el pensador.
VOCES Y LÁGRIMAS TRAS LAS PUERTAS
¿Quién le iba a decir al anciano,
abuela que su vida terminaría tras una puerta cerrada, donde no podría ver a
sus familiares nunca más, allí horas y horas sin relacionarse con nadie donde
los minutos se hacen horas y alas horas días, ¿Por qué tanto castigo en la postrimería
de su vida?¿Qué daño ha hecho a la sociedad para merecer tal castigo, verse así
alejado de los seres queridos y encerrado noche y día en su habitación, sus fuerzas
disminuidas viendo que sus días se acaban
y que se aceleran con esa ansia que le inflige el encierro sin ninguna
esperanza de respirar el aire fresco de la calle, entre cuatro paredes
emparedado, encarcelado tras la puerta siempre cerrada de su celda, quizás con
otra persona que se han cansado el uno del otro, la vida es más insoportable,
viendo que nadie le puede venir a ver de su familia, que alguno incluso es olvidado
por sus seres queridos ¿Qué ha hecho para tan gran castigo? Pensando que le llegue primero la muerte cuanto antes
pues es una liberación de tan gran tormento. Viendo las noticias de la televisión
suponiendo que la pueda tener en la habitación o la radio si se lo permiten, le llegan las
negras noticias de los contagios de la bestia negra metida en las residencias
que se ceba con los ancianos con grandes dolores y tormento espiritual y corporal. ¿Hay derecho
a destino tan cruel? ¿Y me queréis proteger? ¿De qué? ¿De la vida o de la
muerte?
José Ángel Miyares Valle
No hay comentarios:
Publicar un comentario