Informes como los del Consejo General de la Psicología advierten sobre la salud mental de los escolares: ansiedad, depresión y conducta suicida son los problemas más presentes en las aulas. Problemas emocionales y conductuales, depresión. El 4,9% de la muestra indicó que en algún momento había intentado quitarse la vida. Hay una actitud distante hacia su familia, y hacia las personas, quieren cambiar las normas, eluden las responsabilidades. Toman sus propias decisiones siguiendo sus criterios, pero les falta motivación y están absortos muchas veces, lo que suele verse reflejado en sus resultados académicos.
¿Nos imaginamos a esta generación de jóvenes construyendo familias y forjando una sociedad dentro de una década? El informe destaca que los jóvenes echan de menos unos criterios, unas pautas y modelos de conducta a seguir; unos valores. Quizá por eso el Papa recomienda la lectura de literatura para una mejor formación, como novelas y poemas. Y tenemos también las excelentes pautas y modelos en las Sagradas Escrituras. De la disciplina, que no significa necesariamente castigo, sino formación moral, educación en valores, corrección con paciencia, mucho cariño y dedicación dice: “Es cierto que en el momento ninguna disciplina resulta agradable, sino que duele. Pero después produce en los que han sido entrenados por ella el fruto pacífico de la justicia” (Hebreos 12:11).
Y en cuanto a valores que pueden restaurar las ganas de vivir en los jóvenes, con dignidad y alegría sana, nada mejor que los que se desprenden del consejo de nuestro Creador: “Hijo mío, no olvides mi ley, y observe tu corazón mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te serán añadidos. Que la bondad amorosa y el apego a la verdad mismos no te dejen. Átalos alrededor de tu garganta. Escríbelos sobre la tabla de tu corazón, y así halla favor y buena perspicacia a los ojos de Dios y del hombre terrestre” (Proverbios 3:1-5).
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