le echa la culpa a la pandemia pero tiene raíces mucho más profundas.
La salud pública es un pilar fundamental de nuestro Estado del bienestar, pues supone igualar en prestaciones a todos los españoles independientemente de su rango económico. Es cierto que con las demoras actuales, los que tienen recursos por no esperar derivan su consulta a la privada, pero terminarán en la pública por la puerta de atrás si hay complicaciones.
Es evidente que las largas e infinitas listas de espera (cien mil en consultas y veinte mil en intervenciones) son un hándicap importante para hablar bien del sistema público. Sobre todo porque existen casos -todos conocemos alguno- que por edad o gravedad del paciente no se entiende que deba esperar tanto, poniendo en jaque su calidad de vida e incluso un pronto final si no es atendido a tiempo. Todo ello está contribuyendo a más privatización encubierta del sistema de salud a través de los conciertos.
No ponemos en duda que esta grave situación está en la agenda diaria de nuestros dirigentes políticos y tratan de corregirla con más imaginación que recursos, sobre todo porque carecen de algo fundamental, profesionales médicos y enfermeras. Es consecuencia de todas las políticas erráticas anteriores, no previendo jubilaciones futuras y abusando de condiciones de trabajo precario, lo que desincentiva la permanencia en la sanidad pública escapando al extranjero o a la empresa privada.
Nosotros los jubilados/as y pensionistas, usuarios potenciales de la sanidad por edad y condición física, padecemos en primer término todas las carencias y retrasos del sistema de salud público. Nuestro sindicato CC OO tiene un principio socio-político que nos exige atender a todos los problemas vitales que afectan a la clase trabajadora y la ciudadanía, luchando permanentemente por mejorar las condiciones de vida de la población independientemente del color del Gobierno.
Respetamos y valoramos el trabajo sindical de nuestra Federación de Sanidad en defensa de las condiciones de trabajo del personal sanitario. Cuentan con todo nuestro apoyo. Pero es nuestra obligación protestar, movilizarnos y reivindicar una mejor atención primaria y hospitalaria ante la Administración y el Gobierno regional. No pretendemos molestar a los profesionales que tanto esfuerzo hicieron durante la pandemia. Les aplaudimos antes y también ahora.
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